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ANTONIA Y BERENICE HAN MUERTO
La obra se estrenó originalmente en 2023 y ha recorrido varios escenarios de la capital.Cortesía Karina Barragán

Antonia y Berenice han muerto: teatro que cuestiona poder y precariedad en Quito

La cómica obra de Sharon Olazaval combina explora las tensiones entre el arte y la precariedad. Se presenta en Quito

Antonia y Berenice han muerto convierte al teatro en un espacio de resistencia donde dos jóvenes actrices enfrentan la precariedad y el peso de la política desde el humor y la ironía. La obra de Sharon Olazaval plantea un duelo entre vocaciones: mientras una persigue la fama, la otra defiende el arte como herramienta de transformación social. A través de diálogos ágiles y situaciones tragicómicas, la puesta en escena reflexiona sobre la fragilidad del oficio creativo y la necesidad de seguir defendiendo el escenario como refugio, incluso cuando todo alrededor parece desmoronarse.

La nieve cubre las calles del reino de Orión. En medio del frío, dos jóvenes actrices buscan un refugio y un escenario. Antonia sueña con la fama, con el brillo de los reflectores que parecen apuntar siempre hacia otro lugar. Berenice, en cambio, imagina un teatro capaz de transformar el mundo, un arte que también sea un grito político. Entre ambas se teje una historia de hambre, desvelo y resistencia.

Así comienza Antonia y Berenice han muerto, una comedia de Sharon Olazaval que transita entre la ironía y la tragedia, entre el reclamo y la reflexión sobre lo que significa hacer teatro en tiempos de incertidumbre.

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La obra, estrenada en 2023 en la sala Demetrio Aguilera de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, ha tenido temporadas en el Teatro Malayerba y en el Studio Theater de la Asociación Humboldt, además de participar en festivales como Escenarios del Mundo, Quito Tiene Teatro y el Festival Sensorial Interactivo. Este 15 de noviembre llegará a las tablas del Teatro México, en el tradicional barrio de Chimbacalle.

Olazaval, cineasta, actriz y dramaturga, escribió la primera versión del texto en 2017, luego de una experiencia escénica que la llevó a repensar su relación con el teatro. “La idea me vino cuando con una amiga habíamos comenzado nuestro recorrido con una adaptación de Las Criadas de Genet. Me sentía frustrada de no conseguir todo lo que pensé que lograría con esa obra. Esa fue la primera vez que se me ocurría escribir. Hasta ese punto yo quería actuar y nada más”, recuerda.

Años después, en 2021, retomó el manuscrito y lo transformó en una comedia que dialoga con el presente: “Lo que había escrito tenía mucho de lo que renegaba cuatro años atrás, pero decidí seguir porque me parecía bien planteado. En el camino le agregué un par de cositas de mi realidad actual”.

Aun así -admite- no pensaba llevar el proyecto a escena por su cuenta. “Lo único que quería era terminar el guion. Luego de eso, que lo montaran o no, no me interesaba demasiado”, confiesa.

Pero todo cambió cuando colocó la última tilde.

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La pieza teatral es interpretada por Fernanda Corral y Laura Oviedo.Cortesía Karina Barragán

Mirarse al espejo

Al ver el guion concluido, la artista recuperó el entusiasmo por la historia, pero sobre todo por sus personajes. Con un proceso de casting que describe como “angustiante”, logró finalmente encontrar a las actrices ideales: Fernanda Corral y Laura Oviedo.

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“Hay dos personajes, hay dos formas de ver el mundo, hay dos formas de vivir el teatro. Siempre quise trabajar con una dualidad, con dos puntos de vista que representen polos distantes del oficio creativo”, explica Olazaval. Esa tensión se traduce en el diálogo constante entre Antonia y Berenice, quienes, a través del humor, revelan los contrastes entre la vocación artística y la precariedad laboral, entre la necesidad de crear y la dificultad de sostener una vida en el arte.

La dramaturga señala que, a lo largo de las primeras temporadas, la obra ha evolucionado, ajustándose a los tiempos y al pulso del público. “Cada temporada cambian ciertas referencias para incluir trends y bromas más actuales, pero la esencia sigue igual. Creo que ese énfasis en actualizar los códigos del humor es lo que hace que el público se mantenga cercano a la historia”, comenta.

Tomar una postura

Pero además de hablar de la precariedad del arte, en el trasfondo de Antonia y Berenice han muerto aparece también una reflexión política. La autora sostiene que lo social y lo íntimo no son opuestos, sino parte de la misma conversación. “Fue una especie de crisis la que viví porque sentía que se me exigía vivir y trabajar siempre desde ese punto de partida del que yo no sabía nada. Con todo ese caos que se formaba en mi cabeza y con la decepción de sentir que todo lo que importaba pasaba por lo colectivo, decidí poner en Berenice ese lado que me faltaba, como una forma de entenderlo, pero también de maldecirlo y a la vez de honrarlo”, explica.

Olazaval escribió parte del texto durante su estancia en Buenos Aires, mientras cursaba estudios en una universidad pública. Allí, el ambiente académico y artístico estaba marcado por una fuerte conciencia política. “En Argentina sentía que todo debía tener una postura. Había que saber desde dónde hablábamos, con quién nos identificábamos, qué lugar ocupábamos dentro del sistema. Y aunque comprendía la importancia de ese discurso, a veces me resultaba abrumador”, recuerda.

Esa tensión entre el compromiso y la búsqueda personal se trasladó al texto. Cuando regresó al Ecuador, la artista se encontró con un contexto distinto, pero igualmente atravesado por la política. “Volví justo en un momento de paros. Había una sensación de agotamiento general, de incertidumbre. Y entonces me di cuenta de que, aunque fueran realidades distintas, la pregunta era la misma: ¿cómo se hace arte cuando todo se está cayendo a pedazos?”, comenta.

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En ese diálogo entre lo vivido en Argentina y lo que encontró al volver, Olazaval situó el conflicto central de la obra: dos mujeres que intentan sostener su oficio en medio del colapso, con la intuición de que el teatro, incluso en su fragilidad, puede seguir siendo una forma de resistencia.

Llevar la comedia a otros escenarios

Antonia y Berenice han muerto se presentará el 15 de noviembre, a las 17:00, en el Teatro México, con una entrada general de 12 dólares.

La obra, que en 2024 obtuvo el Fondo de Circulación Nacional de Obra de Artes Escénicas del IFCI, ha recorrido escenarios de Manabí, Guayas y Azuay. Para el próximo año, el equipo proyecta nuevas funciones en distintas ciudades del país y la participación en festivales internacionales. “Lo que más queremos es que la obra siga circulando y llegando a nuevos espacios”, afirma la dramaturga.

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