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Producción de cacao procesada en Durán
En la planta procesadora Ecokakao, en Durán, los trabajadores preparan el cacao para exportarlo a varios destinos.FRANCISCO FLORES / expreso

Ecuador: productividad impulsa auge del cacao y traza una ruta para otros cultivos

El cacao crece sin expandir la frontera agrícola, en contraste con el estancamiento de otros cultivos deja lecciones urgentes

En un contexto de alta volatilidad de precios y crecientes impactos climáticos, el sector cacaotero ecuatoriano ha demostrado que la productividad puede ser una variable decisiva. A diferencia de otros cultivos, el reciente crecimiento del cacao no responde a nuevas áreas sembradas, sino a mejoras sostenidas en el rendimiento.

“La clave en esta industria es tener una alta productividad, y la productividad en Ecuador, por años, ha sido baja, no solo en cacao, sino en otros productos”, sostiene Iván Ontaneda, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao del Ecuador (Anecacao).

Desde 2015, el sector privado ha invertido de forma sostenida en genética, transferencia de conocimiento y acompañamiento técnico, especialmente alrededor del clon CCN-51.

Este proceso exigió comprender su genética y adaptar prácticas de manejo y poscosecha distintas a las del cacao fino de aroma tradicional. Como resultado “entre 2015 y 2025, el crecimiento de la producción de cacao en el Ecuador ha sido permanente, entre el 8 y el 10 % anual”, y solo entre 2024 y 2025 el incremento fue del 30 %, impulsado por la reinversión en finca tras mejores precios y asistencia técnica, dice Ontaneda.

Según estimaciones del gremio, el país se acerca actualmente a una tonelada (t) por hectárea (ha), frente a rendimientos de 350-400 kilogramo/ha hace una década. El aumento de rendimiento tiene un impacto económico directo.

El efecto de la productividad en el sector cacaotero

Con una producción cercana a 600.000 toneladas, el cacao podría generar en 2025 alrededor de 4.500 millones de dólares, casi 900 millones más que el año anterior. De ese monto, al menos 600 millones se explican por el incremento de la productividad, pese a la caída, de este año, del precio internacional.

Este modelo se apoya, además, en microcréditos con aliados bancarios, que en promedio alcanzan los 2.000 dólares por cada productor, orientados a riego, infraestructura básica y paquetes tecnológicos, con garantía de compra del 100 % de la producción.

Iván Ontaneda sobre proyecto para fortalecer productividad del cacao ecutoriano
Ontaneda destaca que programas como Aurora Pro de Ecokakao, impulsados también por otras empresas del gremio, ya integran a al menos 50.000 pequeños productores.FRANCISCO FLORES / expreso

Para Ontaneda, se trata de un modelo probado, aunque todavía insuficiente frente a los cerca de 170.000 productores de cacao que existen en el país. “No tenemos recursos ilimitados”, admite, e invita a que el Estado y gobiernos locales se sumen a programas operativos, en lugar de empezar desde cero.

2,21%
de agricultores del país realiza análisis de suelo, según el último censo agrícola de la provincia del Guayas.

Estancamiento

La experiencia del cacao contrasta con la realidad general de los rendimientos agrícolas en Ecuador. Según datos del Sistema de Información Pública Agropecuaria (SIPA), 2019 fue un punto alto para cultivos clave como arroz (5,78 t/ha), maíz duro (6,56 t/ha) y papa (23,42 t/ha), que alcanzaron ese año sus mayores niveles de productividad de la última década. Pero ese desempeño no ha vuelto a repetirse.

En cambio, banano y palma aceitera muestran trayectorias más estables: el primero mantiene una tendencia general al alza, al pasar de 38,56 t/ha en 2015 a 42,99 t/ha en 2024, mientras que la palma registra una recuperación sostenida desde 2020 (12,98 t/ha) y alcanza en 2024 su mejor nivel con 16,87 t/ha.

PanoramaEl agro crece de forma desigual: algunos sectores rompen techos productivos mientras otros siguen atrapados en bajos rendimientos por falta de riego y asistencia.

Desde el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP), su director ejecutivo, Raúl Jaramillo, advierte que los datos oficiales sobre rendimiento agrícola se deben interpretar con cautela. “Los números podrían tener sus variaciones, dependiendo de dónde se tomó la información”, enfatiza.

Más allá de la estadística, Jaramillo reconoce brechas persistentes de productividad frente a otros países de la región, documentadas por el INIAP. “Hay problemas como el uso de semillas que no garantizan calidad, vigor o germinación”, una situación que genera diferencias marcadas de rendimiento entre zonas y productores.

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La baja productividad agrícola también está asociada a brechas técnicas. El Censo Agropecuario de la Prefectura del Guayas muestra que apenas el 2,21 % de los productores realiza análisis de suelo. En el uso de plaguicidas, aunque solo el 4,51 % emplea productos de riesgo alto, persiste una alta incidencia de insumos de riesgo medio (38,80 % en nivel amarillo y 23,51 % en azul).

