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Joaquín Hernández Alvarado | Ética en la edad de la técnica

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La edad de la técnica se caracteriza según Heidegger en que toda cosa se vuelve instrumento

Se habla insistentemente de la necesidad de la ética en esta época marcada por la inteligencia artificial. Al hacerlo, se parte del supuesto de que todos los que hablan así, saben y coinciden en lo que es la ética. Y lo que es peor, que de acuerdo a la antigua usanza para lo que lo particular no es sino un caso de lo universal, la ética sería una especie de pensamiento general que habría que aplicar a la tecnología.

La época actual plantea graves problemas epistemológicos a toda reflexión. Si bien siempre hemos sabido que la existencia es tiempo, hoy experimentamos esta condición de forma diferente y ajena al carácter reflexivo que implica el pensamiento y por supuesto la ética. Gaetano Piccolo, en un artículo recientemente aparecido en la conocida revista de los jesuitas, La Civiltá Cattolica, Releer nuestro tiempo a la luz del triunfo dionisíaco, señalaba la diferencia entre nuestra época y las anteriores. Antes, la verosimilitud de un relato pendía, de acuerdo con Aristóteles, de la mostración del nexo casual entre los diferentes episodios que componen una obra o una vida. Lo que hoy existe es la sucesión de escenas que no guardan conexión entre sí. La película de Paolo Sorrentino, La gran belleza, es una muestra de ello. Piccolo trae una cita de Zygmunt Bauman muy explicativa para entender nuestro tiempo, caracterizado entre otras cosas, por la confusión y la ambigüedad. “La época posmoderna está dividida en episodios que no siguen ningún orden lógico coherente, sino que parecen sujetos a todo tipo de remezclas. Su sucesión no está preordenada de ningún modo, como lo estaría en la disposición de las perlas en un hilo”. En otras palabras, coleccionamos perlas, es decir instantes, vivencias, experiencias, sin poder enlazarlas entre sí. El hilo une las perlas, les da un límite; collar; es lo que Nietzsche llamaba lo apolíneo. El carecer de límites es lo dionisíaco. El transhumanismo del que se habla ahora es precisamente la ilusión de superar el límite.

La edad de la técnica se caracteriza según Heidegger en que toda cosa se vuelve instrumento; responde únicamente a la pregunta para qué sirve. Es una época que convierte en instrumentos todo, empezando por las experiencias humanas que solo son para vivirse pero que no tienen ninguna trascendencia. La funcionalidad es el criterio único de la época de la técnica. Así planteado el tema, a la ética solo le quedaría legislar sobre casos específicos, perdiendo su carácter de morada de lo humano.