
Mujeres científicas ecuatorianas hablan del cuerpo con humor y rigor
ESPOL Divulga impulsa una innovadora forma de compartir ciencia: once investigadoras abordaron el cuerpo humano
¿De qué hablamos cuando hablamos del cuerpo desde la ciencia? En la tercera edición de Ellas y la Ciencia, titulada “Cuerpo a cuerpo con la ciencia”, la respuesta fue múltiple, diversa y reveladora. Organizado por ESPOL Divulga, de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, este evento reunió a once investigadoras de distintas ramas para compartir sus saberes en un formato poco convencional: el monólogo científico.
No fue una clase magistral, fue un espectáculo escénico que entretejió emociones, anécdotas, evidencia científica y humor.
Ciencia cotidiana: salud mental, idiomas, postura y más
Los monólogos abordaron temas como la microbiota intestinal, la lactancia materna, el aprendizaje de idiomas, la ergonomía y la medición del cuerpo. Cada intervención duró apenas ocho minutos, pero fue suficiente para conectar con el público desde la experiencia y el conocimiento riguroso.
La psicóloga Nadia Soria Miranda, docente de la Universidad de Guayaquil, se presentó con “Medida corporal que no suma, que no reste”. En su monólogo, expuso cómo la psicometría ha evolucionado para dejar de enfocarse en estereotipos estéticos como las medidas 90-60-90 y centrarse en indicadores de bienestar psicológico.
“No importa tanto cuánto mides, sino si estás satisfecho con tu cuerpo”, dijo, apelando especialmente a la adolescencia, etapa donde las presiones sociales son más intensas. También advirtió sobre los trastornos alimenticios derivados de la búsqueda de la imagen “instagrameable”.
Desde la Universidad Central del Ecuador, la filósofa y docente Sara Jácome sorprendió con su monólogo “El cuerpo también habla inglés”.
Su propuesta fue mostrar cómo el cuerpo participa activamente en el aprendizaje de un idioma extranjero: la postura, la respiración, el movimiento de la mandíbula, el uso del diafragma y la gestualidad contribuyen tanto como la gramática. “Aprender inglés no es solo memorizar verbos, también es aprender a mover el cuerpo de una manera distinta. El cuerpo ayuda a aprender”, explicó.
Por su parte, la ingeniera industrial Isabel Alcívar, docente de ESPOL, presentó “¿Somos los jorobados del siglo XXI?”, un monólogo sobre la ergonomía en tiempos de teletrabajo y largas horas frente a pantallas. Denunció cómo las malas posturas se traducen en trastornos musculoesqueléticos y afecciones de salud mental.
“Nuestro cuerpo es nuestra primera oficina. Si lo cuidamos, cuidamos todo lo demás”, subrayó. Además, ofreció recomendaciones prácticas para mejorar las condiciones ergonómicas en el hogar o la oficina: desde la posición de los pies, el ángulo de los brazos y la altura de la pantalla, hasta el uso correcto del teclado y el mouse.

El reto de salir del laboratorio… y subir al escenario
Para muchas de las participantes, esta experiencia significó salir de su zona de confort. “Nosotras no somos actrices, somos docentes, científicas”, señaló Sara Jácome. “Pero lo que hicimos fue trasladar lo que hacemos a diario en el aula a un escenario, enamorar al público de nuestro tema”.
El proceso de preparación tomó aproximadamente dos meses. Se abrió una convocatoria nacional en la que postularon más de 60 investigadoras. Fueron seleccionadas 11, con perfiles diversos, desde la inteligencia artificial hasta la medicina, pasando por la psicología, biología, filosofía, entre otras disciplinas. Se les brindó acompañamiento para construir sus monólogos y dominar el escenario sin perder el rigor científico.
“El objetivo de Ellas y la Ciencia es visibilizar a las científicas, pero también humanizar la ciencia, hacerla cercana”, explicó Sofía Cabrera, organizadora general, quien ha trabajado más de 15 años en divulgación científica. “Buscamos que el público se ría, se emocione y, al mismo tiempo, aprenda. Porque la ciencia también se encarna, también tiene cuerpo”.

Ciencia para todos, sin bata ni jerga técnica
Uno de los grandes logros del evento fue desmontar la idea de que la ciencia solo ocurre en laboratorios, con fórmulas complejas o palabras rebuscadas. Aquí se habló de ciencia desde la vida diaria: la crianza, el trabajo remoto, la salud mental, el aprendizaje. Se hizo desde el humor, pero sin banalizar.
“Estos espacios deberían replicarse en todo el país”, afirmó Nadia Soria. “Porque nos ayudan a mostrar que la ciencia no es solo para genios, sino para todos los que nos hacemos preguntas y buscamos respuestas”. Las organizadoras coinciden en que este tipo de formatos fomentan vocaciones científicas en jóvenes y construyen puentes entre la academia y la ciudadanía.
ESPOL Divulga: un laboratorio de ideas para divulgar ciencia
Ellas y la Ciencia es una de las muchas iniciativas de ESPOL Divulga, la unidad de divulgación científica de la Escuela Superior Politécnica del Litoral. También organizan cada mes La Chela Científica, una charla informal en bares donde expertos de la academia, el estado y la empresa conversan sobre temas científicos con una cerveza de cortesía.
“Es un panel de discusión, pero sin solemnidad, en un bar, para que todos se sientan parte”, explicó Cabrera. Este año, La Chela Científica ha recorrido Quito, Cuenca, y próximamente llegará a Manabí y el Tena.
Otro proyecto son las cápsulas científicas, videos breves en redes sociales con lenguaje accesible y visual, donde investigadores explican conceptos complejos en menos de un minuto. “La idea es que la ciencia no se quede en el aula, ni en los papers, sino que salga a la calle”, concluyó Cabrera.