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terreno del aeropuerto de Daular
Así luce el terreno donde se prevé construir el nuevo aeropuerto de Guayaquil, en el sector de Daular.MIGUEL CANALES

Aeropuerto en Daular o Taura: debate que alza vuelo con incertidumbre en Guayaquil

Alcalde Aquiles Álvarez insiste en la opción de vía a la costa, mientras el presidente Daniel Noboa opta por Naranjal

Una alzada de vuelo con incertidumbre marca el sitio donde se levantaría el nuevo aeropuerto. El alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, ha defendido con fuerza la opción de Daular

Sin embargo, también toma protagonismo la propuesta de construir la terminal aérea en Taura, en Naranjal. Esta disputa, que se pone otra vez sobre la mesa, abre un abanico de factores a analizar, sobre todo porque se trata de un proyecto que tomaría años en concretarse.

La primera alternativa, Daular, es impulsada por Álvarez, pese a que en campaña electoral aseguró que un nuevo aeropuerto no era prioritario y que el tema debía postergarse

Hoy, en cambio, lo defiende con insistencia. En contraste, la opción de Taura ha ganado terreno recientemente, luego de que el presidente de la República, Daniel Noboa, la definió como la mejor ubicación.

Aeropuerto en Taura, opción respaldada por especialistas

El planteamiento de Noboa da fuerza a lo que, desde hace al menos seis años, especialistas en planificación territorial y urbanismo han señalado a EXPRESO, que ha venido publicando artículos sobre este tema en una serie de reportajes

Los expertos han hecho énfasis en que Guayaquil aún no requiere un nuevo aeropuerto en Daular, y que, de construirse, este debería estar en zonas como Taura.

Entre las razones por las que apuntan a que Daular no es la opción más idónea, destacan la saturación de la vía a la costa, que carece de rutas alternas, y el impacto ambiental que la obra tendría sobre el Bosque Protector Cerro Blanco.

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La discusión también plantea si el Puerto Principal realmente necesita un nuevo aeropuerto en este momento. Varios expertos sostienen que no, tomando en cuenta factores como la actual demanda de pasajeros, las limitaciones de conectividad y los elevados recursos que implicaría la construcción de una nueva terminal aérea. Y es por esto que han hecho un llamado a atender estos factores.

En el primer semestre de 2025, el aeropuerto José Joaquín de Olmedo registró el paso de 1’096.209 pasajeros. La nueva construcción empezaría cuando se llegue al tope de cinco millones de viajeros.

A esto se añade la falta de diálogo entre autoridades locales y nacionales. La tensa relación que mantienen el Municipio y el Gobierno deja dudas sobre si será posible alcanzar un consenso.

Días atrás, Noboa aseguró haber conversado con gremios de las provincias de Azuay y El Oro sobre la conveniencia de levantar en Taura un aeropuerto internacional cercano a Guayaquil; mientras que Álvarez volvió a defender este martes 16 de septiembre, una vez más, la obra en Daular.

“La planificación sigue para nosotros. Ellos pueden tener su planificación en Taura”, fue su respuesta. El viernes pasado acusó al régimen central de “frenar el desarrollo de Guayaquil e irrespetar su autonomía”.

Para Noboa, la terminal en Taura “estará cerca de los cuencanos, de la gente de Machala, de Loja y servirá también para Guayaquil”.

Menor distancia hacia Taura, una de las ventajas

En 2024, teniendo en cuenta la importancia que los pasajeros le dan a la distancia, EXPRESO comparó, a través de las herramientas de Google Maps, la extensión que hay entre determinadas ciudades y la zona del Daular y de Taura, lo que determinó que los viajeros de Manta, Babahoyo, Machala, Loja, Cuenca, Azogues y Riobamba, solo por citar algunas localidades, se ahorrarían la mitad de distancia en los recorridos si la obra estuviera en Naranjal.

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Con estas posturas, al parecer irreconciliables, el debate se vuelve técnico. Para el urbanista Felipe Espinoza, la opción de Daular enfrenta contratiempos como la migración de aves, que podrían afectar el desplazamiento de aeronaves, así como la reducción en la visibilidad por los cerros de la cordillera Chongón-Colonche.

“Qué pasa si hay un sismo en la represa de Chongón (con 1.364 metros de longitud y capacidad de 280 metros cúbicos). El agua indiscutiblemente correría al aeropuerto de Daular, salvo que se haga una infraestructura enorme, faraónica, para interceptar el agua de la presa, que está a 54 metros sobre el nivel del mar”, analiza.

En Taura, destaca Espinoza, la visibilidad es permanente y un aeropuerto ahí “daría un impulso al desarrollo de Naranjal y toda la zona que se conecta con el Viaducto Sur de Guayaquil o Quinto Puente”.

Álvarez se acogió este martes al hecho de que el proyecto de Daular tiene estudios que datan de 1974. “Guayaquil ya tiene, en la carrera, un avance de 50 años. Ellos, solo días”, manifestó.

Taura jugaría un papel sumamente sinérgico, mayor. Conectaría más ciudades, porque la gente que viene de Machala, Cuenca, Babahoyo o Milagro tendría que atravesar Guayaquil (hasta Daular) y eso disminuye, en la competencia, el tiempo (de traslado) para el aeropuerto”, considera Espinoza.

Con él coincide el analista aeronáutico Nicolás Larenas, quien reconoce que incluso para Daular se creó un fideicomiso, pero señala que Taura tiene la ventaja de que ya funciona como aeropuerto (de carácter militar) y tiene una pista operativa. 

“(En Daular) Habría que hacer una terminal totalmente nueva, hasta posiblemente ampliar la pista de aterrizaje, hacer zonas de seguridad y adaptarlo a los parámetros técnicos de la aviación civil”, menciona entre los retos.

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En Taura, Larenas también encuentra desafíos, por la distribución de ingresos entre el régimen central, los Gobiernos Autónomos Descentralizados de los cantones involucrados y la empresa privada. 

Al final, será clave que exista “voluntad política y también mucha voluntad de la empresa privada”, insiste Larenas.

La opción de crear una mancomunidad de cantones que se beneficiarían con la obra en Taura fue mencionada por integrantes de la agrupación Guayaquil Bicentenario Francisco Huerta Montalvo, citados por EXPRESO en 2024.

“Con este tipo de proyectos, que cuentan con el debido sustento técnico, toda la cuenca del Guayas estaría conectada entre sí, lo que permitiría desarrollar otro tipo de proyectos que mejoren la convivencia”, fue entonces el argumento del arquitecto Napoleón Ycaza.

Alternativas existen, al contrario del diálogo que, por ahora, parece aún no haber arribado al debate de una obra que espera un despegue planificado.

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