Cerro Santa Ana
El Cerro Santa Ana guarda arte, historia y vistas que definen el alma de Guayaquil.JONATHAN CUJE

Cerro Santa Ana: 5 paradas imperdibles entre arte y vida nocturna en Guayaquil

El Cerro Santa Ana ofrece historia, arte, miradores y vida nocturna en sus 444 escalones, ícono turístico de Guayaquil

Recorrer el Cerro Santa Ana es recorrer Guayaquil y su historia. EXPRESO subió sus 444 escalones para descubrir cinco experiencias imperdibles que combinan arte, memoria histórica, vistas panorámicas y una vida nocturna que transforma cada rincón al caer el sol. Este ícono porteño no solo es postal, también es relato vivo. 

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Arte en cada escalón

Cerro Santa Ana
Murales, colores y cultura popular se despliegan a lo largo de los 444 escalones del Cerro Santa Ana.JONATHAN CUJE

Subir los 444 escalones del Cerro Santa Ana es recorrer una galería viva. Cada tramo muestra casas pintadas con colores vibrantes, murales que narran oficios tradicionales, escenas del río Guayas y homenajes a artistas locales como Julio Jaramillo. Entre los creadores que dan vida a estas paredes está Luis Josías, joven muralista que desde los 15 años plasma la cultura ecuatoriana y guayaquileña en cada pincelada.

“Mayormente pinto sobre la cultura, la flora, la fauna, los oficios guayaquileños… para que los turistas se empapen de lo que hay aquí”, cuenta Josías, quien lleva casi tres años dedicado al arte urbano y actualmente trabaja en Las Peñas. Sus obras, distribuidas a lo largo del cerro, reflejan una identidad que se renueva con cada visitante.

Aunque el ambiente puede variar, el arte permanece como hilo conductor. “A veces hay mucha gente fumando y eso, pero en general está bien”, comenta Josías, quien prefiere trabajar de noche, cuando el cerro se transforma en un espacio más íntimo y silencioso.

El barrio más antiguo de Guayaquil

Antes de ser postal turística, el Cerro Santa Ana fue cuna de ciudad. En el siglo XVI, cuando Guayaquil aún era conocida como Cerrito Verde o Cerrito de la Culata, los españoles eligieron sus laderas para fundar lo que luego sería la Ciudad de la Gineta Ensillada, por la forma de sus cerros que recordaban una montura. Diego de Urbina estableció aquí los primeros asentamientos entre 1540 y 1550, dando origen a una ciudad que nació mirando al río.

En lo alto del cerro, donde se encuentra el faro, se encontraban las casas del Cabildo. En 1624, fueron incendiadas durante la invasión del pirata Hermitte, y diez años después, la Iglesia Mayor sirvió como sede provisional del gobierno colonial. Estos episodios marcaron el carácter resiliente del barrio, que resistió ataques, incendios y reconstrucciones.

Actualmente, el Cerro Santa Ana conserva recuerdos patrimoniales como cañones coloniales, placas históricas y planos de la antigua iglesia. Las Peñas, el barrio que abraza el cerro, fue declarado Patrimonio Cultural del Ecuador en 1982. Sus casas de construcción mixta, escalinatas como la Diego Noboa y espacios culturales como el Museo de la Música Popular Julio Jaramillo Laurido, el Museo de la Cerveza y los homenajes a los equipos del Astillero, convierten al cerro en un recorrido por la memoria viva de Guayaquil.

Cerro Santa Ana
Las Peñas conserva la memoria de Guayaquil entre placas, cañones y casas patrimoniales.JONATHAN CUJE

Entre esas memorias vivas está Mery Chumaña, vecina del sector desde hace más de cinco décadas. “Aquí todo ha cambiado, pero el alma del cerro sigue igual. Yo crecí viendo cómo los turistas subían con cámaras, cómo los vecinos pintaban las fachadas, cómo se armaban las fiestas en las escaleras. Este barrio tiene historia, pero también corazón”, cuenta con orgullo.

La mejor vista de la ciudad

Cerro Santa Ana
Desde el Cerro Santa Ana se puede admirar una vista privilegiada de Guayaquil: el río Guayas, el Malecón y la ciudad.JONATHAN CUJE

Cada escalón del Cerro Santa Ana te lleva a una vista inigualable. Al llegar al mirador principal, es el paisaje del río Guayas, el Malecón 2000, y los edificios del centro que se ven más pequeños desde lo alto. Es una panorámica que no solo se observa, se respira.

