
Nadie está a salvo en Ecuador: el secuestro ya no discrimina
Cualquiera podría ser un blanco. Los criminales buscan dinero rápido. Una justicia débil y el vacío del Estado solaparían
Ya no importa la clase social. Si pertenece al estrato social alto, medio o bajo, todos ahora cumplen con el perfil que buscan los secuestradores: contar con dinero.
Este cambio en la dinámica delictiva en Ecuador, a criterio de expertos en seguridad consultados por EXPRESO, se debe a que los grupos de delincuencia organizada van generando distintos tipos de procesos para financiar sus actividades. Es por eso por lo que ha surgido una serie de delitos, como extorsiones (también llamadas ‘vacuna’), microtráfico, tráfico de armas y ahora el secuestro por oportunidad.
Varios años atrás, explica Rodrigo Braganza, excomandante del Grupo de Intervención y Rescate, la selección de las víctimas se basaba en si tenían un perfil socioeconómico alto; el fin era obtener gran cantidad de dinero en un solo secuestro. Pero esto les significaba que tenían que mantener al secuestrado por uno a cuatro meses e intervenía, en la negociación, la Unidad Nacional de Investigación Antisecuestros y Extorsión.
Carol López
Braganza indica que muchas veces los secuestradores no recibían el pago, o si lo recibían, era después de mucho tiempo.
¿Cómo cambió la dinámica?
Estas modalidades han sido adoptadas de Colombia y en Perú, asegura, donde las víctimas son personas de nivel socioeconómico medio-bajo. ¿Por qué? Porque todos tienen un promedio mínimo de $400 en el banco. Si lo secuestran en la noche, entre las 22:30 y 23:00, lo llevan al cajero y sacan dinero; luego de la medianoche también, al acreditársele dinero. “En una noche, en menos de dos horas, le sacaron $1.000”, lo que les es más conveniente.
Además, porque este secuestro genera una suerte de extorsión de segundo nivel a los familiares del secuestrado, expone Carol López, socióloga y analista política en seguridad. Así, también envían un mensaje a los demás de que deben pagar la ‘vacuna’, y lo refuerzan enviando partes mutiladas del cuerpo de la víctima, lo que, a su vez, genera preocupación al familiar, porque antes podían esperar hasta 72 horas para reunir el dinero y que la Policía actúe sin que la víctima sea herida.
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Jean Paul Pinto
¿Quiénes podrían ser las víctimas?
De esta forma, afirma Fernando Vaca, comandante de la Policía Nacional de la Zona 5, ellos están estableciendo un modus operandi para tratar de conseguir cierto clientelismo en base al temor y al miedo. No solo se fijan si tienen algún tipo de negocio, indica, sino también en las características físicas de la persona: no robustas, incluso pequeñas y delgadas.
Pero todo dependerá de la oportunidad que se les presenta a los delincuentes, sostiene el consultor en temas de seguridad Jean Paul Pinto, porque podría ser una persona entrando al garaje o alguien que pasa por la calle. Entonces, ante todo este contexto, “cualquier persona podría ser la víctima y eso lo vuelve más peligroso”.
Porque todo dependerá de la vulnerabilidad en la que se encuentre la persona, para que en ese momento el secuestrador decida operar, declara López. Esto, porque los delincuentes ya no hacen el análisis por un periodo largo de tiempo, sino por uno corto, ya que, a juicio de ellos, cualquier persona puede aportar a la empresa criminal.
Rodrigo Braganza
Este pensamiento se basaría en la estrategia de conseguir dinero rápido para la adquisición de armas, teléfonos celulares y otros materiales para estos grupos de delincuencia organizada.
¿Cómo protegerse?
Es por lo que, sugiere Braganza, la gente no esté fuera de sus domicilios a altas horas de la noche; pero si lo hacen, que siempre estén acompañados, que anden en grupos y que tomen taxis seguros, que sean conocidos. Esta medida es necesaria que sea tomada en cuenta, resalta Pinto, porque, a su criterio, este tipo de delito va a seguir registrándose, debido a que los grupos criminales han visto que este es un negocio que les puede dar cierto tipo de rentabilidad, ya que “sus familiares, evidentemente, van a hacer hasta lo imposible por rescatarlos”.
Por otra parte, para López, la lista que determinó el presidente Daniel Noboa, en el decreto presidencial No. 111, en enero de 2024, donde declaró a 21 grupos de crimen organizado transnacional como organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes, hoy ha quedado muy corta. Esto, porque señala que ahora hay subgrupos de bandas delictivas que están luchando por la territorialidad de diferentes zonas del país a través de estas dinámicas.
Fernando Vaca
La justicia tendría también responsabilidad
Además, asegura López, ellos han probado lo fácil que es delinquir, por lo que ejecutan estos secuestros extorsivos. Para Vaca, en esto tiene relación el marco legal vigente y la falta de responsabilidad del sistema judicial. “Hay una gran cantidad de aprehendidos en flagrancia, por la Policía, y con evidencias, pero muchas veces salen libres”.
Pero también influyen los vacíos estatales dentro de los territorios más vulnerables, recalca López, por lo que en lugar de tener menores protegidos, tenemos menores que están siendo preparados en este tipo de operatividad criminal. Además, en Ecuador, agrega, es el tercer país en Latinoamérica con mayor violencia intrafamiliar.
Y, ante esta proliferación de secuestros, Pinto pone sobre la mesa que el rescate de las víctimas, en un momento, dependerá de las capacidades operativas y técnicas que tenga la Policía para resolver el volumen de secuestros simultáneos que se puedan registrar. “Va a llegar un punto en que las capacidades llegan a su límite y será difícil resolver todos los casos”.
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