
Silencio político y voces jurídicas: el pulso entre Gobierno y Corte Constitucional
Para expertos, la palestra pública ha sido abandonada por los políticos. La falta de ruido se debería a cálculos y cobardías
Cierre de filas. Como un solo cuerpo están actuando un gran grupo de juristas, en la esfera pública digital y física, ante la postura que ha tomado el oficialismo contra la Corte Constitucional. No así los políticos ni las organizaciones políticas.
Durante tres semanas consecutivas, no solo los constitucionalistas, sino todo conocedor del Derecho, han sostenido un constante debate, tanto en medios digitales, como desde sus cuentas de X. Sus publicaciones se han apoderado de la calle virtual. En cambio, la voz de los políticos y de sus agrupaciones son esporádicas.
¿Por qué?
Para empezar, expresa Arturo Moscoso, abogado, politólogo y director de la Escuela de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional del Ecuador, en el país no existen partidos políticos reales. Para el jurista, las agendas políticas se acomodan de acuerdo con la coyuntura que les conviene. Es por esto por lo que sostiene que “no hay partidos ideológicos ni programáticos; lo que hay son cascarones vacíos que solo sirven para presentarse a elecciones”.
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Olvidando, indica Santiago Carranco, experto en Estudios Internacionales e integrante del Foro de Política Exterior, que la cultura política se la construye y fomenta a diario. Y como la palestra pública no se escuchan voces políticas, reflexiona el experto, toca que el espacio sea copado por cualquier otra figura que no sea la de un político.
A criterio de Simón Pachano, politólogo y docente de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede, Ecuador, la falta de acciones permanentes, notorias y claras han demostrado que no existe una postura evidente por parte de la ciudadanía y de los políticos. “No hay una lealtad hacia la democracia, sino que jugamos a no defender los valores ni lo que consideramos nuestro. Esto es un problema de fondo”.
¿A qué se debe este comportamiento?
Sin embargo, la participación política, social y ciudadana, ha estado padeciendo de cansancio, apatía y despecho hace mucho tiempo, señala Pablo Ospina, historiador, antropólogo y docente de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador. Eso, porque durante el correísmo, la centralización y concentración de poder, en una burocracia ilustrada, asfixió cualquier veleidad de participación ciudadana autónoma, explica.
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Simón Pachano
No obstante, todo esto evidencia que hay una falta de liderazgo político y de escuelas políticas, sentencia Carranco. Al punto de que no todos los exmandatarios han alzado sus voces, como suelen hacerlo sus pares cuando en sus naciones se generan temas álgidos, dice. Para él, “esa falta de representación en las organizaciones políticas es lo que ha mermado nuestra cultura política”.
Porque la política se ha mercantilizado a favor de intereses coyunturales, las organizaciones políticas son alquiladas para cualquier elección, por lo que no forman cuadros ni liderazgos que puedan opinar en temas coyunturales. Es por eso, por lo que cuando llegan las elecciones, no tienen cuadros específicos, dice Carranco. “Aquí tienen que hacer mea culpa todos los dirigentes políticos porque no están haciendo su trabajo”.
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Conveniencias
Para Pachano, estas ausencias también se deben a que hay un temor de que se los coloquen en un lado u otro, el del correísmo ni el del noboísmo, eludiendo situarse en un sitio. ¿Por qué? Por cálculos políticos exclusivamente, sostiene.
Y como el presidente Daniel Noboa ahora tiene popularidad, entonces a ellos no les conviene revolver mucho las aguas para no oponerse a quien tiene popularidad, revela Moscoso. “Son acomodaticios”.
Y como no les importa mayormente que suceda con las instituciones, subraya Pachano, eso los lleva a esta indolencia, a este quemeimportismo. Pero con esta postura, el docente considera que, a su vez, están traicionando a la ciudadanía.
¿Qué podría generar este silencio político?
Lo que podría generar, prevé Ospina, una oposición de la partidocracia contra la ciudadanía. Eso, porque la dificultad radica en que la mayoría de la gente no conoce bien qué hace la Corte Constitucional (CC) ni cuáles son sus funciones, ni cuál ha sido su trayectoria o su importancia, por lo que el gobierno intentará fijar el discurso de que la Corte defiende a los criminales y obstaculiza la lucha contra el crimen organizado.
Es por eso por lo que, para Moscoso, los políticos tienen que jugársela, no permanecer en el silencio cómodo con tal de no ser etiquetados por no estar alineados al poder, ni de tener miedo de que sean calificados como disidentes, de vendepatrias. “Les preocupa su integridad, su buen nombre y solo la ciudadanía, lo que tengan la valentía, son los que dirán algo”.
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Arturo Moscoso
También de dejar a un lado el interés de que luego quieran alinearse con organizaciones con las cuales tengan afinidad para los próximos comicios, declara Carranco. Ni de estar esperando hacer leña del árbol caído, para que les rindan réditos electorales, manifiesta Moscoso.
No obstante, Ospina cree que los políticos deben analizar que si el gobierno de turno se molesta esta es una señal de que la Corte actúa correctamente, que no se somete a su voluntad ni a sus presiones. “La Corte Constitucional está diseñada precisamente para controlar las acciones inconstitucionales del poder en favor de la ciudadanía”. Pero falta que ellos tomen una actitud que defienda al Estado de derecho, acentúa Pachano.
Y que se pronuncien en torno a este intento de politizar a un órgano que tiene funciones jurídicas y técnicas, apunta Carranco, porque hasta ahora, la vocería la mantienen los juristas.
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