
Universidades ecuatorianas bajo la lupa: espacios inseguros para estudiantes
Un estudio revela prácticas de abuso de género normalizadas en las IES. Los estudiantes desconfían del sistema
Las universidades del Ecuador no son espacios libres de violencia. Así lo evidencia el Diagnóstico crítico sobre violencia basada en género en las instituciones de educación superior del Ecuador, realizado en cinco universidades de pregrado: dos públicas y tres privadas.
El chantaje, junto con las violencias sexuales, físicas, psicológicas y académicas, son las principales agresiones identificadas en las universidades. Este estudio, iniciado en septiembre de 2023, es parte del proyecto Problemas críticos, oportunidades y buenas prácticas para prevenir y responder a la violencia de género contra estudiantes en instituciones de educación superior del Ecuador, impulsado por VLIR-UOS y coordinado por la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB) y la Universidad Católica de Lovaina.
Carlos Reyes, copromotor del proyecto y docente de la UASB, dice que la investigación muestra cómo prácticas arcaicas ejercidas hace décadas sobre los alumnos no solo persisten, sino que han sido invisibilizadas. Por ello, si se pensaba que los campus universitarios eran espacios contraculturales, “nos damos cuenta de que no ha sido así”, admite Nancy Wong, vicerrectora de Investigación y Posgrado de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.
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Nancy Wong
¿Qué resultados ha dado el estudio?
Según los datos del estudio, en el que participaron 6.896 estudiantes, el 69 % ha sido violentado académicamente por docentes, y el 28 %, por compañeros. Asimismo, el 68 % de los estudiantes fue chantajeado por profesores y el 25 % por sus pares.
Por otro lado, más del 50 % de las violencias físicas y/o psicológicas son ejercidas por profesores, aunque también se registran entre estudiantes (43 %). En cuanto a la violencia sexual entre pares, esta alcanza un alarmante 76 %.
El investigador advierte que estos datos reflejan una realidad generalizada en las instituciones de educación superior (IES), lo que implica que no están protegiendo adecuadamente a su comunidad. El 80,3 % de los estudiantes considera que sus universidades están más preocupadas por su imagen institucional que por responder a los casos de violencia basada en género (VBG), y el 74,7 % cree que estos hechos quedan impunes.
Carlos Reyes
¿Qué otros problemas ha evidenciado la investigación?
Estas violencias, señala Edgar Vega, investigador de la UASB, se han naturalizado en los entornos universitarios. En conversaciones con un representante estudiantil de una de las IES participantes, este admitió que, aunque se les ha enseñado a identificar el acoso, “está muy normalizado”.
Esto ocurre, explica Reyes, porque muchas IES han minimizado ciertas formas de violencia, como prohibir algún tipo de vestimenta en clases. A su juicio, existe un desconocimiento por parte de las autoridades educativas respecto a las múltiples expresiones de agresión más allá del acoso.
La falta de confianza en las autoridades universitarias también es un problema relevante. El 71 % de los estudiantes, ante una situación de VBG, prefiere contárselo a sus compañeros; un 14 %, a personas externas a la IES; solo un 7 % acude al departamento de bienestar estudiantil, y apenas un 1 % reporta el caso a una autoridad.
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Beatriz Carrión
Esta situación preocupa a Beatriz Carrión, docente de la Universidad Nacional de Loja, quien recuerda que, según los protocolos, los estudiantes deberían acudir a bienestar estudiantil para denunciar cualquier situación irregular. Si un estudiante comparte su caso con una profesora, esta debe promover el cumplimiento del protocolo y dar a conocer la situación a las autoridades de la IES.
¿Qué acciones sugieren los investigadores que ejecuten las IES?
Por ello, los investigadores sugieren que las campañas de prevención de la violencia, las rutas de atención y los protocolos de denuncia no se limiten a estar publicados en un portal web institucional. Es necesario emplear estrategias comunicacionales adaptadas a las plataformas digitales que consumen los jóvenes. Además, es deber de las IES crear mecanismos efectivos de actuación que contemplen sanción y reparación, y eviten la revictimización.
Es por eso por lo que la información de este estudio será compartida al Consejo de Educación Superior para que se involucre, al igual que otros organismos, asegura Reyes. De esta forma, espera que las IES se preparen en cómo abordar y prevenir la violencia.
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