Cartas de lectores: Un Guayaquil oscuro y temeroso

Guayaquil ya no vive por ti, lo asesinaron con él látigo de la indiferencia política

Una ciudad es un libro que se lee con los pies, mas no, un caminar con grillete en la oscuridad por parques y calles, para luego caer en la profundidad de la oscuridad olvidada. Esta ciudad era pujante antes, con burgomaestres guayacos de cepa, de verdad, con los gemelos bien limpios y puestos a favor de los guayaquileños; nos elevaron la autoestima. 

El alcalde León Febres-Cordero dejó a un sucesor qué luego nos traicionó, como Judas por unas monedas. Hoy tenemos una jungla de hoyos para un zoológico de humanos. Antes había cantantes, ahora asaltantes; mucho aseo, ahora desaseo; claridad, hoy oscuridad; música, hoy bala. El turismo feneció; los principios éticos y morales se esfumaron. 

Hoy se cambian de camiseta y bailan al son de la música ratera; hasta recogen parentesco en las calles. Mi ciudad es un pueblo fantasma, inhabitable; un lugar dónde fuimos felices. Ponga música en su casa, luces oscuras y a bailar se ha dicho; total, el lugar lo hace uno. Guayaquil ya no vive por ti, lo asesinaron con él látigo de la indiferencia política.

Javier Valarezo Serrano