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Consulta popular
El domingo 16 de noviembre, los ecuatorianos deberán ir a las urnas para expresar su postura frente a las cuatro preguntas formuladas por el Gobierno.Flor Layedra Torres

La democracia directa en Ecuador, convertida en un termómetro del poder

La democracia directa sería utilizada para legitimar el poder. Expertos exhortan a informar al elector por un voto consciente

Desde 1978, a partir del regreso a la democracia, los ecuatorianos han sido consultados 15 veces por la mayoría de los gobiernos de turno. Sin embargo, en varias ocasiones, este ejercicio de democracia directa ha sido utilizado como un termómetro de la popularidad del jefe de Estado o de su gestión.

Pero si es que el Gobierno lo ve así, reflexiona Andrea Endara, politóloga y coordinadora de la carrera de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Casa Grande, “me parece que es una herramienta poco eficiente y muy cara”. Por lo que considera, se ha hecho común convocar a una consulta popular de acuerdo con los resultados de las mediciones de la popularidad del gobernante.

No obstante, sostiene la académica, lo que se suele hacer, al finalizar estos procesos electorales, es hacer un análisis de cómo estos pueden ayudar a fortalecer al gobernante. O, cómo la popularidad de él o la falta de esta ayuda perjudicó los resultados de la consulta popular.

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Otros usos incorrectos de la consulta popular y/o referéndum

Sin embargo, a criterio del analista político y electoral Alfredo Espinosa, la democracia directa ha sido reducida a un mero sondeo de opinión o una mera encuesta para alzar el ego de quien la consulta. Pero no solo eso, sino que también ha sido utilizado por la ciudadanía como una herramienta para expresar su descontento sobre el régimen, a través del voto castigo.

Como ocurrió con el referéndum de 1986, ejemplifica. El expresidente León Febres-Cordero convocó a una consulta. Por el 'No' votó el 57% de los electores. El motivo fue “en rechazo a las políticas de Febres-Cordero”, subraya el analista Espinosa.

Esto también pasó cuando el entonces primer mandatario Sixto Durán-Ballén convocó a las urnas a los ecuatorianos, luego de la Guerra del Cenepa. En 1995, en las 11 preguntas que formuló ganó la opción 'No'; no así, un año antes, en 1994. En esa época, de las siete preguntas que consultaron solo una iniciativa no fue apoyada por los electores.

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Es un misterio lo que quiere para la Constituyente; lo mismo fue con el Plan Fénix; parecen planes que están en el aire o pareciera que no hay proyectos estructurados.

Tatiana Quinga

coordinadora de monitoreo político de Icare Inteligencia Comunicacional

¿Cómo evitar esa lectura errónea de esta herramienta?

Es por esto por lo que Endara señala que, en estos comicios, los políticos que hacen campaña, por cualquiera de las opciones, deben explicar a la ciudadanía en qué consiste cada una de las preguntas formuladas para que, de esta forma, los electores puedan tomar una decisión informada. De acuerdo con una encuesta realizada por la firma Click Report, del 18 al 23 de octubre, a 2.280 personas, solo el 20 % de los encuestados conoce cuáles son las preguntas de la consulta popular; un 40,87 % dijo que tiene conocimiento de algunas; pero el 39,13 % expresó que desconoce.

Si las tiendas políticas hacen una campaña informativa, recalca la académica, lo que pasó con el referéndum de Guillermo Lasso no se repetiría. En las 11 preguntas ganó el 'No', porque “la campaña fue muy escueta”.

No obstante, que en estos comicios opere o no el voto castigo dependerá de qué tanto incide el paro nacional en el voto, menciona Espinosa. Eso, porque “fue algo muy focalizado”.

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En 47 años de democracia, esta consulta popular y referéndum serán los más especulativos. Los ciudadanos van a ir a las urnas a ciegas; pero no debiera ser así.

Alfredo Espinosa

analista político y electoral

Otros instrumentos de medición

No solo por eso, dice Tatiana Quinga, politóloga y coordinadora de monitoreo político de Icare Inteligencia Comunicacional, sino porque “es impresionante que la percepción de la ciudadanía parece que estuviera desconectada, si es que comparamos, por supuesto, con los escenarios parecidos que vivimos en el 2019 y en el 2022”. Esto, de acuerdo con su criterio, se debe a que el primer mandatario Daniel Noboa “ha sabido utilizar muy bien la campaña permanente”, ya que, en otros tiempos, las manifestaciones hubieran sido un indicador para desestabilizar a los gobiernos de turno, pero “aquí no pasó”.

Endara, en cambio, sostiene que, en lo referente a la Constituyente, lo que va a pesar es la polarización. Por lo que va a depender del bando al que pertenezca. “Si es afín al régimen buscará lo que este quiere: eliminar y neutralizar el correísmo”.

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¿Qué puede hacer a la ciudadanía? Únicamente dar un paso atrás y manifestar que no va a dar su voto hasta tener una visión real de cómo van a ser estos procesos.

Andrea Endara

coordinadora de la carrera de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UG

Quinga explica que para que una consulta popular pueda ser entendida como un termómetro para la gestión o la imagen de un presidente se requeriría de tiempos normales. Pero desde 2023, exponen la experta, el país está constantemente en las urnas.

Ante esto, el analista Espinosa indica que lo que está haciendo el régimen es lo denominado autoritarismo participativo para conseguir tres cosas: legitimarse dentro y fuera del país, utilizar los resultados electorales para desvalorizar y eliminar a la oposición, y usar el apoyo como un mecanismo de vigilancia y de disciplina. “Este referéndum y consulta popular se encuadra en parámetros democráticos liberales”.

Por otro lado, la politóloga Quinga observa que la coyuntura para Noboa ha sido su termómetro. “El paro y evidentemente la consulta popular son escenarios donde él puede seguir capitalizando su capital político”.

Información.Noboa, en una entrevista, dijo que los contenidos que propone para la nueva Constitución los socializaría si gana el ‘Sí’ el 16 de noviembre.