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Modesto Gerardo Apolo | ¿Por qué ganó el No?

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Ecuador necesita diálogo nacional para desarmar no solo carteles, sino percepciones de abandono

1. Desde la neurociencia, el cerebro prioriza evitar pérdidas sobre la posibilidad de ganar beneficios. La campaña del No desvió la atención popular a amenazas existenciales, como perder derechos a la salud por el IESS, reducción de remuneración, etc.; temas que a pesar de no estar considerados en la consulta fueron decisorios en el resultado.

2. El Gobierno ignoró zonas rurales e indígenas donde el No arrasó hasta en un 70 %, evidenciando falta de difusión inclusiva.

3. En sociedades polarizadas como la nuestra, la inseguridad se vive como trauma colectivo, pero se prefiere resolverlas con ‘soluciones locales’, sin ‘ayuda externa’, a no ser que se explique que es imposible salir del problema sin ayuda extranjera.

4. Los del No ligaron el éxito económico del país a políticas neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI), entidad despreciada por el pueblo, por considerarla causante de las medidas drásticas tomadas por el Gobierno, sin que se haya realizado inversión social en favor de la población agrícola y sectores populares.

Podríamos concluir que el No triunfó por una mezcla de miedo neuroemocional e irreflexivo, desconfianza sociológica y cálculo político de preservación de derechos.

El SÍ perdió por subestimar la campaña de miedo en sectores marginales y agrícolas implantada por la oposición; aunque de manera dispersa pero efectiva a la final.

El presidente Noboa, para conectar con la población que votó por el No, debe:

a) Usar narrativas de fácil recordación que logren conectar emocionalmente con la audiencia.

b) Medir la apatía que genera su gobierno en la población y cambiarla vía acciones recomendadas por grupos de enfoque, en contacto con sectores vulnerables, construyendo coaliciones inclusivas.

c) Debe enfocarse en beneficios sociales tangibles para reconstruir confianza en la gestión del Gobierno.

Este resultado debe ser tomado como un grito por inclusión. Ecuador necesita diálogo nacional para desarmar no solo carteles, sino percepciones de abandono o quemeimportismo con la población rural y urbana, más vulnerables.