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Imagen de tercer entrega de Los dueños de la salud
  • Imagen para graficar la tercera entrega de la investigación Los dueños de la salud.Crédito: Miguel Rodríguez

    Los dueños de la salud: mañas y controles débiles que drenaron los millones del IESS

    En la entrega de hoy EXPRESO te cuenta cómo la mala supervisión del IESS permitió que clínicas privadas se llenaran de dinero

    Entre 2013 y 2025, el IESS pagó más de 8.000 millones de dólares a prestadores privados, pero la tercera entrega de Los dueños de la salud revela pagos sin sustento, citas médicas ficticias, prestadores sin permisos y conflictos de interés. Auditorías evidencian controles débiles y atenciones deficientes, mientras pacientes reciben diagnósticos erróneos o materiales de baja calidad. El dinero público engorda negocios, mientras los afiliados siguen esperando atención.

    Durante varias décadas parecería que el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) se ha desarrollado como un cuerpo sin defensas: expuesto, vulnerable, sin capacidad de autorregularse.

    Esto ha sucedido a pesar de que han existido recursos para curar sus males y evitar que sus asegurados terminen contagiados de sus problemas y engordando el bolsillo de clínicas y hospitales privados.

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    Entre 2013 y 2025, el IESS destinó más de 8.000 millones de dólares en pagos a más de mil prestadores de salud externos, ante la falta de capacidad en sus dispensarios y hospitales, como lo revela la serie periodística ‘Los dueños de la salud’ que está publicando Diario EXPRESO desde el lunes pasado.

    En el análisis a una base de datos del IESS, a documentos societarios, a otras fuentes documentales y humanas, se ha identificado la concentración del dinero de los afiliados y jubilados en pocas manos privadas: grupos de prestadores administrados por una misma persona o relacionados entre sí, parentescos entre prestadores de salud, exfuncionarios del IESS y el Ministerio de Salud Pública.

    Dichos pagos, incluso, representan entre un 40 % y 100 % de los ingresos de casas de salud privadas, es decir que ha existido dependencia casi total de los recursos de afiliados y jubilados.

    En esta tercera entrega se enumeran los tipos de irregularidades que se han registrado en varias fases del proceso de atención de la demanda de asegurados y en los controles posteriores que forman parte de la verificación que hace el IESS en torno a los pagos a los prestadores de salud. Esos hechos, vistos con perspectiva médica, se han convertido en pinchazos al bolsillo del Seguro Social.

    EXPRESO obtuvo acceso a documentos del IESS, de la Contraloría y recogió testimonios de afiliados, doctores especialistas que laboraron en hospitales y exfuncionarios en puestos claves de esa entidad, personal de centros de salud particulares que ha recibido a pacientes inconformes con atenciones en prestadoras del Seguro y otros usuarios que han buscado atención sin mayor éxito.

    Controles débiles y auditorías que dejan pasar irregularidades

    En varios informes de la entidad de control se documentan las inconsistencias que han identificado sus auditores, que evidencian problemas recurrentes en varias provincias.

    Prestadores externos del IESS

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    Por ejemplo, en el examen especial realizado a los pagos a prestadores privados de Manta, en Manabí, que se hicieron entre el 1 de enero de 2018 y el 31 de diciembre de 2022, cuyos expedientes representaban unos 81 millones de dólares, se detectó falta de supervisión.

    Puntualmente, servidores de la Coordinación de Prestaciones del Seguro de Salud de Manabí no verificaron que la información registrada en la matriz de Excel correspondiente a los pacientes y sus procedimientos médicos se encontraba con inconsistencias y, en otros casos, con campos vacíos.

    “Ocasionando que no se garantiza su confiabilidad, exactitud e integridad; así como la trazabilidad de las operaciones y procedimientos médicos de los pacientes del IESS”, se lee en el informe.

    En ese mismo examen se hace referencia a prestadores que durante la ejecución del convenio que firmaron con el IESS no contaban con permisos de funcionamiento vigentes, o con la acreditación para ser parte de la red privada complementaria.

    Además, en el examen se observa la falta de seguimiento al cumplimiento de las cláusulas de los convenios entre el IESS y centros de salud privados, lo que ocasionó que se deriven pacientes del Seguro Social a espacios privados “que no cumplieron con los requisitos mínimos establecidos”.

