
¿Fatiga, insomnio o irritabilidad? Podrían ser señales de un desbalance hormonal
Descubra las señales que su cuerpo envía cuando las hormonas pierden el ritmo y recupere el equilibrio para sentirse bien.
Imagine que su cuerpo es una orquesta. Cada hormona es un instrumento que debe sonar en el momento justo y con la intensidad adecuada. Pero cuando una sola nota desafina (ya sea que haya insomnio, cambios de humor repentinos o la energía desaparece), el concierto entero pierde armonía. Así funciona el sistema hormonal: una red invisible que regula casi todo lo que sentimos, hacemos y somos. Por eso, aunque un desequilibrio hormonal puede pasar desapercibido al principio, poco a poco comienza a hablar a través del cuerpo.
¿Por qué son tan importantes?
Johanna Moore Cortéz, médico especialista en endocrinología y metabolismo, explica que “las hormonas son mensajeros químicos que se producen en las glándulas de nuestro cuerpo. Su tarea es indicarle a los órganos qué hacer, cuándo y en qué cantidad”. Esto hace que regulen procesos vitales como el metabolismo, el sueño, el apetito, el crecimiento, la fertilidad y el estado de ánimo. “Básicamente, las hormonas lo organizan todo. Cuando algo falla o no logran cumplir su rol, el cuerpo se descontrola”, añade la especialista.
Además, las hormonas no actúan por sí solas. La nutricionista Ana María Jiménez, experta en salud hormonal y femenina, comenta que su equilibrio “depende de cómo comemos, descansamos, gestionamos el estrés y del ambiente”. Una buena armonía hormonal se refleja en la piel, ánimo, energía, digestión y hasta en la capacidad para bajar de peso. “He visto pacientes con dietas bajas en calorías que no adelgazan por un desbalance hormonal”.
Señales de alerta
Aunque muchas veces se normalizan o se atribuyen al estrés o al cansancio, hay señales que conviene observar con atención. Moore señala que entre los signos generales más frecuentes de un desbalance hormonal están el insomnio, la fatiga persistente (que no mejora con el descanso), el aumento o pérdida de peso sin causa aparente, los cambios de humor (irritabilidad, ansiedad o tristeza sin explicación clara) y la dificultad para concentrarse. También se presentan alteraciones digestivas como hinchazón abdominal, estreñimiento o diarrea, acné en la edad adulta, piel seca y, en general, una sensación de que el cuerpo “no está funcionando como debería”.
En el caso de las mujeres, las señales suelen estar aún más ligadas al ciclo menstrual. “Se presentan menstruaciones muy dolorosas o irregulares, que aunque sean comunes, no son normales”, advierte Jiménez. Y en los hombres, ambas especialistas coinciden en que la fatiga constante, la disminución del deseo sexual y la caída del cabello son síntomas frecuentes.
¿Qué hacer?
Si el cuerpo muestra señales persistentes de que algo no va bien, lo primero es acudir a un endocrinólogo. “Las hormonas gritan en silencio a través de los síntomas, y no hay que ignorarlos. Un desbalance no tratado puede causar infertilidad, diabetes, fatiga crónica o bajo rendimiento. Incluso problemas emocionales pueden tener origen hormonal”, advierte Moore.
Se recomienda un chequeo hormonal y metabólico anual, y controles más frecuentes si hay antecedentes familiares, síntomas o tratamientos en curso “No confíe en consejos de redes ni soluciones rápidas; las hormonas son complejas y deben ser evaluadas por especialistas”, concluye.
Ponga estos hábitos en práctica
El equilibrio hormonal también se construye con hábitos diarios. Moore explica algunos cambios clave que pueden marcar la diferencia:
- Priorice un buen descanso: Dormir entre siete y nueve horas cada noche es esencial. Evite el uso de pantallas o luz azul al menos una hora antes de acostarse.
- Mueva su cuerpo todos los días: Hacer ejercicio al menos cinco veces por semana durante 30 minutos ayuda a regular el metabolismo y las hormonas. Incluya rutinas de fuerza muscular.
- Gestione el estrés de forma consciente: La respiración, el descanso mental y actividades que le generen bienestar son aliados clave.
La alimentación que abraza sus hormonas
Lo que comemos impacta directamente en la producción, regulación y eliminación de nuestras hormonas. Jiménez recomienda:
- Incluir grasas saludables: Aguacate, frutos secos, aceite de oliva y pescados grasos como el salmón son vitales para la fabricación de hormonas, especialmente las sexuales.
- Comer proteínas de calidad: Son esenciales para los procesos de energía, reparación celular y regulación hormonal. Entre ellas están el pollo, pescado, mariscos y carne magra.
- Consumir suficiente fibra: Proveniente de vegetales, legumbres y frutas. Ayuda al cuerpo a eliminar las hormonas que ya cumplieron su función, especialmente el exceso de estrógenos.
- Cuidar la microbiota intestina: Los alimentos fermentados como chucrut, kimchi, kéfir o kombucha mejoran la digestión.
- Reducir los ultraprocesados y el alcohol: Su consumo excesivo puede inflamar y alterar la insulina y desestabilizar el sistema hormonal.
Estos hábitos también afectan su salud hormonal
Más allá de qué comemos, también importa cómo y cuándo lo hacemos. Jiménez advierte:
- Saltarse el desayuno o pasar muchas horas sin comer, altera el ritmo natural del cuerpo.
- Tener horarios irregulares de comida, dificulta la correcta producción de hormonas como el cortisol.
- Al comer en estados de alto estrés, el sistema digestivo no opera de forma óptima en esos momentos y no se absorben adecuadamente nutrientes clave como el magnesio o zinc.
- Llevar dietas muy bajas en calorías o con déficit prolongado, puede reducir la producción de hormonas sexuales como el estrógeno y la testosterona.
- Abusar de productos ‘sin azúcar’ con edulcorantes artificiales, pueden alterar la insulina incluso sin elevar la glucosa.
- Comer de forma automática o por ansiedad, genera desórdenes en las señales de hambre y saciedad.
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