
Samborondón: la avenida que promete progreso y entrega caos
El asfaltado volvió, pero la paciencia de residentes se consume entre colas y demoras. Cuestionan el destino de los impuestos
La reconstrucción de la avenida Samborondón, en La Puntilla, se reanudó hace ya varias semanas tras meses de estar paralizada. El asfalto, que no llegaba debido a los problemas en la Refinería de Esmeraldas tras el sismo de abril, finalmente empezó a colocarse en la vía. Sin embargo, los trabajos no han significado un alivio, pues la arteria sigue colapsada y el malestar ciudadano aumenta.
Reanudación de la obra no alivia el caos vial
Los problemas, advierten los residentes, van más allá de la demora. La falta de planificación, la ejecución tardía y la ausencia de alternativas han convertido cada trayecto en un suplicio. Lo que en teoría debería ser una intervención para mejorar la movilidad, en la práctica está generando recorridos de hasta dos horas.
“La avenida que prometía progreso está entregando solo caos. Estamos cansados de vivir condenados a los atascos. ¿Cuándo llegará la solución? Estamos hartos”, sentencia Denisse Romero, residente de Entre Ríos.
En julio pasado, EXPRESO recogió las quejas de residentes que lamentaban los atascos provocados por la paralización de la obra. Dos meses después, las denuncias se multiplican y las preguntas sobre las “promesas incumplidas del alcalde” se hacen más fuertes.
Residentes critican retrasos y promesas incumplidas
“En Samborondón seguimos enfrentando serias dificultades. Si bien se trata de obras necesarias, la congestión es insostenible. Durante la campaña, el alcalde ofreció un plan vial ambicioso con dos puentes en puntos estratégicos, pero hasta ahora no se ha ejecutado nada”, critica Fernando Huamán, residente de La Puntilla.
Huamán hace hincapié en que la única obra visible hasta el momento ha sido un paso peatonal cercano al Riocentro, cuya construcción tomó más de un año y medio. Para él, ese plazo excesivo refleja “la lentitud y la falta de capacidad de gestión” por parte de la Alcaldía. Y cuestiona: “¿Dónde están los fondos municipales y hacia dónde están yendo los impuestos que pagan los residentes?”.
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No es el único en sentir frustración. Ángeles Castillo, residente de Ciudad Celeste, asegura que perder dos horas y media al día en medio del tráfico se ha convertido en una rutina insoportable. “La paciencia se agota. Fijo, son más de dos horas de ida y vuelta, y eso si no hay un accidente o una emergencia. Nos hemos quejado tantas veces, pero de poco o nada sirve. ¿Este será nuestro estilo de vida? No lo acepto”, se queja.

Nuevas construcciones agravan la congestión
Castillo también cuestiona la entrega de nuevos permisos para plazas comerciales en medio del colapso vial. “¿Por qué pensar en más construcciones cuando no se soluciona primero el tráfico y las necesidades de las familias que viven entre calles de tierra y carencias?”, plantea, al referirse al estado de los recintos San Nicolás y Sabanilla, ubicados precisamente en la zona del Nuevo Samborondón, actualmente el área de mayor desarrollo, pero que carece de algunos servicios básicos y está plagada de tierra y polvo, como publicó EXPRESO en julio pasado.
Otros ciudadanos coinciden y asimismo se preguntan por qué en zonas como Los Arcos, ya de por sí complicadas, el Municipio dio luz verde a nuevos proyectos. “A este sector hay que oxigenarlo, pero no, al parecer quieren aniquilarlo. Este es el mundo al revés. Donde el área ya estaba estrecha, se está levantando una plaza más. ¿En La Puntilla se planifica?”, cuestiona la residente Analía Gutiérrez.
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Ciudadanía exige soluciones reales y transporte alternativo
Arturo Sevilla, habitante de El Tornero, considera que el retraso inicial de la regeneración integral vial estuvo ligado a la falta de asfalto, pero teme que, incluso con la obra terminada, los problemas sigan intactos. “¿De qué sirve una reestructuración si la arteria continúa saturada y sin vías alternas? Sé que algunos tramos están siendo ampliados a cinco carriles, pero esa no es la solución. Debe haber más rutas, transporte público eficiente, incluido el fluvial”.

La percepción general es que Samborondón vive atrapado en un círculo de promesas y decisiones improvisadas. Mientras se habla de un “Samborondón del futuro”, la realidad para una gran mayoría es un presente marcado por el caos vial y la desesperanza de sus habitantes.
“Lo que pedimos no son promesas grandilocuentes, sino obras reales, eficientes y planificadas. El desarrollo de Samborondón no puede seguir hipotecado a discursos vacíos”, recalca Huamán.
Fondos y planificación: preguntas sin respuesta de la Alcaldía
Frente a esta situación, EXPRESO solicitó una entrevista con el alcalde Juan José Yúnez o con un delegado municipal, para conocer qué se está haciendo al respecto. Desde el departamento de Comunicación de la Alcaldía contestaron que se gestionaría una entrevista, aunque hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
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Entre los puntos que este Diario busca abordar consta saber qué medidas concretas ha tomado el Cabildo para evitar que las congestiones continúen durante la ejecución de los trabajos, de los que se desconoce la fecha exacta de culminación, considerando que estuvieron paralizados varios meses. También, si previeron que esto sucedería, qué respuesta tienen y cómo planea el Municipio compensar a la ciudadanía por este impacto.
De igual manera, EXPRESO solicitó el detalle de cómo han sido gestionados los fondos municipales y preguntó si existe algún informe de seguimiento que indique cuánto se ha invertido y cuáles son los avances reales de la obra, pero no hubo respuesta.
En una entrevista realizada por este Diario a Yúnez en mayo pasado, el primer edil aseguró que lo que están ejecutando no es un simple asfaltado, sino una intervención que busca corregir errores del pasado y mejorar la movilidad. “Esas curvas que ven ya no se verán. Habrá orden y, en los tramos donde el espacio lo permita, más carriles. Esta vía tendrá lo que necesita: desde carriles bien definidos hasta espacios seguros y con sombra para ciclistas y peatones. Estamos trabajando bajo planificación. No estamos solo dibujando o haciendo trazos al azar”, argumentó, al reconocer que una vez concluida la obra habrá mayor fluidez, pero no se resolverá el problema de raíz.

En ese entonces también dijo que ayudaría el paso a desnivel en la salida de Ciudad Celeste, proyecto para el que estaban buscando financiamiento. Esta vez se le consultó qué pasó con esa obra y con el otro paso a desnivel previsto, pero la respuesta sigue en el limbo.
Para la ciudadanía, sin embargo, no hay más tiempo que perder y se debe apostar también por el transporte fluvial, sin peros. “El alcalde siempre dice que está abierto a esta idea, pero todo queda en ideas. Nadie da el paso: ni Yúnez, ni los alcaldes de Guayaquil o Daule, separados por apenas un puente. ¿Todo queda entonces en intención? ¿Son palabras pobres? Aquí lo que se necesita es voluntad”, opina Carlos Madera, residente de Ciudad Celeste.
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