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Carolina Jaramillo
La vocera de Carondelet, Carolina Jaramillo, fue entrevistada en Radio Canela por Jorge Yunda.Cortesía: Presidencia.

El plan contra Gráficos Nacionales da grima de tan torpe 

Análisis de Roberto Aguilar | Julio Neira y la vocera Jaramillo, se han puesto en evidencia con su cuadrilla de trolls

Como un perro le hizo quedar el Loro Homero a la portavoz de Carondelet, Carolina Jaramillo, el otro día en radio Canela. Probablemente fue sin intención pero así resultaron las cosas.

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Él la había invitado para una entrevista informal en la que se disponían a abordar temas del tipo “hincha de qué equipo eres” y otros por el estilo. El tono era ligero, complaciente y de compadreo, que es como les gustan las entrevistas a los funcionarios del gobierno. De pronto, de la manera más inopinada posible, el entrevistador dejó caer o se le deslizó por error una pregunta cargada de veneno que no lo parecía.

A diferencia de aquellas que Jaramillo se acostumbró a no responder cada lunes por la mañana, cuando reúne a los medios en el cuartito de palacio que con desproporcionada petulancia llama “el salón azul”, esta pregunta era de lo más inocente. Tan natural sonó en boca de Jorge Yunda, el Loro Homero, y tan relajada se sentía la portavoz en tan buena compañía (al fin y al cabo ambos fueron correístas cuando ser correístas era lo rentable), que terminó respondiendo con sinceridad y sin pensárselo dos veces. O sea: dijo la verdad, cosa insólita en su caso. Por lo demás, no le quedaba más remedio. Y cayó redonda.

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¿Qué pregunta era esa?

Una que la llevó a poner en evidencia un fraude en desarrollo. Un fraude en el que ella desempeña el papel secundario para el que nació y que ha sido fraguado en las mismísimas entrañas de Carondelet. Con un mínimo de instinto político (que ha dado muestras de no tener), la portavoz debió pensar “soy una bestia” en el instante mismo de pronunciar su respuesta. 

Pero antes de continuar adelante con la historia de Carolina Jaramillo en el programa del Loro Homero, es necesario decir dos palabras sobre ese fraude con el cual el gobierno de Daniel Noboa pretende engañar a la opinión pública y perjudicar a gente honesta.

El fraude contra Granasa

Ese fraude tiene que ver con Granasa, la empresa editora de este Diario, a la que el gobierno ha decidido acusar de evasión tributaria, lavado de activos y quién sabe que otras linduras sobre la base de documentos forjados. Pero forjados a la mogolla, chapuceramente, como corresponde al estilo de la casa, porque si hasta sus proyectos de ley son tan groseramente mal hechos, nomás hay que imaginar cómo serán sus fraudes: esta gente es torpe. 

Tan chapuceros son esos documentos fraguados con los que se pretende fabricar un caso de fraude fiscal contra Granasa, que ni siquiera se atreven a mostrarlos. Con ello, aparte de endosarle una acusación falsa, han dejado a este Diario en la indefensión al negarle la posibilidad de conocer las supuestas pruebas de su presunto delito. ¿Cómo, entonces, sabemos que son fraguadas? Porque EXPRESO ya las consiguió por otro lado. Una de las cosas que tiene este oficio del periodismo es que uno siempre termina consiguiendo los documentos. En este caso no sólo se los consiguió sino que ya se los publicó (se los puede consultar en la página Web de este Diario). Se trata de tres notificaciones del SRI sobre diferencias presuntivas en la declaración de impuesto a la renta del ejercicio fiscal de 2023 de… ¿Granasa? No. De tres distribuidores dedicados a la venta al por mayor de periódicos.

La vocera de Gobierno indicó que
Luis Alvarado Campi es el asambleísta suplente de ADN que, con un patrimonio que no supera los 70.000 dólares, compró dos medios por poco más de 2,5 millones de dólares. Foto: Cortesía X Luis Alvarado

Para resumir la información que ya fue publicada por este Diario y puede ser consultada por todo el mundo, esas notificaciones introducen una serie de errores entre los cuales el más vistoso es una barbaridad contable: resulta que las “diferencias presuntivas” de marras provienen de sumar el debe al haber en lugar de restárselo. Tal cual. Un error para el que sólo hay dos explicaciones posibles: o los contadores del SRI son profundamente estúpidos o son perfectamente corruptos.

De vuelta a la declaración de Jaramillo

Ajena a estos detalles escabrosos y en la cresta de la ola de la embriaguez que le produce la ilusión de su propia elocuencia cuando se encuentra frente a un entrevistador complaciente, la portavoz Carolina Jaramillo explicaba al Loro Homero los pormenores de este caso de “Lavado de activos y defraudación tributaria de parte de lo que es una empresa que es un medio de comunicación”, así dijo la elocuente. Medio de comunicación al cual, por quién sabe que clase de remilgos o mojigaterías, prefirió no nombrar. Pero hablaba de éste.

