Ocio

Simón Man-Ging propietario de Ging & Asai
Rompe el molde con sushi en vivo, cócteles con sake y menú fusión.Foto: Miguel Canales

Simón Man-Ging: De la cocina familiar al restaurante que fusiona Asia

En Ging & Asai apuesta por la cocina fusión con lo mejor de la gastronomía china y japonesa, y ya piensa en expandirse. 

El aroma envolvente del ramen y los wantanes recién salidos del wok impacta de inmediato en la mesa. En el fondo, un mural abraza toda la terraza como una ventana abierta al continente asiático: cerezos en flor, tejados de madera y pinceladas de historia que invitan a perderse. “Queríamos que la gente, al cruzar la puerta, sintiera que viaja al continente asiático sin salir de la ciudad”, dice Simón Man-Ging, el joven empresario detrás de esta apuesta culinaria.

Simón no es ajeno al mundo de los negocios. Heredó el empuje de su abuelo (también llamado Simón Man-Ging), involucrado en el sector hotelero, y con quien descubrió su afinidad por la cocina, “ahí me enganché con la parte culinaria, viendo cómo un plato puede contar una historia sin necesidad de palabras”. Esa pasión lo llevó a fundar Wantan Ging, una marca de productos congelados que hoy se distribuyen en las cadenas El Rosado y La Favorita. Pero su inquietud no se detuvo ahí.

Con el mismo ímpetu heredado de su abuelo, decidió emprender y unió fuerzas con Sushi Asai Express, del chef Darwin Maldonado. De esa alianza nació Ging & Asai, un restaurante que fusiona lo mejor de la cocina china y japonesa sin necesidad de elegir. “Puedes pedirte un chaulafán con wantanes y, al mismo tiempo, un rollo de sushi fresco o un ramen”, explica. La carta es un puente entre dos culturas, pensada para quienes disfrutan la diversidad de sabores, con un menú que combina tradición, técnica y alma.

Gran cantidad, confianza al plato

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Han sabido mantenerse vigente gracias a su creatividad. “Cada dos meses lanzamos nuevas opciones, siempre con ingredientes de calidad y que luzcan bien en redes. Hoy en día, todo tiene que ser instagrameable”, confiesa. La propuesta del menú de Ging & Asai incluye bocados de sushi, nigiris, chaulafán, tallarín salteado, wantanes, camarones al panko y más.

Pero lo que más se siente es la generosidad de los ingredientes. “No es el típico wantán de pura hoja. El nuestro tiene relleno real, generoso”, dice Simón, con orgullo. Este detalle y la trazabilidad, han sido clave para ganar la fidelidad de los comensales. “Solo usamos productos empacados al vacío y con buenas prácticas de manufactura. La confianza se gana plato a plato”, asegura.

Show en vivo, sabor para todos

La experiencia va más allá del restaurante. Simón y su equipo llevan la cocina a eventos privados como bodas, quinceañeras o cumpleaños, donde preparan sushi en vivo y en directo frente a los invitados.

“Es una forma de interactuar con la gente, como se hace en Japón, donde el chef se convierte en parte del ritual”, explica. Con cintillos, concursos y premios, logran que hasta los niños se sientan parte del show gastronómico.

Esa cercanía también se refleja en su intención de democratizar la cocina asiática. Aunque suele percibirse como elitista, Simón ha desafiado esa idea con promociones accesibles. “Cuando inauguré en la plaza ubicada en La Joya, tuve una fila de 400 personas para probar nuestro All You Can Eat”, recuerda. La intención es clara: “Queremos romper el esquema de que el sushi es solo crudo y caro”.

Tés, sake y cocteles de autor

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La propuesta líquida también invita a viajar. En la carta de bebidas conviven tés orientales, sake y vinos seleccionados, pero es la coctelería de autor la que merece un capítulo aparte. Hay tragos infusionados, creaciones con té, frutas y toques cítricos que sorprenden. Cada cóctel está pensado como una extensión del menú, con la misma atención al detalle y búsqueda de armonía. Esa visión atraviesa todo el restaurante, desde la hospitalidad hasta los tiempos de cocción.

Tradición emprendedora

Su abuelo y su padre —ambos llamados Simón— le transmitieron el gusto por los negocios bien llevados, pero él se enganchó con el ritmo silencioso de la cocina.

Ya graduado como Ingeniero en Administración Empresarial, decidió seguir su intuición, “sabía que lo mío era tener un restaurante”. Ese sueño empezó en plena pandemia, con una cocina oculta desde su casa. Así nació Wantan Ging, su primera marca de productos congelados. Hoy, como cofundador de Ging & Asai, sigue soñando. Aunque la expansión a otras ciudades está en pausa, su brújula empresarial sigue firme.

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