
La entrada al Jardín Botánico no florece: se marchita entre el miedo y la basura
Entre huecos y miedo se llega al espacio. Denuncian desatención municipal. El estado de sus calles ahuyenta al turista
Miedo. Asombro. Incredulidad. Desagrado. Intranquilidad. Todas estas emociones experimentan quienes quieren visitar el Jardín Botánico de Guayaquil. La zona de ingreso asusta al turista local y foráneo.
Al ingresar por la calle Roberto Estrada Guzmán, ubicada en la ciudadela Las Orquídeas, en el norte de Guayaquil, la primera pregunta que surge es: “¿Estaremos yendo por el lugar correcto?”. Eso fue lo que pensó Katherine Godoy cuando el taxi la llevaba, junto a su amigo holandés, al Jardín Botánico.
“Dicen que la primera impresión es la que cuenta”, expresa Carlos Álvarez, oriundo de Ambato, y la entrada de lo que “dicen que es el pulmón de Guayaquil” es muy mala. “Uno cree que lo que va a ver más adelante va a decepcionar”. Confiesa que estuvo a punto de darse la vuelta, temió por sus hijos; pero, por la insistencia de su esposa, se atrevió a subir el cerro.
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¿Por qué los visitantes tienen miedo de ir al Jardín Botánico?
Godoy cuenta que, a primera vista, la zona no da confianza. Por un momento pensó que el taxista los llevaba a otro sitio que no era el Jardín Botánico, esto debido a los casos de secuestros que se han registrado en la ciudad, afirma. “A primera vista, el lugar da una mala impresión. Vine con un turista extranjero y él estuvo asustado porque el lugar es botado. Adentro es otra cosa, el Jardín Botánico es hermoso, pero su ingreso ahuyenta a cualquiera. Evita que la gente pueda descubrirlo”, declara.
Al término de la cuadra, en la avenida Francisco de Orellana, donde está la Unidad de Policía Comunitaria de Las Orquídeas, se gira a la derecha. Hasta allí no hay ni un letrero que indique que al fondo de la calle está el jardín.
Pareciera un lugar abandonado. La basura está por doquier: en la calzada, en los parterres, en las aceras, en las jardineras. Entre unos árboles, en el parterre, se divisa, entre las hojas, un letrero del Jardín Botánico: rayado y roto. Más adelante, los cuatro carriles se reducen a dos. Una constructora está levantando viviendas al lado izquierdo y ha cerrado dos de las vías.
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Moisés Galarza
¿Qué se puede ver en la entrada al área verde?
Los trabajadores de la obra y de seguridad de otras urbanizaciones cruzan la calle y, entre los arbustos y la basura, orinan. A esa altura, el pavimento se ha dañado. Hay restos de material de construcción.
Unos metros más adelante, una gran explanada de tierra. No hay árboles, sino basura regada; personas que están limpiando el cemento del interior de un tambor giratorio de un camión hormigonera, y al fondo una caja grande verde de Urvaseo.
“Tenemos un jardín donde se puede visualizar la biodiversidad, pero la insalubridad y la pestilencia que hay en los alrededores del sitio generan inseguridad”, dice Gino Merchán, morador de la zona. Afirma que este panorama no atrae al turista, sino todo lo contrario: lo espanta.
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Gino Merchán
¿Qué expresa el Jardín Botánico?
Alice Cortez, vocera del Jardín Botánico de Guayaquil, comentó a EXPRESO cómo a ellos les ha afectado el mal aspecto de la parte baja del cerro. Cuenta que, en ocasiones, los visitantes no suben al cerro porque “asocian el botadero con que arriba ya no hay nada”. También, por la inseguridad que genera el sector.
Inseguridad
Con ella concuerda Moisés Galarza, un morador. Agrega que antes los vecinos de Las Orquídeas y de Mucho Lote hacían ejercicio en las mañanas; algunos subían el cerro trotando, otros corriendo, pero ya no lo hacen porque han sido asaltados. “Se ha vuelto peligroso”, alega.
El 17 de junio, EXPRESO fue testigo de que una camioneta de la empresa municipal Segura EP subió el cerro a las 12:31 y bajó a las 13:36. Todo el tiempo, cuatro uniformados estuvieron al término del cerro, estacionados dentro del vehículo y detrás de unas plantas, descansando.
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Marvin Agurto
Cortez afirma que han denunciado en reiteradas ocasiones sus afectaciones al Municipio, pero solo les han dicho: “ya vamos a ver” o “ya estamos trabajando en eso, que tengamos paciencia”.
¿Qué dice Urvaseo?
Por su parte, Stefanny Camacho, vocera de Urvaseo, indicó que el terreno donde se ha acumulado basura es una zona privada y que “Urvaseo procede con la recolección de los desechos ubicados en la vía pública, no en los terrenos privados”. Afirmó que “la caja (verde de Urvaseo) fue colocada bajo autorización municipal”.
EXPRESO solicitó al Cabildo una entrevista para tratar este tema y saber si está previsto -y para cuándo- mejorar el estado de las calles de ingreso, pero hasta el cierre de esta edición no fue concedida. Solo enviaron un comunicado en el que exponían que la Fundación Jardín Botánico “ha manifestado su interés en que la entidad municipal pueda colaborar en la gestión y repotenciación del lugar”.
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La vocera del Jardín Botánico expresa que se sienten abandonados, porque estas irregularidades les afectan y no les permiten obtener sus propios recursos para cuidar el bosque. Marvin Agurto suele llevar turistas a este sitio y, para él, es necesario que el Cabildo intervenga en la entrada. “¿Seguro que es por aquí el camino?”, me pregunta el turista, y tengo que decirle que "sí, que allá queda”, confiesa.
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