
'Eco de Luz': el documental ecuatoriano que expone la ausencia paterna
Con la dirección de Misha Vallejo, 'Eco de Luz' convierte la historia de una familia en un espejo sobre la paternidad ausente
En un panorama cinematográfico latinoamericano que busca nuevas formas de contar la intimidad, el documental ecuatoriano 'Eco de Luz' emerge como una propuesta potente y honesta. Dirigida por Misha Vallejo Prut y producida por Mayfe Ortega Haboud, la película se adentra en los silencios familiares, los vínculos rotos y la manera en que la ausencia paterna atraviesa generaciones, dejando marcas visibles e invisibles.
La obra, reconocida internacionalmente y aplaudida en festivales de Europa y América Latina, llega ahora a las salas ecuatorianas tras un amplio recorrido que incluye el International Documentary Film Festival de Ámsterdam (IDFA), donde fue nominada a Mejor Ópera Prima y premiada en países como Francia, Italia, México y Brasil.
Su estreno nacional coincide con los 16 días de activismo contra la violencia hacia las mujeres, un contexto deliberado que convierte la película en una herramienta para conversar sobre vínculos afectivos, paternidades ausentes y modelos masculinos aún vigentes en el país.

Un origen íntimo que se vuelve universal
El proyecto nació como una búsqueda personal del director. Vallejo partió de un hecho aparentemente simple: no existían fotografías de su abuela y de su padre, pese a que su abuelo había sido fotógrafo. Esa paradoja lo impulsó a iniciar una indagación visual, emocional y genealógica que terminó revelando una herida compartida: la ausencia paterna como fenómeno repetido en miles de hogares latinoamericanos.
“Lo que comenzó como una historia íntima se convirtió en un espejo de una herida colectiva”, explicó el director durante la rueda de prensa realizada en Quito, donde también profundizó en la forma en que la fotografía, y su ausencia, da forma a la memoria y a la identidad familiar.
De esta manera, 'Eco de luz' no se limita al retrato personal. Propone, más bien, una lectura sobre cómo se construye lo masculino en sociedades que todavía normalizan el silencio emocional, los secretos familiares y la violencia como disciplina doméstica. La película abre preguntas que incomodan: ¿qué pierde un padre cuando abandona? ¿qué vacío hereda un hijo? ¿cuánto pesa una ausencia cuando se vuelve parte de la identidad?
Una construcción cinematográfica desde la vulnerabilidad
La productora Mayfe Ortega recuerda que el proyecto comenzó con una llamada telefónica, poco antes de la pandemia: Misha le habló de una antigua cámara de medio formato que perteneció al padre de su padre, un hombre al que nunca conoció. Con ese aparato, el director retrató a su familia e incluso llegó a instalar una exposición simbólica en la casa del abuelo, como un acto de sanación colectiva.
Ortega se sumó al proyecto consciente de que se trataba de un viaje emocional profundo: “Acompañé e impulsé a Misha para que explorara recuerdos y dolores. Formulamos preguntas para encontrar la ilación de las ideas”, explica la productora, quien identifica a la película como una reflexión sobre la violencia estructural, el racismo, el patriarcado y las formas en que estos sistemas moldean a las familias latinoamericanas.
El montaje, dirigido por Andrés Cornejo, fue clave para ordenar siete años de registro y confrontaciones personales. El equipo decidió incluso iniciar la edición cuando aún faltaban escenas por filmar, lo que permitió redefinir la estructura narrativa y entender qué vacíos debían abordarse para completar el viaje emocional del protagonista.

Una obra que trasciende la pantalla
Más allá de su valor artístico, el documental se ha convertido en un insumo para la reflexión social. Durante el foro organizado en Quito, se anunció la creación de fichas educativas y materiales de mediación para acompañar futuras proyecciones, especialmente en espacios comunitarios, educativos y de intervención psicosocial.
La académica María Paz Guarderas subrayó su potencial como herramienta para promover conversaciones sobre vínculos afectivos no violentos, memoria, identidad y duelos intergeneracionales, reforzando así el sentido político y educativo del cine documental.
Un recorrido nacional para encontrarse con el público
La película inició su ruta de exhibiciones en Ecuador como estreno inaugural del Festival Equis 2025, con funciones especiales, conversatorios y presentaciones en salas como Cine Ocho y Medio, Cineplex Tumbaco, Cinemateca Nacional y la Sala Sur de Flacso.
La agenda que abarca noviembre y diciembre, busca llevar la película a distintos públicos urbanos y comunitarios, expandiendo el diálogo en torno a la paternidad, la memoria y las estructuras culturales que sostienen el silencio.