
¿Dónde es más caro arrendar en Guayaquil y en qué zonas el metro cuadrado cuesta más?
Puerto Santa Ana se perfila como una de las zonas más costosas de Guayaquil
El costo de comprar y arrendar vivienda sigue al alza en varios sectores de Guayaquil, mientras otros experimentan una desaceleración marcada por factores como la inseguridad, el envejecimiento urbano o la pérdida de atractivo comercial.
¿Qué zona de Guayaquil es más costosa para vivir?
De acuerdo con análisis recientes del mercado inmobiliario, los sectores más caros para adquirir vivienda o alquilar en Guayaquil se concentran en Puerto Santa Ana, donde el metro cuadrado supera los 2.400 dólares (valor de compra)
Sin embargo, el alto precio no siempre se traduce en mayor plusvalía. Estudios especializados indican que, aunque estas áreas mantienen valores elevados, el crecimiento interanual más acelerado se registra en sectores tradicionales como La Alborada, que lidera el incremento porcentual de precios, seguida por Ceibos y el centro de Guayaquil. En estos sectores, el valor de las viviendas, especialmente departamentos pequeños, ha aumentado con mayor fuerza en comparación con años anteriores.
Para Orlando Andrade, corredor de Bienes Raíces, la zona de Ceibos también se suma a la lista de las zonas con costos más altos debido al metraje de las viviendas. "Hay casas mucho más grandes que en otra zona de Guayaquil y debido a su ubicación los costos son muy altos. Se pueden encontrar cosas de hasta $4.000 de alquiler", explicó el experto, que añade que muchas personas de otros países buscan esa zona para alquilar. Esto, pese a que en el último año han existido repunte de robos en este sector.
"Urdesa es otra zona que también es muy solicitada para alquilar, especialmente por estudiantes, pero los costos son más módicos", comentó.
En contraste, otros sectores han visto una caída en sus precios. Barrios como La Garzota, Sauces, Las Cumbres y Los Olivos registran retrocesos importantes en el valor del metro cuadrado. Especialistas atribuyen esta tendencia a la percepción de inseguridad, la menor actividad comercial nocturna y la pérdida de dinamismo urbano, factores que influyen directamente en el interés de compradores e inversionistas.
El tipo de vivienda también marca la diferencia. En zonas consolidadas como La Alborada o el centro, la mayoría de la oferta corresponde a casas usadas. En estos casos, los precios suelen depender más de decisiones individuales de los propietarios que de una competencia formal de mercado.
El comportamiento del mercado responde a distintos factores. Para expertos inmobiliarios, existe un “efecto moda” que impulsa la demanda en determinadas zonas, elevando los precios de manera sostenida. Samborondón es un ejemplo de ello, donde el valor del suelo puede crecer entre un 5 % y un 10 % anual, impulsado por la preferencia de compradores que buscan urbanizaciones cerradas, seguridad y cercanía a servicios educativos y comerciales.

Los precios promedios en Guayaquil
A nivel general, el precio promedio de venta de viviendas en Guayaquil continúa en ascenso. El metro cuadrado se ubica en torno a los 1.239 dólares, lo que refleja un incremento real cercano al 1,7 %. Esto se traduce en valores aproximados de 98.000 dólares para departamentos de dos habitaciones y 70 m², y de 117.000 dólares para unidades de tres dormitorios y mayor superficie.
En cuanto a la demanda, las viviendas más comercializadas actualmente se concentran en rangos de entre 70.000 y 100.000 dólares, principalmente en sectores del norte como La Alborada, así como en zonas intermedias donde el metro cuadrado se mantiene por debajo de los 1.200 dólares. Estos precios responden mejor a la capacidad económica de la mayoría de compradores locales.
El mercado de alquiler también refleja esta presión. Los arriendos han registrado un aumento general cercano al 2,5 %, con precios promedio de 523 dólares mensuales para departamentos de dos habitaciones y 671 dólares para unidades de tres. Para inversionistas, el centro y el sur de Guayaquil siguen siendo atractivos por su rentabilidad, mientras que para los ciudadanos, arrendar en las zonas más cotizadas se convierte cada vez más en un privilegio reservado para pocos.