“Se utilizó de fachada -dijo- a 75 vendedores de periódicos, canillitas, a esa gente humilde que uno les ve en la calle cargando periódicos y vendiendo, a esas personas, a 75 vendedores de periódicos se les utilizó como fachada para que introduzcan al sistema financiero nacional más de 5 millones de dólares”.

En este punto de la entrevista bien pudo el Loro Homero practicar la operación matemática que los números propuestos por la vocera pedían a gritos: 5 millones de dólares divididos para 75 canillitas dan 66.666 dólares para cada uno, una cifra respetable que, según enseñan recientes experiencias de las que Carolina Jaramillo no ha oído hablar, basta para comprar dos medios de comunicación por 2,6 millones de dólares. Si fueran de ADN, esos canillitas se habrían convertido ya en magnates de los medios y se encontrarían en paradero desconocido.

Pero al Loro Homero no se le ocurrió hacer esos cálculos. En su lugar, eligió plantear a la portavoz la más simple de las preguntas: “Y supongo que eso está en investigación, ¿verdad?”. Era la pregunta correcta. Y aquí fue donde Carolina Jaramillo cayó víctima de su propia angurria. Porque después de escucharla describir con tanta seguridad el esquema de corrupción descubierto y señalar con determinación a los culpables, sin nombrarlos pero sin género de dudas, se pensaría que la respuesta a esa pregunta sólo podría ser no: eso ya fue investigado. En lugar de eso, como bajando apenas un par de decibeles su tono de voz y tratando de frenarse para pensarlo mejor (cosa imposible cuando se está en la cresta de la ola) la portavoz se rindió ante la verdad: “Así es -dijo-, se está investigando”.

¿Cómo? ¡Qué pérdida de tiempo! ¿Para qué se está investigando si la portavoz ya sabe todas las respuestas? Conoce cómo operó el esquema de corrupción, a cuánto ascienden las cifras del lavado de activos y quiénes son los culpables. No podría Carolina Jaramillo haber puesto más en evidencia la jugada sucia así se lo hubiera propuesto. Y al actuar de esa manera, se ha hecho acreedora a… ¡una denuncia por daño moral! Porque esto no debería salirle gratis.

La historieta que la portavoz repite como lorito, por supuesto, no se la inventó ella, que no es nadie: se la suministraron los verdaderos autores de la patraña, los que le pagan el sueldo por el que ha sido capaz de vender el alma. Porque esto viene de lo más alto, de la Secretaría de Inteligencia del gobierno, cuyo titular, Michele Sensi-Contugi, es el operador político de confianza del presidente de la República, y de su recadero, el secretario de Integridad José Julio Neira Hanze.

Ellos diseñaron el fraude y forjaron la chapuza de documentos contables que no se atreven a hacer públicos (les da vergüenza) pero sí distribuyeron en corto a tres periodistas con los cuales arrancaron, el pasado 8 de septiembre, su campaña sucia. Mejor dicho: dos periodistas, que recularon de inmediato en cuanto se dieron cuenta de lo que se estaba cocinando y un productor de contenidos que siguió adelante porque no tiene escrúpulos: el portal la Posta, nuevo juguete mediático que acababa de comprar el gobierno precisamente para operaciones como esta.

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Una historia que ya es conocida

La historia es conocida: los trolls soltaron la liebre y, a la semana siguiente, Neira Hanze tomó la posta (La Posta, con mayúsculas, ya estaba tomada). Vistiendo una sudadera azul marino de empleado de empresa de agua potable, moviendo los brazos esquemática y simétricamente como Don Betuto y con su tono de voz de telefonista de call center, Neira se presentó en un video con música de acción policial y repitió, casi palabra por palabra, lo que habían dicho los trolls, incluidas las incoherencias. Como aquella de “los supuestos proveedores facturaron a favor de la empresa sin que exista evidencia de un servicio real, lo cual dibuja un patrón sospechoso”. Así dijeron: “patrón sospechoso”, sin entender que el concepto de “patrón” implica la existencia de un modelo y su repetición. Por ejemplo: el hecho de que el gobierno y sus trolls repitan las mismas burradas dibuja un patrón sospechoso.

También Neira Hanze tenía todas las respuestas, todos los montos, todos los culpables (aunque tampoco los mencionó porque no hacía falta) en el video con el que el gobierno se hizo cargo de la campaña sucia y se reveló como su autor. También Neira Hanze se ha hecho acreedor a una denuncia por daño moral en respuesta a su temeridad.

Y para rizar el rizo de la desvergüenza, la nueva patraña puesta a circular por el gobierno le da la vuelta a la realidad y altera el orden de los efectos y las causas. Según la portavoz Jaramillo, las críticas al gobierno que se plantean en este Diario se explican como reacción a la investigación por fraude fiscal a la que el gobierno le ha sometido, como si EXPRESO fuera crítico con el gobierno desde hace un mes. Es exactamente al revés: son las críticas de este Diario las que han irritado a un gobierno sin escrúpulos y lo han puesto a forjar documentos y diseñar “falsos positivos”, para perseguirlo. Pero ni aunque se paren de cabeza Sensi-Contugi, Neira Hanze y Jaramillo podrán ocultar las torpezas de un plan que ya se ha puesto en evidencia hasta niveles de caricatura.

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