
Altas capacidades intelectuales: el talento que no debe pasar desapercibido
Serafina Castro, de la Universidad de Málaga, habla con EXPRESO sobre las altas capacidades intelectuales en los niños
Las altas capacidades intelectuales aún se enfrentan a estigmas, mitos y desinformación. Pero para la profesora Serafina Castro, especialista en psicopedagogía de la Universidad de Málaga, lo urgente es dejar de verlas como una rareza y empezar a reconocerlas como una oportunidad. Su visita a la Universidad Casa Grande (UCG), en Guayaquil, ha sido una puerta para abrir el diálogo en torno a esta temática.
“En España, la identificación del alumnado con altas capacidades se hace de forma masiva entre tercero de infantil y primero de primaria, y luego nuevamente entre sexto de primaria y primero de secundaria”, explica Castro. En Andalucía, comunidad donde reside, este protocolo ha permitido detectar de forma temprana a niños que aprenden a leer con tres años, que formulan preguntas propias de adultos o que memorizan canciones tras oírlas una sola vez.
Estos niños no solo sobresalen por su inteligencia, sino por su sensibilidad, creatividad, humor agudo, exigencia y baja tolerancia a la frustración. A menudo, se enfrentan a entornos educativos que no están preparados para ellos. “Muchos profesores los perciben como desafiantes, cuando en realidad solo están buscando respuestas más profundas”, comenta.
Educar para el potencial
El sistema educativo debe estar preparado para ofrecer respuestas y acompañamiento. En su charla en la UCG, la profesora detalló tres tipos de medidas: ordinarias, extraordinarias y excepcionales. Las primeras, como adaptar el nivel de dificultad de las tareas o promover el aprendizaje interdisciplinario, benefician a toda la clase. Las extraordinarias, como el enriquecimiento y la ampliación curricular, están diseñadas para alumnos con perfiles específicos. Y las excepcionales, como la aceleración de curso, requieren una evaluación rigurosa y especializada.
Castro destaca que mientras en España la aceleración total solo se aplica a niños con sobredotación intelectual, en Ecuador se permite también de forma parcial y a estudiantes talentosos, lo cual considera una medida positiva.
Sin embargo, señala una debilidad común: la falta de formación de docentes y orientadores. “Mientras el profesorado no esté formado, trabajar con estos estudiantes será una carga en vez de una oportunidad”, advierte.
El rol fundamental de los padres
En su intervención, Serafina también enfatizó el papel de las familias. Muchos padres, por desconocimiento, pueden confundir las señales de alta capacidad con condiciones como el autismo o el TDAH. “Hay que romper con los mitos. Tener un hijo con altas capacidades no significa que sea un genio, ni que deba ser tratado como tal. Es un niño con un potencial que necesita ser trabajado con naturalidad”, afirma.
Las asociaciones de familias en España han sido clave para ofrecer espacios de acompañamiento emocional y académico. “Las escuelas de padres ayudan a comprender mejor a sus hijos y a brindarles herramientas adecuadas”, sostiene.
Un llamado al país: cuidar el talento
Para cerrar su intervención en Ecuador, la profesora dejó un mensaje contundente: “El talento que tiene un país no debe desaprovecharse. Hay que darle a estos niños lo que necesitan para que se queden y reviertan todo ese potencial en su propio país”.
Luiggi Sáenz de Viteri, educador en un colegio privado de Guayaquil, coincide con esta visión. “El mito de que todos los niños con altas capacidades son buenos estudiantes es falso. Si no se sienten motivados, pierden el interés. Por eso, la capacitación docente es fundamental”, afirma. Además, menciona que en ocasiones se confunde este perfil con otros diagnósticos errados debido a la falta de sensibilidad institucional.