    Otro informe recoge los resultados en procesos de derivación de pacientes y pagos a prestadoras que operaron en Guayaquil. Se analizaron 80 lotes contables, que representaban 150 millones de dólares. Por ejemplo, se cita el caso de dos lotes de diciembre de 2019. Según el documento, personal de Gestión Financiera, del área legal y de auditoría médica del IESS-Guayas “no verificó que (los lotes) contengan todos los documentos habilitantes para su egreso económico, ocasionando que se reconozcan prestaciones médicas sin la documentación de sustento pertinente por 1’549.915,50 dólares”.

    Una relación estrecha en el Teodoro Maldonado Carbo

    Hospital Teodoro Maldonado
    Temor. Varios pacientes del Hospital del IESS Teodoro Maldonado Carbo temen caminar por los alrededores del centro médico; piden mayor resguardo policial y militar.Carlos Klinger

    En las observaciones de la Contraloría también se detallan casos en que se habría incurrido en un conflicto de intereses. Se detalla el caso de “la persona natural que suscribió un convenio (con el Seguro), bajo el nombre comercial Cemego”. Dicha empresa “proporcionó servicios de salud desde el 11 de marzo de 2021 hasta el 31 de octubre de 2022”.

    En esa fecha, esa persona laboraba en el Hospital Teodoro Maldonado Carbo, en Ginecología, con el cargo de médico especialista. Y también ejerció el cargo de jefe de la unidad de Obstetricia, se lee en el informe que revisó este Diario.

    Las inconsistencias e irregularidades detectadas por la Contraloría en procedimientos relacionados con atenciones de salud a cargo de prestadoras externas del IESS, o en los procesos de pago, evidencian problemas administrativos.

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    Este Diario solicitó información y una entrevista al Seguro Social, pero las respuestas han sido insuficientes y aún no hay una cita oficial. Desde febrero se busca al titular del IESS que, en ese entonces, era Eduardo Peña. Actualmente, Edgar Lama von Buchwald es el presidente del Directorio de la entidad, cuyos familiares son propietarios de dos empresas de salud que han servido al Seguro.

    Más allá de la falta de capacidad del IESS para controlar los procedimientos y fiscalizar las cuentas con clínicas, entre las atenciones a los asegurados hay historias que reviven la impotencia que sintieron cuando les practicaron tratamientos fallidos o se usaron materiales de baja calidad, según usuarios y especialistas.

     
     

    Pacientes con historias de negligencia y diagnósticos errados

    “En 2022 tenía una cita programada con el IESS, en un prestador externo, y yo tenía mi dentista particular, quien me había dicho que mis calces no necesitaban cambios; pero cuando fui al prestador del IESS me dijeron que tenía que cambiar todos los calces. Y que supuestamente lo hicieron. Cuando regresé donde el dentista particular, él me dijo que no me los habían cambiado”, recuerda María, de 33 años, quien prefiere guardar su identidad bajo reserva. A ella también le extraña que en citas con otro tipo de especialistas, la atendía un médico distinto al asignado.

    Al testimonio de la joven se suma el de Steven, un odontólogo que tiene su consultorio privado en una de las etapas de la ciudadela Sauces, en Guayaquil, quien menciona los casos de pacientes del IESS que buscaban su ayuda profesional después de ser atendidos, sin mejoría, en prestadores de salud, en 2023.

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    “La calidad era muy baja. Dejaba mucho que desear en cuanto al material y a la terminación (del trabajo). Lo que hacían era colocar una plasta grande, la pegaban, y se notaba la contracción porque no era hecho con los protocolos debidos”, explica el odontólogo, quien cree que otro factor que incidía en ese tipo de problemas era el corto tiempo que esos centros le dedicaban a cada paciente.

    Milton, un hombre de unos 70 años, también cuenta la sorpresa que tuvo su esposa, Magda, cuando en una cita médica con un prestador del norte de Guayaquil se le informó que su rodilla ya estaba mejor.

    “En 2024 ella tenía un problema del brazo y, cuando la citaron por segunda ocasión, el médico le dijo que su rodilla ya estaba bien. Pero mi esposa le dijo que ella nunca había tenido problemas ahí. Pero el médico le indicó que en el sistema constaba que había tenido un problema en los meniscos. Constaba que le habían tomado varias radiografías”, dice el adulto mayor.

    Abriendo el foco de la historia, la falta de control no se limitó a los documentos de los pagos. Los problemas se diseminaron a las salas de espera, a los pasillos de hospitales, al agendamiento de citas.

    A la ‘pesca’ de pacientes

    Un médico especialista, que trabajó en el Teodoro Maldonado Carbo por más de diez años, cuenta que decidió buscar otras opciones laborales porque trabajar en ese sitio era un dolor de cabeza.

