
La Salle celebra 115 años uniendo tradición, innovación y valores
El tradicional Colegio San José La Salle de Guayaquil celebra un nuevo aniversario innovando en tecnología y en formación
En pleno siglo XXI, cuando muchas instituciones educativas religiosas han cerrado sus puertas, el Colegio San José La Salle se erige como un referente de tradición y modernidad en Guayaquil. Este 2025 celebra 115 años de su segunda fundación, con una trayectoria marcada por la fe, la excelencia académica y la adaptación constante a los nuevos tiempos.
La historia de esta institución está ligada a la visión educativa del presidente Gabriel García Moreno, quien en 1863 trajo al país a los Hermanos de las Escuelas Cristianas. La primera etapa del colegio comenzó en 1870, frente al actual Parque Seminario, pero cerró en 1896 debido a conflictos políticos.
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Su reapertura llegó el 12 de agosto de 1910, gracias a la gestión del hermano Germán Remigio Pascal y al apoyo de benefactores como Adelina Parducci de Morla, quien contribuyó con mobiliario para las aulas. Desde entonces, el colegio ha tenido cinco sedes, siendo su actual ubicación en la Ciudadela Pájaro Azul una de las más modernas y completas.

Un legado que se transforma
Fabricio Gómez, docente de historia, ex vicerrector y exalumno, ha vivido más de tres décadas como profesor en la institución. Recuerda que, aunque el colegio ha evolucionado en infraestructura y metodologías, mantiene su esencia católica y el carisma lasallista: “Nuestra misión sigue siendo evangelizar a través de la educación, adaptándonos a los cambios tecnológicos y pedagógicos sin perder nuestros valores”. Entre los hitos más significativos menciona la transición de colegio masculino a mixto y la incorporación de un modelo educativo que combina lo académico, lo espiritual y lo humano.
Hoy, el San José La Salle cuenta con 1.700 estudiantes y una infraestructura de primer nivel: laboratorios de química, biología y robótica; salas de música; piscina; un estadio con capacidad para 5.000 personas; auditorio para 800 asistentes y una capilla que sigue siendo el corazón espiritual del campus.
Innovación con raíces sólidas
Luiggi Sáenz De Viteri, vicerrector y también exalumno, explica que el colegio trabaja bajo el Modelo Interestructurante Lasallista, que integra lo afectivo, lo cognitivo y lo práctico.
“Nuestro enfoque responde a las necesidades actuales, no solo desde la parte académica, sino también desde lo emocional. Vivimos en una sociedad con retos complejos y queremos que nuestros estudiantes tengan habilidades para resolver problemas y proponer soluciones”, señala.
En ese sentido, la tecnología ocupa un lugar central. La institución ha incorporado la robótica y fomenta el uso responsable de la inteligencia artificial, no como una amenaza, sino como una herramienta formativa. Además, ha fortalecido la enseñanza de idiomas con miras a un bachillerato dual y mantiene certificaciones internacionales que preparan a sus alumnos para un mundo globalizado.

Más que un colegio, una experiencia de vida
Para Fernanda Colcha, presidenta del Consejo Estudiantil y estudiante de tercero de bachillerato, el paso por La Salle ha sido transformador: “Aquí aprendí valores como la fraternidad, la justicia y la responsabilidad. El Servicio Apostólico Lasallista me enseñó a ayudar y entender a los demás, y el deporte me ha dado disciplina”. Recuerda con especial cariño el retiro estudiantil, una experiencia que fortaleció los lazos entre compañeros y que, según dice, “jamás voy a olvidar”.
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La estudiante también resalta el sentido de pertenencia que genera la institución: “No todos los colegios tienen símbolos como nuestra campana, que es parte de nuestra identidad. 115 años de historia no se cumplen todos los días y es un orgullo ser parte de esta celebración”.