Editorial | Impacto de la minería ilegal en la salud
Las autoridades deben prohibir la comercialización y consumo de alimentos provenientes de áreas afectadas
La seguridad alimentaria va más allá del acceso a alimentos suficientes y nutritivos, pues tal como lo definió la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996, estos también deben ser inocuos, es decir, tienen que ser inofensivos para el ser humano.
Producto de la minería ilegal, el agua utilizada en las áreas de explotación contiene residuos de plomo, mercurio, manganesio y cianuro, los cuales la vuelven no apta para consumo humano. Y si esta entra en contacto con manglares y estuarios de ríos, llegando incluso al perfil costero, todos los crustáceos y moluscos provenientes de ellos estarán infectados y constituirán un peligro para quien los ingiera. Estudios científicos indican que estos metales pesados y compuestos químicos son altamente tóxicos y representan un grave riesgo para la salud pública.
Ante esta realidad, las autoridades deben implementar con carácter urgente la prohibición de la comercialización y consumo de alimentos provenientes de áreas afectadas. Esta medida debe ir acompañada de un control estricto y de sanciones ejemplares contra la minería ilegal, que no solo contamina el agua, sino que destruye ecosistemas y medios de vida tradicionales.
El Estado tiene la responsabilidad ineludible de proteger nuestros recursos naturales y garantizar el bienestar de la población.