    “Había ciertas personas que ya sabían (qué pacientes tenían que operarse), camilleros, de limpieza. Eran tres gorditos. En una ocasión pasé revista a un paciente. Le pregunté si ya decidió operarse y me dijo: ‘Sí, ya vinieron tres señores a decirme que les dé tanto para derivarme a tal parte’”, relata el doctor, quien recuerda que prácticamente obligaban al personal médico a derivar exámenes.

    “Un ecocardiograma, que es básico; a uno le decían que no hay y que haga la derivación, pero sin ningún justificativo. Anteriormente, si no había, el médico de ‘eco’ ponía el sello y firmaba y uno tenía respaldo para hacer la referencia afuera. Pero eso no se daba (ahora), pero sí querían que el médico tratante derive afuera. Yo no derivaba”, cuenta el doctor, para evitar que se pague “un platal”, ya que cada examen de ese tipo costaba 120 dólares, cifra que se multiplicaba por diez pacientes diarios.

    En el episodio más reciente que el galeno recuerda, personal (que identificó como de limpieza) se le acercó a su consultorio y lo abordó por su nombre completo sin que hubiera un grado de confianza de por medio, justo antes de pasar revista a sus pacientes. Ese ambiente lo llevó, por temor a represalias, a salir de ese hospital. “Me asusté y dije: ‘Yo me largo de aquí’”.

    Área del Hospital Teodoro Maldonado Carbo
    Área del Hospital Teodoro Maldonado Carbo, en el sur de Guayaquil.Miguel Canales

    Manipulación de citas y un sistema informático vulnerado

    Las anomalías también trascienden de los espacios físicos al sistema informático con el que se agendan las citas médicas de los afiliados, el AS400.

    EXPRESO accedió a informes del IESS que muestran irregularidades en el agendamiento de atenciones médicas, supuestos chequeos ficticios y la presunta participación de una funcionaria del Seguro.

    Las alertas saltaron en octubre de 2023, cuando el call center del IESS, entonces a cargo de Espoltel S. A., vinculada a la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), recibió llamadas de asegurados que se quejaban por citas médicas que se agendaron sin su conocimiento. Dichos casos fueron comunicados al IESS, según los documentos.

    “Para informar que se presenta una queja por la afiliada (nombre protegido) indicando que ella no acudió, ni agendó una cita en el proveedor externo Imedent”, se cita en el informe, el 16 de octubre de ese año.

    La afiliada acudió a hacerse atender en el Hospital Teodoro Maldonado Carbo, se añade en el reporte. Ahí “el médico le indicó que ella había sido atendida el día 10/10/2023 y que la unidad le había realizado exámenes, los cuales el afiliado asegura que no se ha realizado ni se ha atendido”.

    Ricardo Gavilanes, vocero de Imedent, afirma a este Diario que la usuaria del IESS confundió el nombre comercial con la razón social de la empresa y que sí la atendieron en esa fecha. Para sustentar lo dicho muestra un documento.

    Otra alerta: el 16 de octubre de 2023, Espoltel S. A. comunicó al IESS que una de sus teleoperadoras reportó “el reseteo de su clave de usuario del sistema AS400 el 13 de octubre de 2023, día en el cual no se encontraba trabajando”.

    En el informe se presentan los resultados de un análisis. Se detectó que “el usuario PDMF (Pisco Demera María Fernanda), funcionario perteneciente a la provincia del Guayas, realiza interacciones (reseteo y habilitación) a otros usuarios desde el IP (dirección protegida)”.

    “La dirección IP pertenece a la VPN (conexión o túnel) del IESS y se encuentra en logs asignándose a (otro usuario), en Santo Domingo de los Tsáchilas”, se precisa, y se agrega que “una vez que fueron reseteados algunos usuarios desde la IP, se identifica que existieron 731 citas asignadas desde la misma VPN para las posteriores fechas del año 2023 y 2024”.

    Este Diario solicitó una entrevista a Espoltel S. A., pero la firma se negó alegando un tema de confidencialidad. También sigue pendiente una respuesta del Seguro Social para atender las preguntas que más de un asegurado se hace cuando no recibe la atención que tiene por derecho.

    Mientras las áreas de control del IESS fiscalizan desde el silencio, los pacientes hacen fila para pagar con tiempo lo que el Seguro ya pagó con dinero. Por su lado, prestadores hacen cálculos de sus próximos movimientos.

    Parte 4, mañana 15 de agostoEmpresas salpicadas. Citas médicas se hacían desde números repetidos, según informe del IESS.