Editorial | Independencia urgente
Un juez independiente debe estar alejado de las presiones del poder político. Debe ser lo suficientemente solvente
La independencia es un estado en peligro de extinción. Hallar, por ejemplo, a un juez independiente del poder político y que responda solamente a la ley y a su conciencia es como encontrar una aguja en un pajar al primer intento.
Está claro que cualquiera que ostente el poder político y prometa liberar a la justicia de su cárcel política estará mintiendo. Puede que tenga buena intención, pero al llegar al sillón principal y saborear un poco de poder, esas buenas intenciones quedarán solo en eso. Hasta ahora así lo demuestra la historia, con muy raras excepciones.
Un juez independiente debe estar alejado de las presiones del poder político. Debe ser lo suficientemente solvente, ética y moralmente, para hablar con sus decisiones enmarcadas estrictamente en la ley; para no atrasar fallos ni ninguna fase de un proceso. El mismo guante debe caerles a los fiscales, que deben entender que no son omnipotentes.
Sin duda, es difícil encontrar independencia. Cuando se la obtiene, hay que abrazarla y no soltarla. Ecuador necesita más mentes libres de la mano política, empezando por los jueces. Esto incluso podría convertirse en un imán para la inversión extranjera, que vería en el país un ejemplo de seguridad jurídica. Se vale soñar.