
Aturdidos y robados: el delito silencioso que acecha la vida nocturna de Guayaquil
Ya van 130 casos y 83 de ellos han ocurrido en los distritos Modelo y 9 de Octubre. La ciudad exige reforzar las acciones
Las noches en varios puntos de Guayaquil se vuelven peligrosas para quienes buscan entretenimiento en el centro de la ciudad. Aunque el índice de robos con escopolamina y sustancias similares sigue siendo relativamente bajo respecto a 2023, en lo que va de este año la cifra ya supera la de 2024.
Este tipo de delito ocurre cuando la persona es aturdida con sustancias sujetas a fiscalización, como benzodiazepinas y escopolamina, explica Gabriel Ochoa, especialista en investigación de la Policía Nacional. “Científicamente está comprobado que estos químicos no producen efecto directo a través de la ropa o papeles. Eso no existe”, aclara. Los delincuentes consiguen el efecto colocando la sustancia en polvo en bebidas que la víctima luego ingiere.
John Garaycoa, experto en seguridad, criminología y psicofisiología forense, añade que la vía oral es la más efectiva para asegurar que la víctima quede aturdida, aunque no siempre se limita a una sola bebida. A veces se utilizan más de dos.
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No obstante, añade que también pueden ser afectados de manera tópica (cuando alguien se acerca a ofrecer ayuda, por ejemplo, pero el contacto debe ser constante), a través de papelería (dependiendo del tiempo de exposición) y por vapores (se dispersa el polvo en el aire, en un espacio cerrado). Son situaciones que sí se dan en Guayaquil, advierte.
A diferencia de otros delitos, en este caso es la víctima quien, a decir de Marco Cevallos, exinvestigador de la PJ y jefe de seguridad de la Universidad de Guayaquil, permite que desconocidos se suban a sus automóviles o compartan bebidas en discotecas o bares.
Datos sobre víctimas de escopolamina y otras sustancias
Según datos de la Dirección Nacional de Investigaciones de la Policía Judicial (PJ), este año los hombres (113) han sido más víctimas que las mujeres (17). Esto se debe a que los hombres son quienes más interactúan con desconocidos, incluidas trabajadoras sexuales, quienes, según la Policía, suelen cometer casos de escopolaminación.
Por eso, advierte el especialista, estos casos no ocurren necesariamente al tomar un taxi en los exteriores de centros comerciales, como se cree por alertas en redes sociales, sino más en bares y discotecas. “Eso de que una persona fue escopolaminada al salir de un centro comercial no es del todo cierto. Son mentiras que, en ocasiones, las víctimas suelen decir para ocultar infidelidades. Repito: a través del contacto con la ropa no se puede terminar drogado”, enfatiza. Esta percepción también explica por qué muchos no denuncian, lo que dificulta la investigación, añade Cevallos.
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Gabriel Ochoa
Casos de víctimas de escopolamina
Sin embargo, Melanie, de 27 años, afirma que fue víctima de escopolamina al tomar un taxi tras salir de una farmacia en Urdesa. “Tomé un taxi solicitado por una aplicación. Recuerdo haber avanzado hasta Miraflores. Luego, mi mente se borró. Terminé en Las Orquídeas sin dinero, sin cartera y sin recuerdos. La única explicación que me dieron los médicos es que inhalé droga, droga que nunca vi. ¿Denuncié? No. ¿Para qué? Aquí nadie nos protege”, relata.
Sonia Castillo, guayaquileña, comparte una experiencia similar. Ella sostiene que se encontraba trotando en un espacio turístico de la ciudad y asegura que no habló con nadie ni tomó nada de nadie. Además, narra que a una prima y a su amiga las escopolaminaron al tomar un taxi en Plaza Dañín, al norte de la urbe. “Mi prima tomó un taxi amarillo, seguro, y la escopolaminaron. Las dejaron botadas en la vía a la costa”.
¿Qué dicen los expertos?
Según explica John Fajardo, ingeniero químico y docente de la Espol, estos casos pueden ocurrir incluso sin contacto directo, ya que la inhalación del polvo puede inhibir el sistema nervioso. También advierte que las personas deben cuidarse de que les coloquen parches en la piel o ser rociadas. No obstante, admite que “el efecto es más rápido por vía oral”, aunque “tampoco se deben descartar los otros métodos”.
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Fernando Cornejo
Garaycoa señala que esto suele pasar cuando el conductor de un taxi coloca un vapor en la parte donde se sienta el cliente. Al ser el vehículo un lugar cerrado, adormecen al pasajero cuando este inhala los vapores.
¿Qué ha podido examinar la Policía?
Hoy la Policía determina patrones y modus operandi gracias a las denuncias, lo que permite identificar autores y desmantelar bandas, asegura Cevallos. Con base en estas denuncias, se ha identificado que los robos con escopolamina ocurren mayormente los sábados, seguidos de domingos y viernes, entre las 23:00 y las 02:59, especialmente en el centro.
De los 130 casos denunciados este año, 48 se han registrado en el distrito Modelo y 35 en el distrito Nueve de Octubre. Ochoa detalla que los lugares más afectados son el bulevar 9 de Octubre, el Malecón 2000, Puerto Santa Ana y La Atarazana. Precisamente sitios turísticos, donde los ciudadanos han denunciado ya no sentirse seguros, como lo ha venido publicando este Diario.
“La 9 de Octubre debería ser la cara más bonita y visitada de Guayaquil, pero está llena de riesgos. Cuando camino por ahí, juro que dejo hasta de respirar. A mi mejor amiga la escopolaminaron y le hicieron secuestro exprés. No eran ni las 11:00. El sitio estaba lleno y pasó”, critica Sandy Robles, residente de Miraflores.
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Marco Cevallos
¿Ante esto qué dice el Municipio de Guayaquil?
Fernando Cornejo, presidente de Segura EP, asevera que en esos sitios no está permitido que trabajadoras sexuales circulen y asegura que el Municipio trabaja en la recuperación de espacios claves, con patrullajes 24/7 y videovigilancia. Según Cornejo, los incidentes en el parque Centenario han disminuido de 617 en enero-agosto de 2024 a 297 en el mismo período de 2025, mientras que los relacionados con drogas pasaron de 154 a 43.
A pesar de ello, los casos de robo por aturdimiento están en aumento: 147 en 2023, 114 en 2024 y 130 en lo que va de este año (sin contar los casos que no se denuncian). Cevallos advierte que no se trata solo de preguntar qué deben hacer las autoridades, “porque no hay capacidad humana suficiente”. Por eso, insta a la ciudadanía a extremar precauciones, pero eso no es suficiente para la población.
¿Qué pide la ciudadanía?
Para el experto en seguridad Danilo Mera, las autoridades deben hacer trabajo de inteligencia y tener más control, puesto que “abundan los taxis informales y algunos delincuentes podrían camuflarse de conductores”.
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Por otro lado, Jorge Moreira, residente de la Kennedy, reclama un plan para erradicar este problema. “Si las autoridades dicen que no se permite la presencia de trabajadoras sexuales en la avenida 9 de Octubre y en el Puerto Santa Ana, ¿por qué están allí? Las vemos siempre al transitar y nadie hace nada”. Añade que lo único que le brinda seguridad es no hablar con desconocidos “nunca” y tomar taxis de cooperativas fiables o las de los centros comerciales.
En estos espacios, los expertos en seguridad alegan que desde hace al menos 7 años la seguridad mejoró en su totalidad. “El problema está cuando uno toma un taxi informal. Hay que ser más desconfiado”, dice Mera.
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