
María Emilia Sánchez: "Quiero que la autenticidad y el trabajo duro sean mi legado"
La nueva Reina de Quito reflexiona sobre su preparación, el día del triunfo y la meta de ampliar su proyecto social
Un día antes de inscribirse a Reina de Quito, María Emilia Sánchez seguía dudando si su camino profesional, marcado por historias de vulnerabilidad, escasez y resiliencia, tenía espacio en un certamen de belleza.
La decisión final, sin embargo, no ocurrió frente a un espejo ni sobre una tarima, sino en un consultorio del sur de Quito, cuando escuchó a una madre describir, con cansancio, cómo la falta de alimento y la ansiedad habían convertido a su hijo en un niño silencioso. “Entendí que mi propósito va más allá del consultorio”, diría luego. Con esa convicción, se presentó al reinado, para visibilizar un trabajo que ya la habitaba.
No obstante, la noticia de que había decidido participar en el certamen se la dio a su familia casi con vergüenza. “No sabía cómo iban a reaccionar. Y sin duda los sorprendí a todos”, dice. “Yo nunca fui la chica más femenina, ni la que le encantaba andar maquillada. Entonces no se lo esperaban, pero me apoyaron desde el inicio, mi mamá hasta lloró”, recuerda.
Se trata de una familia pequeña y unida. El chat familiar, asegura, se llama Los Cuatro Fantásticos y cada quien tiene un rol: su mamá, dice, es la “unión y paz”; su papá a “fortaleza”; su hermana, una “segunda mamá”; y ella, la hija menor, la que trae la risa. “Sin ellos, la verdad, no sabría qué hacer”, afirma. La candidatura no solo fue suya, fue de todos. Su familia actuó como equipo, pero también como sostén emocional para una mujer que, aunque segura en su campo, estaba entrando a un territorio desconocido.
El ritmo del concurso aceleró su vida y también la de quienes estaban a su lado. “Es un cansancio físico y emocional”, reconoce. Habla de madrugadas y trasnochadas, pero también del impacto de encontrarse con situaciones complejas a través de la labor social de la Fundación Reina de Quito. “Las diferentes realidades que llegas a ver te dan un poco de impotencia, de querer abarcar todo y no poder hacerlo. Creo que fue uno de los mayores retos para mí”.
El certamen también la obligó a aprender a maquillarse, a peinarse, a posar, a hablar ante las cámaras.

“Me tocó aprender a caminar en tacos”, cuenta entre risas. Pero mientras ensayaba para desfiles y pasarelas, ella seguía jugando fútbol, una pasión que nunca abandonó.
Lo dice con naturalidad: “Juego fútbol todos los lunes y miércoles”. El deporte no fue algo que sacrificó por la corona; fue algo que defendió como identidad. “Siempre he sido esta persona súper deportista”, afirma. Y aunque temía mostrarse así -“porque es un tema que es liderado por el género masculino”- decidió que esconderlo no era opción. “Desde la autenticidad se puede generar muchísimo más impacto”, insiste. Su equipo la esperaba en las canchas barriales de Santa Inés y Yaruquí, y aunque ahora el tiempo es menos, promete volver.
Otro pilar en la preparación fueron las amistades. No solo las que la acompañaron desde antes, sino las que se tejieron dentro del certamen. “Conocí chicas extraordinarias”, apunta. Lo que más le sorprendió, dice, fue la solidaridad. En la gala final, cuando ganó, las otras participantes se abalanzaron sobre ella para abrazarla. “Estoy tan agradecida por cómo reaccionaron, y por su apoyo” cuenta. Su novio también fue parte de ese proceso de sostén. “El día de la gala, después de que gané, lo molestaban diciéndole que es el rey de Quito”, comenta risueña.
Y aunque asegura que durante la premiación no podía creer que había triunfado, al pasar los días se siente lista para afronta el reto.
El emotivo día en que ganó
“En plena elección estaba súper nerviosa, no por perder, sino por no fallarle a mi equipo y a mi proyecto”, recuerda. Yo solo pensaba: ojalá todo esto haya valido la pena para que más personas conozcan lo que pasa con nuestros niños”. Cuando escuchó su nombre, sintió alivio antes que emoción. “Fue como respirar después de mucho tiempo. Estaba feliz, pero también agotada. Solo quería abrazar a mi familia y decirles: lo logramos”.
Ahora, con la banda sobre el hombro, el reto es diferente. No se trata de sostener una corona, sino de sostener un ritmo y una agenda que, admite, puede ser abrumadora. “Quiero que Mente Libre llegue a más sectores, que podamos ampliar talleres, sumar profesionales y aliados”, explica.

Habla de objetivos concretos -kits de micronutrientes, espacios seguros para madres, actividades lúdicas para niños- pero también de algo más simbólico: dejar una conversación instalada. “Me gustaría que cuando termine mi año, el proyecto siga y se multiplique. Que no dependa de mí ni de un título. Quiero que se vea a la niñez como prioridad. Que dejemos de normalizar el cansancio, la ansiedad o el bajo rendimiento como ‘cosas de niños’, porque ahí empieza todo. Si logramos cambiar una parte de eso, ya es suficiente”.
Cara a cara
¿Cuál es su sitio favorito en Quito?
El parque de Guápulo. Me apena muchísimo que no sea tan visitado, porque es lindo y es un sitio hermoso para ir a pasear, sobre todo con las mascotas.
¿Qué hace en su tiempo libre?
Juego al fútbol, canto y toco el violín.
¿A qué se habría dedicado si no hubiera estudiado psicología?
¡A la música! Mucha gente no sabe que estudié tres semestres de composición musical. Aún escribo canciones y de hecho tengo una en Spotify que se llama ’By your side’.
¿Cuál es su placer culposo?
Cantar bachatas tristes.
¿Cuál es su plato favorito?
El locro de papa y las empanadas de viento.
¿Afronta los conflictos o los evita?
Los afronto, pero desde el amor. Se gana más así que desde la ira.
¿Qué legado le gustaría dejar a las futuras reinas de Quito?
La autenticidad y el trabajo duro.
Su rutina de belleza
María Emilia afirma que antes de ingresar al certamen su rutina de belleza consistía exclusivamente de bloqueador solar, pero que ahora inicia con una buena hidratación, un primer, base y sombras.
”No me gusta mucho el labial, así que opto por el gloss hidratante”, dice.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!