
Consulta Popular 2025: ¿Qué significa para Ecuador el triunfo del ‘No’?
El ‘No’ se impone en el referéndum 2025, frenando la propuesta de Noboa para una Constituyente y otros cambios estructurales
El ‘No’ se impuso en las cuatro preguntas del referéndum y consulta popular impulsados por el presidente Daniel Noboa. Con una participación superior al 80 % del padrón electoral, los ecuatorianos rechazaron la instalación de bases militares extranjeras, la reducción del número de asambleístas, la eliminación del financiamiento público a los partidos políticos y, sobre todo, la convocatoria a una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Constitución.
El resultado marca un punto de inflexión político, jurídico y social para el país, luego de semanas de debate, advertencias y una intensa campaña en redes y territorios.
1. Un freno a la propuesta central del Gobierno
El presidente Daniel Noboa apostó su capital político a la convocatoria de una Constituyente con la promesa de “endurecer” la Constitución frente al crimen organizado, atraer inversiones y reordenar el Estado. El triunfo del ‘No’ bloquea ese camino y mantiene vigente la Constitución de Montecristi.
Sin Constituyente, el Gobierno deberá recurrir a los mecanismos ordinarios de reforma: enmiendas, en algunos casos referéndum obligatorio, y acuerdos legislativos que el oficialismo no domina.

2. La oposición se fortalece y reclama triunfo político
El correísmo y el movimiento indígena —principales promotores del ‘No’— capitalizan la victoria como una derrota directa al Gobierno.
Luisa González, dirigente de la Revolución Ciudadana, afirmó que “el pueblo votó con consciencia” y que los resultados muestran la falta de respaldo al Ejecutivo. La oposición había advertido que una Constituyente “entregaría un cheque en blanco” al presidente y podría afectar derechos adquiridos.
3. Razones del rechazo: derechos, equilibrio de poderes y desconfianza
Diversos sectores —abogados, exjueces, académicos, médicos, defensores de derechos humanos, activistas LGBTIQ+, ambientalistas y líderes barriales— impulsaron argumentos decisivos para el ‘No’:
- Temor a pérdida de derechos
Defensores de derechos alertaron que una nueva Constitución podría cambiar la obligatoriedad de políticas como educación o salud para volverlas “prestaciones condicionadas al presupuesto”, debilitando conquistas históricas.
- Riesgos en representatividad
La reducción de asambleístas de 151 a 73 habría dejado a varias provincias con un solo legislador y reducido voces de mujeres, minorías y territorios.
- Desconfianza en el Ejecutivo
Catedráticos como Ramiro Ávila insistieron en que un Gobierno con tensiones hacia la prensa, protestas y organizaciones civiles no debería concentrar más poder.
Sybel Martínez lo resumió así: “El poder sin límites arrasa con todo”.
- Inquietud por la propuesta sobre el IESS
La idea del Gobierno de trasladar la salud del IESS al Ministerio generó temores: hospitales públicos con baja ejecución presupuestaria y deudas históricas del Estado al Seguro Social.
- Defensa de la naturaleza y territorios
Jóvenes y ambientalistas recordaron que Galápagos y ecosistemas como Yasuní y Chocó Andino podrían verse afectados con cambios constitucionales, especialmente tras el debate sobre posibles bases militares.

4. Impacto inmediato: un Gobierno debilitado y obligado a negociar
Sin el triunfo del ‘Sí’, el presidente Noboa pierde la herramienta política que buscaba para reestructurar el Estado y fortalecer su plan de seguridad. El Gobierno deberá ahora gobernar con una Asamblea Nacional fragmentada.
Además, el resultado envía un mensaje claro: el país no respalda reformas profundas sin claridad, sin anexos concretos y sin transparencia previa sobre sus alcances.
5. ¿Qué no cambia?
Con el triunfo del NO:
- No habrá Asamblea Constituyente.
- No habrá bases militares extranjeras.
- Se mantiene el número actual de asambleístas.
- Se mantiene el financiamiento público a los partidos.
- La Constitución sigue exactamente igual.
- No se modifica el sistema de representación provincial.
- No se altera la estructura institucional de la Corte Constitucional.
6. ¿Qué viene ahora?
El Gobierno deberá recalibrar su plan político. Si en campaña el presidente señalaba que la actual Constitución era “muy laxa con los delincuentes”, ahora tendrá que buscar reformas dentro del marco vigente y negociar con una Asamblea adversa.
Para la oposición, empieza una nueva etapa: intentar capitalizar el resultado sin romper la institucionalidad. Para el país, el resultado refleja cansancio, desconfianza y un mensaje firme: no a cambios sin claridad ni garantías.
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