
Historia del Parque de las Tripas: Del lugar de esparcimiento al foco de conflictos
El Municipio de Quito rehabilitará el popular parque ubicado en el sector de La Vicentina
El parque José Navarro, conocido popularmente como el'Parque de las Tripas', es más que un espacio público en el tradicional barrio de La Vicentina, en el centro-norte de Quito. Este sitio, que lleva el nombre del primer historiador de arte de la ciudad, José Gabriel Navarro, se ha convertido en un emblema de la gastronomía popular quiteña.
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Cada tarde, decenas de personas se congregan en sus alrededores para degustar las tradicionales tripas con mote o papas, además de empanadas, pristiños, fritada, pinchos, entre otros manjares. Los vendedores, que llevan más de 40 años en el lugar, son parte esencial del espíritu de este espacio que conjuga historia, sabor y comunidad.
En 2016, el parque vivió una renovación significativa: se modernizaron los quioscos de comida, se instalaron juegos infantiles, murales artísticos y zonas verdes. Los comerciantes dejaron atrás los puestos improvisados para dar paso a modernos espacios con acceso a agua potable, luz eléctrica y dispositivos para manejo de residuos, en un intento por equilibrar tradición con sostenibilidad.
Nueva intervención a la vista
Sin embargo, una nueva intervención propuesta por la Administración Zonal Manuela Sáenz, del Municipio, ha generado controversia. El proyecto, que contempla mejoras en iluminación, baños, áreas de juego, caminerías y zonas de encuentro, cuenta con una inversión de $ 265.473 y busca beneficiar a cerca de 2.000 personas. Tras conocer sobre el proyecto, algunos vecinos y líderes barriales han manifestado su preocupación.
Rocío Bastidas, presidenta del Comité Promejoras del barrio La Floresta, hizo pública su inquietud mediante un oficio dirigido al concejal Bernardo Abad, presidente de la Comisión de Participación Ciudadana y Gobierno Abierto del DMQ.
En el documento, Bastidas cuestiona la falta de estudios técnicos adecuados que sustenten la ampliación de la zona de comidas, señalando que el parque está construido sobre un relleno, lo que podría representar un riesgo estructural.
Asimismo, el oficio critica la ausencia de un informe actualizado de movilidad urbana. Calles como Ladrón de Guevara, Perier y Los Conquistadores ya enfrentan congestión diaria desde las 17:00, provocada por el flujo de buses y el reflujo vehicular del túnel Guayasamín. A esto se suma el aumento del estacionamiento informal y los conflictos entre residentes y vigilantes informales por la ocupación de los accesos vehiculares.
El documento también advierte sobre problemas de contaminación: cocción al aire libre sin condiciones sanitarias, uso inseguro de bombonas de gas, ruido nocturno y acumulación de residuos plásticos no biodegradables, que afectan la calidad de vida de quienes habitan en los alrededores.
¿Más espacios para vendedores en el parque?
Desde la Administración Zonal, se asegura que no se incrementará el número de comerciantes en el parque. La propuesta, afirman, busca ordenar el espacio existente y respetar el entorno natural. Como parte del plan, se realizaron inspecciones al arbolado urbano y se contempla la siembra de especies nativas para crear una “cerca viva”.
"No vemos la manera en que estos problemas ya existentes no van a ser exacerbados con un proyecto que termina de transformar este parque, ya venido a menos, en un patio de comidas más grande y lleno de cemento", concluye el documento enviado por Bastidas al concejal Abad.
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