
El país donde convergen las mafias: radiografía del crimen en Ecuador
Estas organizaciones han tejido redes que combinan narcotráfico y violencia selectiva
Ecuador ha dejado de ser un país de tránsito para convertirse en un nodo estratégico del crimen organizado global. Cárteles mexicanos como el de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación (CJNG), junto con mafias rusa, italiana, china y albanesa, han tejido redes empresariales en territorio ecuatoriano para lavar activos, consolidar rutas del narcotráfico y expandir su influencia en América Latina y Europa.
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Expertos coinciden en que la ubicación geográfica del país (entre Colombia y Perú, principales productores de cocaína), su economía dolarizada, puertos vulnerables como el de Guayaquil y una institucionalidad debilitada lo convierten en terreno fértil para el crimen organizado.
Renato Rivera, director del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado, identifica tres factores claves que explican el atractivo del país para el lavado de dinero: “Primero, la economía dolarizada permite mover grandes cantidades de dinero sin necesidad de convertir divisas. Segundo, la debilidad institucional se refleja en la baja cantidad de sentencias ejecutoriadas por lavado de activos: entre 2015 y 2022, Ecuador registró en promedio apenas dos sentencias por este delito, mientras que países como Perú y Colombia superan las 30. El tercer elemento es la interdependencia criminal con Colombia, especialmente en la frontera sur, donde desde los años noventa se consolidó una dinámica de producción y tráfico de cocaína”.

La puerta abierta a la mafia albanesa
Martin Varrier, experto en delito transnacional, explica que mafias como la albanesa aprovecharon las políticas migratorias laxas desde 2009 para establecerse en Ecuador. “Los albaneses no tienen una presencia masiva en América Latina, pero controlan gran parte del negocio de la cocaína en Europa. Ecuador es su puerta de salida”, sostiene.
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Estas organizaciones han creado empresas en sectores como seguridad, transporte, bienes raíces, minería y agricultura. Muchas están registradas a nombre de familiares o testaferros, y sirven para mover millones de dólares en activos ilícitos. Un caso emblemático es el de alias Fito, líder de Los Choneros, cuya red utilizaba negocios inmobiliarios y agrícolas para lavar dinero.
Otro nombre relevante es el de Dritan Gjika, señalado como líder de una red criminal vinculada al clan balcánico Kompania Bello. Gjika llegó a Ecuador en 2009, obtuvo la nacionalidad ecuatoriana y fundó al menos 14 empresas, muchas supuestamente dedicadas a la exportación de frutas y carnes. Sin embargo, investigaciones revelaron que estas compañías no movían productos agrícolas, sino cocaína y dinero ilícito.
Su captura en Emiratos Árabes Unidos en mayo de este año fue considerada uno de los mayores golpes al crimen organizado. La red que dirigía operaba desde Guayaquil, enviando cargamentos contaminados con droga hacia Europa, especialmente a puertos como Amberes, Rotterdam y Gioia Tauro.
Un informe del Centro de Estudios Avanzados de Defensa (C4ADS, por sus siglas en inglés) reveló que al menos seis compañías albanesas que importaban a su país banano desde Ecuador estuvieron involucradas en decomisos de droga desde 2014. A pesar de los hallazgos, muchas de estas empresas continuaron operando tras realizar cambios cosméticos en su administración.
El caso de Zico Sha (también conocida como Bana King LLC) es ilustrativo: su accionista Trifon Murataj fue retirado tras un decomiso, pero regresó meses después para retomar las operaciones.
Michelle Ruiz, experta en prevención del crimen organizado, advierte: “La violencia es solo una parte del problema. Lo más peligroso es cómo estas organizaciones socavan las instituciones democráticas y se infiltran en el aparato estatal”.
Desde 2017, al menos siete ciudadanos originarios de los Balcanes han sido asesinados en Ecuador, todos en la provincia de Guayas. Entre ellos, el albanés Hidri Ilir, ejecutado por sicarios en Guayaquil, y el montenegrino Remzi Azemi, vinculado a crímenes y fallecido en circunstancias sospechosas.
La Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE) ha intensificado sus esfuerzos en los últimos años. En 2025 reportó más de 600 millones de dólares en operaciones sospechosas y busca cerrar el año con mil millones detectados. Además ha triplicado los procesos por lavado de activos e implementado inteligencia artificial para mejorar la detección.
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José Julio Neira, director encargado de la UAFE, reconoció en un reporte oficial que el lavado de activos representa una economía paralela que podría superar el 6 % del PIB ecuatoriano. “La lucha contra el terrorismo de cuello blanco no es solo responsabilidad de la UAFE. Requiere un esfuerzo mancomunado de todas las instituciones”, afirmó el funcionario durante la presentación de la Evaluación Nacional de Riesgos.
Sin embargo, expertos como Pablo Icaza, docente de la UIDE, alertan que el sistema aún está lejos de ser eficaz. “Las formas de lavado mutan, pero las instituciones no. Los casos aislados no deben hacernos creer que ya tenemos las herramientas para controlar el fenómeno”, argumenta. El punto clave se sostiene en la falta de control y falencias operativas en los espacios más buscados de las mafias ecuatorianas.

Vínculos de la mafia albanesa y bandas ecuatorianas
La mafia albanesa ha establecido vínculos con bandas ecuatorianas como Los Choneros y Los Lobos, operando como socios logísticos y financieros. “Llegan con mucha plata a pedir toneladas de cocaína; a mover tres, cuatro, diez toneladas, cada vez más”, explicó Varrier. Además, su especialidad logística les permite usar mecanismos como el gancho ciego (contaminación de contenedores legales) y el uso de empresas agroexportadoras para camuflar la droga.
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La desarticulación parcial de estas redes, como en el operativo Gran Fénix 13, ha dejado más de 30 detenidos entre Ecuador y España. Sin embargo, expertos advierten que la estructura sigue activa, con tentáculos en el sistema financiero, inmobiliario y político.
La mafia albanesa no solo trafica cocaína: blanquea millones de dólares, se infiltra en instituciones y perpetúa una violencia silenciosa que transforma el país. Por su ubicación, economía dolarizada y puertos vulnerables, Ecuador sigue siendo un terreno fértil para el crimen organizado transnacional.
Ecuador ha adoptado una política exterior orientada hacia la diplomacia de seguridad, con el objetivo de consolidar alianzas estratégicas que le permitan enfrentar con mayor eficacia al crimen organizado. La crisis de seguridad que atraviesa el país ha generado una respuesta internacional sin precedentes. Más de 30 naciones, entre ellas Estados Unidos, Colombia, Perú, Chile y Argentina, expresaron su respaldo al Gobierno ecuatoriano, en una señal de apoyo político y operativo.
La Policía de Colombia confirmó que Jortman Robinson Suárez, alias "El Ecuatoriano", presunto enlace de Los Choneros, fue abatido en un operativo.
— Diario Expreso (@Expresoec) October 1, 2025
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