Gymbro
Ejercicio. El crecimiento de los "gymbros" logra capturar la atención de los expertos en la salud física y mental.CANVA.

Más allá del ejercicio: el fenómeno Gymbro en Ecuador

Experto analiza el fenómeno de los 'gymbros' y sus implicaciones sociales, emocionales y de género.

El interés por el ejercicio y el bienestar físico es una tendencia creciente en las generaciones más jóvenes. Grupos como los centennials y la generación alfa están cada vez más enfocados en llevar estilos de vida saludables, disminuir el consumo de alcohol y dedicar más tiempo a la actividad física. Sin embargo, de este fenómeno saludable ha emergido un perfil que, según el psicólogo Luiggi Sáenz de Viteri, requiere un análisis más cuidadoso: el llamado gymbro.

“El término gymbro se ha vuelto un estereotipo asociado a ciertas personas que no solo practican ejercicio, sino que convierten el gimnasio en el centro absoluto de su vida, hasta llegar a un culto al cuerpo donde lo visible es lo único que importa”, explica Sáenz de Viteri. Este tipo de comportamiento puede generar una visión reducida de las personas y afectar profundamente las relaciones interpersonales.

De la disciplina al culto superficial

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Para el especialista, es fundamental diferenciar entre quienes encuentran en el ejercicio un camino de disciplina y salud integral, y aquellos que cruzan el límite hacia lo superficial. "Hay personas que fortalecen su cuerpo como parte de un proyecto de bienestar, de cuidado físico y emocional. Pero otros se enfocan exclusivamente en la apariencia, y ahí es donde surge el problema", afirma.

El culto extremo a la imagen, continúa el psicólogo, no solo se limita a quienes lo practican, sino que proyecta una presión social hacia los demás. "Muchas mujeres, incluso teniendo un buen estado físico, son criticadas si no cumplen con ciertos estándares obsesivos: el set perfecto, la dieta exacta, la grabación constante de sus entrenamientos. Si no cumplen con ese patrón, son atacadas y desvalorizadas", señala Sáenz de Viteri, marcando cómo este fenómeno puede convertirse también en un mecanismo de control y misoginia.

Redes sociales: el escenario donde se amplifica el fenómeno

El crecimiento de los gymbros no puede entenderse sin el rol de las redes sociales. Plataformas como Instagram, TikTok y YouTube están llenas de influencers fitness que exponen diariamente sus rutinas, cuerpos y estilos de vida. Según Sáenz de Viteri, muchos de estos creadores "monetizan la idea de que el valor de una persona depende directamente del cuerpo que exhibe y de cuánto tiempo pasa en el gimnasio". Este mensaje, explica, puede afectar la autoestima de los seguidores y promover comportamientos poco saludables.

“Algunos terminan creyendo que si no entrenas todos los días, si no cumples con ciertas medidas o dietas, entonces no vales. Y ese tipo de narrativa es peligrosa, porque no solo afecta la salud mental, sino que también vuelve más pobres las relaciones sociales de quienes lo practican. Interactúan desde la imagen, no desde lo emocional o lo significativo”, detalla.

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Un fenómeno con matices que exige reflexión

Aunque el estereotipo del gymbro se ha vuelto viral, Sáenz de Viteri insiste en que es importante no generalizar. “No todos los que van al gimnasio entran en esta lógica. Muchos lo hacen por su salud, por disciplina, por sentirse mejor física y mentalmente. El problema es cuando se pierde el equilibrio y la vida empieza a girar únicamente alrededor de la estética”, reflexiona.

En el fondo, lo que está en juego es la capacidad de construir un bienestar integral, que incluya cuerpo, mente y emociones. Para el psicólogo, el mensaje debería ser claro: "Cuidar el cuerpo está bien, pero sin caer en el vacío de lo superficial ni medir nuestro valor por una apariencia. El bienestar debe ser completo, diverso y humano".

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