Diana Acosta: Conflicto centenario

Los líderes mundiales hoy tienen la responsabilidad histórica de resolver para siempre este drama humano
La posible anexión de Judea y Samaria al territorio de Israel ha sido un tema de debate intenso y tensión internacional, con Estados Unidos desempeñando un papel crucial.
Recientemente, gobernadores de ciertos estados se pronunciaron a favor de que Israel anexe esos territorios, hecho que nunca antes había ocurrido y de sumarse más estados, junto a la mayoría republicana en el Congreso, podría ocurrir un reconocimiento oficial de parte de los EE.UU. sobre este hecho, en un momento internacional muy tenso, en el que, varios países europeos se han manifestado a favor de reconocer un estado palestino, que no tiene un territorio definido ni un gobierno unificado porque lo rechazó, así como rechazó devolver a los rehenes israelíes, deponer las armas y alcanzar la paz para su pueblo.
Hay que recordar que la Partición de Palestina (Resolución 181 de las NN. UU. 29-11-1947) fue arbitraria y alejada de la realidad histórica, lo que ha provocado innumerables guerras y confrontaciones por más de 70 años, situación que evidencia el fracaso de una decisión equivocada que no contribuyó a una solución verdadera, pacífica y definitiva.
La pregunta medular quizás podría ser si esta posible anexión es atentatoria al derecho internacional. Y la respuesta es no, por dos razones: 1) en la partición de Palestina, la parte árabe la rechazó y no aceptó la porción territorial que le otorgaba las NN. UU., por lo tanto no tomó posesión legal de ella; y 2) consecuentemente, esos territorios son tierra de nadie, porque hasta este momento no se ha fundado, declarado o establecido un estado palestino, por lo tanto, no se trataría de una desmembración territorial a un estado; en tanto que esos mismos territorios constituyen el corazón de la patria ancestral judía, pues forman parte del Israel bíblico, donde estas localidades son citadas en los textos sagrados.
Los líderes mundiales hoy tienen la responsabilidad histórica de resolver para siempre este drama humano y cumplir con la misión principal de las Naciones Unidas de mantener la paz. Es hora de elegir el lado correcto de la historia.