
Marcela Aguiñaga contra los monstruos del correísmo
Análisis| De 5 autoridades descontentas del correísmo, una aún reclama: Aguiñaga. Opina sobre la carnetización de la RC
Una bomba acaba de estallar en el seno del correísmo. En medio de la ofensiva de Donald Trump contra el cartel de Los Soles, cuyos capos máximos, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, mantienen tiranizada Venezuela, un medio digital independiente del sur de la Florida, UHN Plus, ha desempolvado viejos informes de inteligencia de Estados Unidos que no recibieron la debida atención en su momento y según los cuales esa dictadura (o ese cartel, que para el caso es lo mismo) financió la candidatura de Luisa González.
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En Ecuador, al mismo tiempo, el irresuelto descontento de cuatro prefectos y un alcalde correístas ante la crisis de liderazgo de su partido vuelve a salir a flote con las recientes declaraciones (cada vez con menos filtros) de Marcela Aguiñaga.
Luisa González viaja, mientras la RC carnetiza
Y mientras el correísmo lleva adelante un proceso de carnetización que podría tener efectos no buscados, su presidenta nacional, la excandidata González, continúa entregada a lo que parece su verdadera vocación (¡de quién no!): viajar por Europa. Esta semana alista maletas para trasladarse de Barcelona a París.
Con respecto a lo primero, la presunta colaboración financiera de Maduro al correísmo consta en un informe de inteligencia estadounidense citado por CBS News. Y la verdad es que no sorprende a nadie: no parecía gratuita la negativa de Luisa González a pronunciarse sobre el fraude electoral perpetrado por la dictadura venezolana.
Ni siquiera las autoridades locales que terminarían expresando su descontento en una carta dirigida al expresidente prófugo Rafael Correa, líder máximo y dueño absoluto de todas las voluntades al interior de su partido, se atrevieron nunca a contradecir la postura oficial de apoyar la dictadura.
Por eso, cuando el presidente legítimo de Venezuela, Edmundo González, visitó el país, el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, se excusó de asistir al almuerzo que se ofreció en Carondelet; y la prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, prefirió inventarse un viaje a España con tal de no estar presente.
De los cinco firmantes de la carta que tanto molestó a Correa (los prefectos de Pichincha, Guayas, Manabí y Azuay, más el alcalde de Quito), solo Marcela Aguiñaga continúa manifestando su descontento. Será porque es la única del grupo que tiene entidad propia y podría aspirar a una vida política después del correísmo, a diferencia de Pabel Muñoz o Paola Pabón, políticos con el carisma de una berenjena que serían incapaces de arrastrar un voto por sí solos.
Aguiñaga y la polémica con Álvarez
Aguiñaga mantiene una polémica con el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, en la que el correísmo se ha jugado por él, a pesar de que no pertenece al partido, y esta semana ofreció dos entrevistas a día seguido: el lunes en Teleamazonas, el martes en este Diario.
En ellas dijo lo que ningún correísta se había atrevido a decir nunca: que el momento de Rafael Correa ya pasó; que el país que él gobernó no existe más y que las organizaciones políticas tienen que ajustarse a las nuevas realidades, incluyendo la realidad de ocupar gobiernos locales y tener que coordinar acciones con el poder central: “no podemos ser enemigos del gobierno de turno”, dijo en Teleamazonas.
En su carta a Rafael Correa, los cinco inconformes habían pedido una reunión con el fin de abrir espacios de diálogo. Si esa reunión tuvo lugar o no es algo que nunca se hizo público.
Sea lo que fuera, las declaraciones de Aguiñaga dejan entrever que nada cambió: “Es evidente -dijo- que no hay (en el partido) canales de comunicación claros”. De ahí su “malestar, no quiero decir con la organización política sino con los personajes que hoy dirigen o lideran la organización política”. La ruptura de Marcela Aguiñaga, pues, es con Correa y con Luisa González, el frente europeo del partido.
El hecho de que la prefecta del Guayas no se haya carnetizado hasta el momento, podría ser significativo.
¿Pabel Muñoz y Paola Pabón se apartan de la carta?
Pabel Muñoz y Paola Pabón ya lo hicieron, y posaron felices con su nueva tarjeta de identidad. Luisa González publicó esas fotos en su cuenta de X y reconoció el gesto: “Gracias compañeros -tuiteó- por unirse a la carnetización que hemos emprendido desde la Presidencia”. Porque el plan de carnetización lo impulsa ella, aunque parece que sin mucha idea de hacia dónde va con esto (para variar).
Aguiñaga, en cambio, lo tiene clarísimo: espera que este proceso de carnetización sirva para que todos los militantes elijan a los nuevos dirigentes correístas en una elección abierta, con padrón electoral y con urnas, como nunca antes había ocurrido en un partido gobernado por el dedazo de su patriarca.
Eso debería ocurrir en noviembre, cuando se celebrará la convención nacional de la que saldrán las nuevas autoridades provinciales y nacionales de la Revolución Ciudadana.
“No estoy segura -dijo la prefecta en Teleamazonas- de cuál será el método de elección: si será a través de delegados representativos o de forma abierta para que cualquiera que esté carnetizado vaya y deposite su voto. Le haría bien al movimiento una elección abierta, democrática con un padrón, con urnas, no estaría mal, ¿no?”.
¿Correa repetirá decisiones criticadas?
En la memoria colectiva permanecen aquellas imágenes de la convención nacional correísta de noviembre de 2012, en el estadio del Aucas, cuando Rafael Correa designó como su candidato a la vicepresidencia a Jorge Glas en medio de la silbatina general de una multitud que quería ver a Lenín Moreno repetir en el cargo.
Desde esa elección hasta la última, en la que el mismo dedo supremo impuso a Luisa González contra la voluntad de todos, nada ha cambiado. Lo que propone Marcela Aguiñaga, a propósito de la carnetización, es una verdadera revolución para la que Rafael Correa, seguramente, no está preparado.
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