
Fabo Doja: "Siento una gran conexión con Jack Sparrow"
El actor se disfraza en Halloween del excéntrico personaje de Piratas del Caribe
En esta edición de EXPRESIONES por Halloween, Fabo Doja (44) sorprende al transformarse en nada menos que en el inconfundible capitán Jack Sparrow, el icónico personaje de Piratas del Caribe que inmortalizó Johnny Depp.
Confesó que siempre ha sentido una conexión especial con el excéntrico pirata. Desde niño ya mostraba su lado creativo y su pasión por los disfraces: “Me encantaba convertirme en mis héroes favoritos: He-Man, las Tortugas Ninja, El Chavo del Ocho e, incluso, en un Pitufo”, recuerda entre risas.
Aunque es odontólogo de profesión, siempre soñó con ser actor. El arte, asegura, le corre por las venas. Su madre, María de Lourdes Játiva, fue alumna de Janet Vivar, bailó flamenco y lo llevaba a espectáculos desde pequeño. Además, sus abuelos Juan Játiva y María Angélica Ruiz destacaban por sus voces y su talento en peñas familiares.
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En televisión ha participado en producciones como Sharon, Sí se puede y Casi cuarentonas. En teatro, ha brillado con obras como Clotilde y Matilde, y hoy cierra temporada en el Sánchez Aguilar con Tarzán, el musical.
Pero la agenda no se detiene: el 7 de noviembre estará en el Policentro, participando en el tradicional encendido del árbol de Navidad y ofreciendo un show musical lleno de sorpresas.
Entre el arte y la industria farmacéutica
En 2025 ha alternado su pasión, la actuación, con otra actividad. ¿A qué se debe este cambio?
Además de actor, soy visitador médico. Después de doce años regresé a la industria farmacéutica. Once años de mi vida me dediqué a este oficio y recién a los 33 años empecé a estudiar actuación. Este 2025 ha traído cambios, sobre todo por la ausencia de proyectos en televisión.
¿Eso significa que dejará las artes escénicas?
¡Para nada! Son mi pasión y por lo que doy la vida, la llevo en mis venas. No pienso dejarlas en ningún momento. Simplemente ahora combino las tablas con el maletín, como digo yo. Me siento pleno. Por suerte no interfiere con mi trabajo; a las siete de la noche ya puedo dedicarme a los ensayos y a los proyectos. Es súper agotador, pero estoy equilibrando y me siento cómodo en mis dos actividades.
Es odontólogo de profesión, pero nunca ejerció. ¿Por qué?
Nunca la ejercí. Mi papá, Fabricio Domínguez, fue visitador médico y siempre lo vi en este oficio. Además, es uno de los pocos trabajos que sigue siendo bien remunerado. Para mí es fácil conversar con un médico; tengo facilidad de palabra y soy extrovertido.
Es decir, que este ha sido un año intenso.
¡Totalmente! La vida de artista y ejecutivo me va a matar (risas), pero cuando haces lo que te apasiona te sientes como pez en el agua. Este 2025 ha sido un torbellino de cambios, desafíos y mucho movimiento. Pude haberme quedado sentado esperando que los proyectos lleguen, pero decidí seguir adelante. La madurez que me dieron las artes escénicas hoy la aplico con fuerza en mi otra faceta profesional.
¿Sus clientes, los médicos, lo van a ver al teatro?
Sí, me reconocen. Algunos me han visto en Mamma Mía, en Tarzán, el musical y en otras producciones. Conversar con ellos sobre esos proyectos es una excelente forma de romper el hielo y, la verdad, ha sido una experiencia muy divertida.

Cuando lo invitan a una fiesta en esta fecha, ¿recurre a uno de sus personajes para disfrazarse?
No celebro Halloween. En el mes de octubre me caracterizo de bruja por la obra Clotilde y Matilde, ya con eso es suficiente (risas). Más bien me invitan a animar eventos, fiestas o marcas para hacer promoción con las brujas. Ya me da pereza disfrazarme para farrear. Esta semana cerré temporada de la obra Clotilde y Matilde, la boda, con Ney Calderón. Es el noveno año que llevamos el montaje a escena. En 2026 celebraremos una década. Cada año son diferentes historias y el público lo pide, es un clásico. A veces nos hemos presentado en febrero por San Valentín. También con las brujas sale un poco de esa maldad que llevamos dentro de nosotros. Al principio caracterizarme me tomaba 45 minutos; ahora lo hago en 20. No me gusta ‘quemarlas’, las dejo descansar.
Quiere llevar a las brujas a la TV
Si tuviera que elegir un disfraz, ¿cuál sería?
(Piensa) De Avatar, un personaje azul. Es muy alienígena, sería un reto porque exige mucha teatralidad y corporalidad. Soy camaleónico, me gusta verme diferente con los personajes que interpreto.
Para esta fecha, la TV reestrena cintas de terror. ¿Cuál es su clásico favorito?
El exorcista (con Linda Blair) es un clásico. Es la única que me sigue generando pánico, así me la vea mil veces. Amo las cintas de terror y suspenso. La última que vi fue Destino final 6. Me gusta el terror de fantasmas y posesiones. Hay gente que lo critica, pero yo solo lo disfruto. Para Halloween es simpático ver a los niños disfrazados y pidiendo caramelos. En algunas urbanizaciones lo hacen.
Es muy camaleónico. ¿Ha considerado llevar algunos de esos personajes a la TV?
Con Ney Calderón queremos hacer un piloto al estilo Los locos Addams o La familia Monster (con Clotilde y Matilde), luego de tantas obras y temporadas que hemos trabajado. Tal vez lo hagamos el próximo año. Por eso también regresé a la industria farmacéutica: para tener otro ingreso y financiar mis proyectos. Todo tiene un fin y nos lo han pedido. También hemos considerado llevarla a digital. Ya es hora de que las brujas estén en otro formato.
Prefiere las obras musicales

En el teatro se ha inclinado por los montajes musicales…
No lo busqué. Soy de los pocos que maneja tres disciplinas: canto, baile y actuación. He estado en varios musicales y me he hecho de un nombre. Ser versátil me abre puertas. Todavía no he trabajado con José Miguel Salem, de Danzas Jazz. Se han dado acercamientos, pero no se han concretado esos proyectos. Quizá más adelante.
¿Se ve casado o con hijos?
Seguramente seguiré soltero. No me interesa casarme ni tener hijos, hay que tener vocación para ellos. Quiero disfrutar de lo que amo, además de viajar. No creo tener el tiempo de calidad para dedicárselo. Trabajo para comprar una casa en la playa.
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