
Tenguel, en el olvido, celebra de lejos las fiestas octubrinas
Aunque hay eventos por la independencia, no todos los habitantes de esta parroquia se identifican con Guayaquil
Los colores verde, blanco y amarillo, de la bandera de Tenguel, resaltan en las construcciones de esta parroquia rural de Guayaquil, ubicada a 149 kilómetros de la cabecera cantonal, sin dejar de lado el celeste y blanco del estandarte de la urbe porteña, que también es parte de la identidad y cultura de los pobladores.
“Nosotros nos sentimos bien guayaquileños. No importa que estemos lejos y tengamos que viajar para hacer trámites. Somos una mezcla de este paraíso (Tenguel) y lo bonito de Guayaquil”, dice Alicia, de 80 años, quien a pesar de haber nacido en el terreno de la hacienda Las Mercedes (Los Ríos), afirma ser “tengueleña madera de guerrero”.
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¿Cómo un territorio perteneciente a la jurisdicción de la Perla se encuentra a tanta distancia? Pues, de acuerdo con lo relatado por Alicia, no hubo registro de la parroquia en la Ley de División Territorial de la República. Por lo que, el 12 de julio de 1893 fue elevada a la categoría de parroquia y se adjuntó a Guayaquil.
Esto, tanto para Alicia como para Rubén Beltrán y Fernando Baquerizo, es sinónimo de celebración cada julio, mes de conmemoración del proceso fundacional, y octubre, época en la que se recuerda el día de independencia. “Aquí hay desfiles en octubre, los niños se visten de celeste y blanco, pero nuestras raíces nos llaman y no dejamos de celebrar el 12 de julio. Es es nuestra fiesta”, comenta Fernando.
Miguel Zapatanga, adulto mayor de 86 años, nacido en Gualaceo, pero asentado en Tenguel desde que cumplió 9, en cambio no se emociona cuando escucha las notas de la melodía de Carlos Rubira Infante en la que se elogia al guayaquileño. “¿Guayaquileño? No... Aunque allí aprendí a trabajar, pero más me siento tengueleño. Aquí hice mi familia: tengo tres hijos que se educaron y aún residen en esta parroquia”, refiere Miguel.
Moisés Coronado, de 57 años, es otro de los que comparte pensamiento con Miguel. Para él no es fácil declararle todo su amor a una jurisdicción en la que no reside y que no ve a diario. “No me identifico tanto; allá me eduqué, pero he pasado más tiempo de mi vida en esta zona. Además, me siento más cercano a las necesidades de Tenguel que a las de Guayaquil”, comenta.
Tenguel: Habitantes piden obras y atención a sus necesidades
De las situaciones por mejorar todos tienen algo que decir. A pesar de que ellos coinciden en las exaltaciones a la parroquia de 138 kilómetros cuadrados de extensión, también aseguran que por muchos años no se ha visto la atención que requiere.
“Cuando hay campañas, ya sea para elecciones seccionales o generales, siempre está Tenguel; pareciera que lo consideran un punto estratégico porque hemos visto pasar a todos los políticos. Pero, cuando llega el momento de hacer obras, ya quedamos a un lado y todo viene a cuentagotas, es decir, poco a poco”, expresa Moisés, quien se considera tengueleño de cepa, pues tanto él como sus padres y abuelos han nacido en la parroquia.
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Entre las primeras “cosas por mejorar” que enumera Moisés está una vivienda de madera construida hace más de 60 años y que se ubica en la entrada de Tenguel, justo detrás de las letras corpóreas con el nombre de esta parroquia.
La vivienda, de la que ahora solo quedan restos, para él representa peligro, ya que se mantiene en estado de vetustez, incluso cuando, según Coronado, fue considerado como lugar patrimonial durante la administración de León Febres-Cordero (1984 - 1988).

“Esta fue construida en el tiempo de la Compañía (período de tiempo en el que se asentó la comercializadora internacional United Fruit Company) y primero fue una escuela. Contaban que trajeron madera curada de Costa Rica y atribuimos a eso que aún se mantenga, pero ahora ya es de miedo porque no se le ha dado el mantenimiento adecuado y, en vez de ser atractivo, es una forma de ahuyentar al que venga, porque están en la entrada dando mal aspecto”, asevera.
