
Constituyente: un nuevo pacto social o seguir con las reglas
Una nueva carta política genera la ilusión de días mejores. ¿Sería la solución a la crisis? Hay derechos en juego
De ganar la opción Sí el domingo 16 de noviembre, Ecuador iría por la vigésima primera Constitución. La primera se escribió hace 195 años, en 1830, en Riobamba, cantón de Chimborazo; y la última, actualmente en vigencia, es la que fue redactada en 2008 en Montecristi, Manabí. Ante esa posibilidad, ¿cómo cambiaría la vida de los ecuatorianos?
¿Qué opina la ciudadanía?
Para la comerciante Sandra Muñís, de 60 años, el que Ecuador vaya a una Constituyente le genera esperanza porque anhela que el índice de inseguridad baje. Ella comenta que espera que con la creación de una nueva carta política, ya no se deje “correr la droga, ni que haya bastantes pandilla ni delincuentes”.
En cambio, la asesora vehicular Violeta Cali, de 49 años, le recomienda al presidente Daniel Noboa pedirle sabiduría a Dios para que le guíe en la elaboración de la nueva Constitución. Eso porque quiere que esta norma sí cambie al país.
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Pero esas esperanzas no embargan a la estudiante universitaria Dayanna Segovia, de 20 años. Aunque le confiesa a EXPRESO que no ha leído las cuatro preguntas y sus anexos, cree que “una Constitución puede generar cambios, pero no lo sabremos hasta que suceda”.
¿Concuerdan con ellas los expertos en Política?
No solo eso, sino que la ciudadanía firmará un “cheque en blanco”, menciona María Fernanda Carvajal, consultora de comunicación política, dado que el primer mandatario no ha expresado qué planteará en la Constitución. Tampoco ha señalado qué artículos eliminaría o unificaría. Solo ha mencionado que le parece que la carta magna actual tiene demasiados artículos (444).
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Dayanna Segovia
Sin embargo, Francisco López, abogado especialista en procesos constitucionales y catedrático de la Universidad de Las Américas, expone que es difícil decirle a la ciudadanía que una nueva Constitución o la celebración de una Asamblea Constituyente pueda llegar a cambiar la vida de las personas. Eso porque “ya hemos tenido 20 intentos de cambiar la vida de la gente a través de una Constitución”. Para él, lo que puede tener impacto es la cultura democrática.
Por eso Agustín Burbano de Lara, sociólogo y director del Observatorio Metropolitano de Seguridad y Gestión de Riesgos, sostiene que el problema no es el texto constitucional, sino que “la normativa no se está cumpliendo y no se está administrando bien el conjunto del Estado”. Ante esto, se cuestiona: “A pesar de que el país pueda contar con una versión mejorada de la Constitución, ¿esta se la va a aplicar?”.
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Sandra Muñís
¿Qué problemas se prevé con una Constituyente?
En el caso de que los electores decidan que el país debe reescribir su carta magna, Efrén Guerrero, abogado experto en derechos humanos y docente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, considera que en el país, ante la polarización que se vive y el método que se usará para la asignación de escaños, la Asamblea Constituyente tendrá un problema grave: la sobrerrepresentación de los partidos políticos que tengan una maquinaria capaz de conseguir votos. Por ello prevé que en esa esfera no haya diálogos, sino una especie de monólogos simultáneos.
Burbano de Lara opina que “un nuevo texto no va a arreglar viejos actos”. No obstante, considera que si se redacta una nueva carta política, hay una alta probabilidad de que haya regresión de derechos, sobre todo los de la naturaleza, así como los laborales y también los derechos humanos.
Pero si este proceso naciera desde la Presidencia del Ecuador, no habría una priorización de las minorías del país ni una deliberación, sino una imposición con ritual democrático, asegura Guerrero. “La mayoría circunstancial se sentirá legitimada para restringir la república a su medida y el disenso será visto como traición”.
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Violeta Cali
Preocupaciones
Eso es lo preocupante, analiza López, porque, en su opinión, “si un gobernante necesita o ve la necesidad de cambiar la Constitución, en lugar de manejar la actual según lo que establece la propia normativa, eso quiere decir que va a tener una norma hecha a su medida, especialmente si va a tener mayoría en la Asamblea Constituyente”. Por eso prevé que la nueva carta magna no establecería límites para el gobernante.
A eso Guerrero le suma que cada vez que un país va a un proceso constituyente, se congela la inversión, porque no se sabe qué reglas regirán a futuro.
Carvajal le sugiere a la ciudadanía que analice su voto, así como el trasfondo de las preguntas. Además, que visualice si una nueva Constitución validaría o vulneraría los derechos ya adquiridos. Así también, tomar en cuenta las diversas intervenciones de Daniel Noboa, ya que en ellas apunta a lo que la Constituyente modificará.
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