Productos de Corea del Sur en Guayaquil
El público local se adueña de la cultura coreana y la comercializa, ya sea en importación de alimentos o venta de mercancía, cada vez son más los negocios que la acogen.CARLOS KLÍNGER

La ola coreana conquista Guayaquil y gana cada vez más espacio

El impacto cultural de Corea del Sur marca nuevas formas de consumo y expresión en Guayaquil

De repente, lo surcoreano se volvió tendencia y cotidianidad en la ciudad. El fenómeno de las producciones televisivas del país asiático, sumado a lo cautivante de sus coreografías y composiciones musicales, hizo un ‘click’ cultural fuerte en Latinoamérica y se materializó en países como el nuestro en forma de comida y souvenirs.

Esto, en surcoreano, se denominó hallyu, y en español significa Ola coreana, atribuida así a su masiva exportación al mercado internacional.

(Te puede interesar: Activismo en Guayaquil: jóvenes trabajan por mejorar la sociedad)

“Lo que me atrapó fueron las series, y de la mano vino la música de allá; un actor me gustó, conocí que tenía una banda y así me enganchó el K-pop. Después de eso todo se fue conectando”, comenta Yidda Cabrera a este Diario.

Ella acumula más de 120 mil seguidores entre Instagram y TikTok a base de compartir cómo esta cultura se inmiscuye en su día a día. Yidda destaca que su ascenso en redes fue paralelo a cómo otras personas aficionadas a esta cultura iban conectando con ella y entre ellas.

“Yo siento que en la pandemia la gente tuvo el tiempo de sentarse y abrirse más al mundo. Fue un punto de inflexión total; no es algo de jóvenes, hoy adultos de todas las edades han visto alguna novela o series de renombre como El juego del calamar”, añade.

comercio guayaquil

Las zonas porteñas donde el comercio marca su identidad

Leer más

Ese nicho de mercado fue el que descubrió Yaener Pacheco, dueño de Hallyu Store, no por fanatismo, sino por una anécdota. Al buscar sin éxito un regalo para su esposa, una fanática de la mercancía derivada de la industria del entretenimiento de Corea del Sur, notó la nula oferta de estos productos y decidió importarlos.

La demanda fue inmediata. Era “un nicho muy pequeño, pero muy significativo”, relata, porque al no encontrarse los artículos en el país, el interés era altísimo. Así, lo que empezó con pedidos en redes creció hasta su actual tienda en la Garzota.

Porque la acogida de esta cultura en una ciudad portuaria no debe ser solamente porque guste, sino porque vende, y nada vende más que la comida. El apetito por lo coreano se materializó en negocios que, como el de Belén Elizalde, nacieron en la incertidumbre de la pandemia.

“Comenzamos con deliveries, vendíamos fideos, ramen, productos coreanos instantáneos”, recuerda la dueña de Corea Chicken y Bunsik. El siguiente paso fue cocinar. Su esposo preparó pollo frito al estilo coreano, ella lo promocionó en redes y los pedidos no tardaron. A los seis meses, la demanda les permitió abrir su primer local.

La evolución del negocio se nutrió de viajes anuales a Corea para buscar novedades, dando paso a Bunsik, su marca de comida callejera. La influencia cultural, según Elizalde, es el motor: “Todo lo que es el K-pop, la cultura, cada vez es más fuerte... estas series coreanas también ayudan y aportan muchísimo”.

TendenciaEl 28% de la Generación Z en Ecuador se declara fan de los K-Dramas, un dato que resalta la profunda influencia de la cultura coreana, según BB Media.

Productos y comidas de Corea del Sur en Guayaquil

Esa misma sinergia la identificó Sheyla Vargas, dueña de Retrofood, quien no solo adaptó platos coreanos a su menú, sino que añadió “un pequeño showroom en su local para diferentes souvenirs coreanos y de skincare”, porque entiende que quien consume estos productos es porque los ha visto en las series.

Más allá de las ventas, Elizalde considera que hay una lección en el fondo de la ‘Ola coreana’. Para ella, es una admiración por los valores que impulsaron al país asiático.

Productos de Corea del Sur en Guayaquil
Restaurantes con temática coreana se proliferan y su oferta culinaria es aclamada por su relación de calidad-precio.CARLOS KLÍNGER

“El ecuatoriano debería aprender muchísimo, sobre todo su cultura de trabajo, su cultura de respeto hacia el mayor”, afirma. Es una fascinación por la transformación de una nación que, como ella misma atestigua, pasó de la pobreza a ser un referente global: “Corea hace 60 años era pobre. Comerse un huevo duro era ser rico. Hoy ves tecnología, ves limpieza”.

Y por su parte, el arte de este rincón del planeta también ha invitado a los jóvenes a tomarse el espacio público y eventos como convenciones para emular coreografías que cautivan.

Para la bailarina y coreógrafa Sheyla Santillán, esta cultura es un motor de disciplina y superación personal. El baile K-pop, explica, la ha hecho “más disciplinada y querer tomar más riesgos”, pues la dificultad y variedad de las coreografías la impulsan a mejorar constantemente.

tiendas

Retail en Ecuador: competir sin bajar precios y sin perder al comprador

Leer más

Esa pasión la ha trasladado a su escuela, donde ofrece clases abiertas para que cualquier persona, con o sin experiencia, pueda “ganar confianza y autoconocimiento” a través de la danza. Este camino la ha llevado, junto a su grupo ‘KNBC’, a ganar competencias a nivel nacional e incluso internacional.

Para Santillán, la comunidad que se forma en torno a este gusto se convierte en “un espacio muy seguro”, donde sus miembros pueden gestionar sus emociones y expresarse sin miedo. Y en ese espacio, las barreras generacionales también se disuelven.

Así lo percibe también Kerly Velasco, fanática de la cultura coreana, quien destaca el nivel de producción como un gancho inmediato.

“Su calidad visual y narrativa es muy perfeccionista y cuidada, y eso se nota incluso sin hablar el idioma. Basta ver una serie o un video musical para apreciar que es un trabajo bien hecho”, explica.

(Lee también: Líderes barriales de Guayaquil: La fuerza joven que guía y cuida a su comunidad)

La música, dice, mantiene su esencia pero siempre evoluciona. “Los vestuarios, las coreografías, los álbumes... todo tiene identidad. Y eso conecta con cualquiera desde el primer contacto”.

Además, añade, es una industria en constante movimiento: “Cada mes hay algo nuevo: un grupo que debuta, una serie que se estrena. Eso hace que uno quiera estar al día. Y bueno, siempre están los subtítulos para entenderlo todo”.

¿Quieres seguir leyendo el contenido de EXPRESO? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!