Para la mayoría de habitantes de Tenguel, es conocido el establecimiento de la “Compañía”, como ellos le dicen, desde 1934. Algunos lo tienen en su memoria, pues estuvo en ese territorio hasta 1962; otros, solo lo conocen por las memorias que cuentan los que les superan en edad, como Fernando Baquerizo, de 37 años.
Él dice querer su tierra cuando cuenta sus anécdotas desde niño, pero también menciona querer ver a Tenguel convertida en un mejor “lugar para vivir”. “Yo resido en el sector de Nuevo Tenguel; allá necesitamos seguridad porque hay robos a diario y no se controla quiénes son los que andan cometiendo estas fechorías”, afirma.
De acuerdo con Fernando, otra de las situaciones que aporta a la inseguridad es la falta de luminarias en esa parte de la parroquia. Sin embargo, él resalta que los hechos violentos, como asesinatos, se han dejado de reportar y los residentes, quienes confluyen en el parque donde se encuentra la vivienda vetusta reportada por Moisés Coronado, caminan con tranquilidad por la zona comercial.
Este último mencionado insiste en que no se ha escuchado de un hecho de sangre desde febrero. “Estamos contentos porque podemos ‘respirar’ bien otra vez. Cada semana se sabía de dos o tres muertos, incluso en una ocasión hubo una matanza como de 4 personas (sucedido en septiembre de 2024). Ahora, hasta el ambiente se siente tranquilo”, refiere.
Miguel Zapatanga también ha observado algo en lo que propone que el Municipio de Guayaquil ponga atención: una zanja ubicada a un lado de una unidad educativa en la que, dice, los residentes botan basura y cada año, con la llegada de la época lluviosa, da problemas pues no tiene a dónde rodar el agua que allí se acumula.
Río Tenguel: Sin respuestas a la contaminación del agua
Moisés entiende que la calidad de vida en su lugar de nacimiento mejorará de a poco; no obstante, lo que califica como urgente es la intervención en el río Tenguel, que dice está contaminado de tóxicos provenientes de las minas cercanas, como las ubicadas en el cantón Camilo Ponce Enríquez, Azuay, a solo 20 minutos a bordo de un vehículo.
“Es un problema que se ha reportado desde hace mucho tiempo, pero que no se le toma mucho asunto”, asevera. Alicia Chica también menciona sobre esto y asegura que a lo largo de ese afluente las familias tomaban agua para uso doméstico en algunas ocasiones. “La gente se bañaba sin problema porque era agua limpia. Sé que ahora no se puede usar para nada, porque es tóxica”, menciona.
El Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH) realizó una investigación sobre esta problemática en el 2020 y concluyó que, desde 2008, el Municipio de Guayaquil conocía que el agua de este río poseía mercurio, cianuro, arsénico, cobre, vanadio y otros, por lo tanto, su nivel de contaminación estaba por encima de las normas nacionales.

No obstante, no se registró acción alguna para frenar la situación. Billy Navarrete, secretario ejecutivo del Comité, aseguró a EXTRA que esta investigación no fue continuada y que no han tenido actualización del estado de la misma.
Este Diario, además, solicitó una entrevista al Municipio de Guayaquil con el concejal rural. Sin embargo, esta no se pudo concretar hasta el cierre de esta edición, pues el edil se encontraba fuera del país en atención a una delegación del alcalde.
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Presidenta de la Junta Parroquial de Tenguel: "Nos sentimos más tengueleños"
De parte de la Junta Parroquial de Tenguel, la ingeniera Liliana Símbala, presidenta, aseguró que para ellos su “identidad está profundamente arraigada en nuestra historia y cultura, y nos sentimos más tengueleños”, en cuanto al sentido de identificación con Guayaquil.
Por otra parte, asegura que a lo largo de las administraciones municipales han recibido obras emblemáticas que han transformado la imagen de la parroquia, pero que aún queda mucho por hacer.
“A menudo sentimos que desde el Cabildo no se nos brinda la atención que necesitamos; en particular, hay una evidente falta de obras de infraestructura, como alcantarillado, calles, innovación de parques y más. La distancia a Guayaquil sí es una desventaja (...) no es favorable. Como GAD parroquial hacemos nuestro mejor esfuerzo dentro de nuestras capacidades y presupuesto”, menciona.
Finalmente, Símbala dice que esperan que en los próximos años se decida invertir en su territorio promoviendo la equidad y mejor distribución.
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