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Diana Acosta-Feldman | Testamento 2025

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Después de la paliza que me han dado en un año tan trajinado, no me queda fuerza ni para escribir mi legado

Soy un viejo moribundo al que le faltan pocas horas para irse de este mundo. Después de la paliza que me han dado en un año tan trajinado, no me queda fuerza ni para escribir mi legado. En mis últimos estertores, me esfuerzo en mis labores para escoger sin errores, a qué ahijaditos legar, sin lastimar a los delicaditos.

Al contralor del Estado, le dejó una lupa de lente aumentado, para que no se le escape ninguna travesura que luego nos pase una gran factura.

Al Consejo de la Judicatura, que este año se pasó de cara dura, le dejó algunas cajas de cartón para que, sin dilación, se pongan a empacar sus pertenencias y se vayan si tienen la más mínima decencia.

Al novel subrogante del subrogante, le digo que no hay mal que dure mil años ni cuerpo que lo aguante. Aquí le dejo las ‘notitias criminis’ atribuidas a ciertos miembros de la Judicatura, para que les aplique mano dura y esclarezca las supuestas fechorías sin más alegorías.

A la Asamblea la desheredo mediante un exhorto, pues le he perdido todo interés y ya no la soporto.

A mi consentida, la Corte Constitucional, que a veces me hace poner sentimental, le dejo mi constitución de pasta dura para que, sin dulzura, descabece a la Judicatura.

Al CNE, que, gracias a los constantes sufragios y consultas, ha logrado su inmortalidad con gran prolijidad, les dejo un boleto de ida, porque hace rato sus funciones debieron ser concluidas.

Al Consejo de Participación Ciudadana, mi eterna decepción y frustración, le heredo mi brújula fantástica para encontrar su dirección. También les dejo unos kilos de transparencia, para que celebren los concursos con decencia, para que luego no les pese la conciencia.

A los dizques periodistas, les dejo varias copias de la ética periodística para que recuerden informar con mística, sin adular ni mendigar. Es hora de que empiecen a comunicar.

Por último, a mi querido Diario EXPRESO le dejo mi profundo agradecimiento por darme la oportunidad de publicar mi legado, sin que sea censurado.

Feliz 2026 y que la pluma no nos tiemble. A seguir escribiendo verdades contra tantas maldades.