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Xavier Flores Aguirre | El 'Libro Verde'

Avatar del Mónica Cassanello

Este 'Libro Verde' es clave para comprender el origen de las dos ciudades más importantes del Ecuador

Un día como hoy, hace 491 años, un mariscal, hombre analfabeto y tuerto, de nombre Diego de Almagro, fundó la ciudad de Santiago de Quito en el valle de Cicalpa (hoy, Sierra central del Ecuador). Trece días después, ese mismo hombre fue el fundador de la villa de San Francisco de Quito, en el mismo lugar. La historia de estas fundaciones se cuenta en el ‘Libro Verde, conservado en el Archivo Metropolitano de Historia de Quito (también accesible en su página web), que contiene las actas de fundación de Guayaquil y de Quito, ciudades (Quito lo es desde 1541) que comparten un mismo lugar de fundación y un mismo fundador.

También comparten el hecho de haber sido unas fundaciones provisionales. En el acta de fundación de Santiago de Quito (documento 6 del ‘Libro Verde’) se prevé que Santiago “se pueda mudar porque al presente, a causa de ser la tierra nuevamente conquistada y andar acabándola de pacificar, no se ha visto, ni tiene experiencia de los sitios donde mejor pueda estar”. El acta de fundación de San Francisco de Quito (documento 10 del ‘Libro Verde’) es más específica, porque hace referencia a un pueblo “que en lengua de indios, [ahora] se llama Quito, que estará treinta leguas, poco más o menos, de esta ciudad de Santiago”. Y allá se asentó la villa de una manera definitiva el 6 de diciembre de 1534.

Diego de Almagro fundó la ciudad y la villa en nombre del gobernador y adelantado Francisco Pizarro. Consta en el documento 13 del ‘Libro Verde’ que Francisco Pizarro aprobó el 22 de enero de 1535 lo realizado por Diego de Almagro en dos pueblos, “el uno, la ciudad de Santiago y el otro, la villa de San Francisco”, de los que tuvo “por bien de confirmar y aprobar lo que el dicho Mariscal, por virtud del dicho mi poder, hizo y proveyó en la provincia de Quito, y por la presente, en nombre de su Majestad, lo confirmo y apruebo”.

La ciudad y la villa subsistieron y ambas se mudaron del lugar de su fundación. San Francisco de Quito acudió a su destino inscrito en el acta de su fundación. Santiago de Quito empezó a peregrinar por la costa, perdió el topónimo “de Quito” y se terminó por asentar el año 1547 en un cerro que mira a un ancho río, adoptando otro topónimo (“de Guayaquil”) para acompañar a su Santiago castellano.

Difieren Santiago de Quito y San Francisco de Quito en su relación con el momento de la negociación entre Diego de Almagro y el adelantado Pedro de Alvarado. Santiago de Quito es anterior a esta negociación que ocurrió el 26 de agosto de 1534, mientras que San Francisco de Quito es posterior.

Esta diferencia es importante. Diego de Almagro fundó Santiago de Quito, en palabras de González Suárez, como un testimonio de “la anticipada posesión de la tierra en donde se había introducido tan incautamente el Adelantado”, es decir, como un arma ante la inminente negociación con Alvarado (en el ‘Libro Verde’ constan los cabildos celebrados en la ciudad de Santiago de Quito para dilucidar cómo enfrentarlo a Alvarado). Almagro triunfó en la negociación del 26 de agosto y la fundación de San Francisco de Quito es el producto de su éxito.

Este ‘Libro Verde’ es clave para comprender el origen de las dos ciudades más importantes del Ecuador.