Guayaquil muestra el contraste entre lo moderno y lo patrimonial. El mirador se convierte en spot para fotógrafos, parejas, turistas y vecinos que buscan un respiro. Al atardecer, el cielo cambia a colores como naranja y violeta, y la ciudad parece detenerse por unos minutos para contemplar ese cielo.

Este espacio no es solo turístico, es emocional. Muchos visitantes lo describen como un lugar para pensar, para agradecer, para reconectar. La brisa que llega desde el río, la música entre escalones y la vista hacen del mirador del Cerro Santa Ana uno de los rincones más memorables de Guayaquil.

Faro: símbolo y orgullo porteño

Cerro Santa Ana
El faro del Cerro Santa Ana, representa la de identidad y memoria de Guayaquil.JONATHAN CUJE

El último escalón el número 444 marca el final de los escalones y el inicio de una vista espectacular de la ciudad. Allí, en la cima del Cerro Santa Ana, se alza el faro de Guayaquil, que representa la historia misma de la ciudad. Fue construido en 2002, reemplazando al antiguo faro que alguna vez estuvo en la Isla Santa Clara, también llamada Isla del Muerto por su forma peculiar.

Al llegar a la terraza, el panorama se abre en todas direcciones: el río Guayas, el Malecón y los barrios representativos de la ciudad. Es un punto de encuentro entre el pasado y el presente, donde la ciudad se deja tal y como es.

Junto al faro, hay una pequeña capilla. Lugar ideal para quienes llegan buscando paz, reflexión o simplemente un respiro. A su alrededor, jardines, cafés y tiendas artesanales completan la experiencia. Pero nada supera el momento en que el sol comienza a caer y Guayaquil se enciende desde lo alto, como una postal viva.

Cafés, bares y un atardecer mágico

Cerro Santa Ana
Los bares del cerro ofrecen sabor, historia y noches inolvidables.Facebook: Diva Nicotina

Las luces de bares y cafés se encienden, la música crea un ambiente diferente para los visitantes que disfrutan de un ambiente íntimo y festivo. Es el momento perfecto para cerrar el día con algo para tomar, una charla y la vista encendida del cerro.

Entre los locales más emblemáticos están:

Diva Nicotina Bar

  • Horario: Abre de jueves a domingo desde las 18:00
  • En su menú cuenta con cócteles artesanales, cervezas nacionales, tapas, hamburguesas, alitas entre otras opciones
  • Ambiente: Bohemio, artístico y musical. Frecuentemente hay presentaciones en vivo, noches de poesía, jazz y boleros
  • Precios: Cócteles desde $5, platos entre $6 y $12

La Taberna

  • Bar histórico donde cantaba Julio Jaramillo
  • Horario: Abre de miércoles a domingo desde las 16:00
  • Su menú tiene opciones como ceviches, arroz marinero, cervezas, cócteles clásicos y piqueos 
  • Ambiente: Tradicional y nostálgico. Se escuchan boleros, pasillos y música nacional
  • Precios: Platos desde $5, bebidas entre $2 y $6
  • En su interior está decorado con fotos antiguas, placas conmemorativas y decoración que homenajea al “Ruiseñor de América”

Café Rose

  • Horario: Solo fines de semana (sábado y domingo) desde el mediodía 
  • En su menú destaca el café ecuatoriano, capuccinos, frappés tropicales
  • Postres caseros como torta de chocolate y cheesecake de maracuyá, jugos naturales y empanadas 
  • Precios: Café desde $2 y los postres entre $3 y $5
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El Cerro Santa Ana refleja la historia en sus 444 escalones llenos de color y arte. Cada rincón guarda un relato que conecta el pasado y el presente de la ciudad. Este lugar celebra la cultura ecuatoriana y el barrio fundacional de Guayaquil, con miradores y bares que encienden la noche entre comida, bebidas y música.

En este recorrido, la ciudad se revela como patrimonio, como experiencia  y como espacio de encuentro. Visitar el Cerro Santa Ana es entender que Guayaquil no solo se camina, se contempla y se celebra desde lo alto.

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