Según Jaramillo, si bien la introducción de nuevos materiales más tolerantes ha contribuido a mejorar los rendimientos, el mayor salto productivo depende del manejo: “Con riego y una fertilización adecuada, los rendimientos se podrían multiplicar por cuatro en cacao”, con acompañamiento técnico sostenido también se observa en otros cultivos (palma aceitera, café y papa).

De cara a 2026, el INIAP tiene previsto fortalecer la transferencia de tecnología y la articulación territorial mediante mesas regionales y grupos de trabajo por cultivo a partir de junio, comenzando con los productores de arroz, banano, plátano y maíz.

Ofertas desiguales

En el banano, José Antonio Hidalgo, director ejecutivo de la Asociación de Exportadores de Banano del Ecuador (AEBE), explica que las brechas de rendimiento responden a que “la estructura productiva del Ecuador es totalmente distinta a la de Centroamérica”. El país cuenta con unos 5.400 productores, en su mayoría pequeños y medianos, lo que reduce el promedio nacional, aunque en plantaciones medianas y grandes “los rendimientos son comparables, e incluso superiores, a los de la competencia”.

Evaluación de banano de exportación
Evaluación de banano de exportación, en un sector con brechas de productividad frente a competidores internacionales.AEBE

El clima también incide la brecha. Mientras Ecuador produce con temperaturas medias cercanas a 22 °C, países competidores operan en rangos más favorables. Según FAOSTAT, en 2023 esta combinación mantuvo una brecha de rendimiento cercana al 72 % frente a Costa Rica. Frente a este escenario, el sector ha priorizado la bioseguridad y el manejo fitosanitario ante amenazas como el moko y el fusarium raza 4 tropical. 

Frente a este escenario, el sector ha concentrado sus esfuerzos en tecnificación, manejo fitosanitario y bioseguridad impulsando programas como SafeBanana, sobre el cual aseguran llegar a miles de productores con capacitación, apoyo técnico y kits de bioseguridad, en coordinación con prefecturas de Guayas y Los Ríos y la autoridad fitosanitaria.

A mediano plazo, el gremio plantea abrir el debate sobre nuevas soluciones tecnológicas. “En una emergencia fitosanitaria, las soluciones pueden estar justamente en variedades transgénicas para mantener productividad, sabor y resistencia a enfermedades”, advierte Hidalgo.

El reto es no dejar de investigar

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En el maíz, el primer ciclo de 2025 cerró con rendimientos históricos que superan las 7 toneladas por hectárea a nivel nacional. Según registros sobre el primer ciclo 2025 del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAGP), los mayores niveles de rendimiento se registraron de forma escalonada: primero en Los Ríos y Esmeraldas, con promedios de 7,77 t/ha y 6,28 t/ha respectivamente entre abril y junio; luego en Guayas y Manabí, que alcanzaron 6,25 t/ha y 7,29 t/ha entre junio y agosto; y, más recientemente, en Santa Elena y Orellana, donde los rendimientos promedio se ubicaron en 4,98 t/ha y 6,92 t/ha, cerrando el ciclo entre agosto y octubre.

Adriano Ubilla, desde la Asociación de Producción Agrícola de Ciclo Corto (Asopracort), advierte que el reto es sostener estos niveles alcanzados con asesorías continuas en los últimos años con especialistas regionales. “Seguimos trabajando en buscar el híbrido que se adapte a nuestras diferentes zonas y estaciones”, señala, y subraya la necesidad de articular a productores, empresa privada, academia e INIAP para que la investigación se traduzca en mejoras sostenidas de productividad.

En el arroz, las limitaciones de rendimiento responden a problemas agronómicos y comerciales. José Luis García, coordinador del Comité de Defensa de los Agricultores, señala que la siembra continua de arroz en los mismos terrenos ha degradado la fertilidad del suelo. “Desde hace muchos años existe una sobreexplotación”, explica el representante.

Para García, la rotación con cultivos fijadores de nitrógeno, como la soya o el fréjol de palo, permitiría “nitrogenar mejor el suelo” y estabilizar los rendimientos.

Procesamiento de arroz en una piladora en Guayas
Procesamiento del arroz en piladora del Guayas, en un contexto donde el monocultivo intensivo que ha deteriorado el suelo y elevado la dependencia de fertilizantes y agroquímicos.FRANCISCO FLORES

A ello se suma una alta informalidad en la comercialización, que desincentiva el uso de semilla certificada. Como resultado, solo alrededor del 15 % del área arrocera se siembra con este tipo de semilla, una brecha que “elimina toda esa inversión” en investigación y limita la adopción tecnológica.

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