
La feria que mueve al sur de Ambato vuelve a encender el barrio
La Feria de Finados reactiva a tres barrios. Artesanos y vecinos esperan mejores ventas tras semanas de poco comercio
La explanada de Shuyurco volvió a llenarse de colores, pasos y bullicio. La Feria de Finados, que este año lleva el lema “Historia, memoria y tradición”, regresó y con ella la expectativa de mover la economía de los barrios Inecel, Shuyurco y Cristal, en el sur de Ambato.
En el barrio Cristal, Hortensia Carrillo habilita su patio como garaje para quienes llegan a la feria. Ese ingreso adicional le permite cubrir algunos gastos. “Esperamos que haya más movimiento, porque el comercio estuvo bajo después del paro de 31 días”, dice.
En Inecel, Juan Solís se prepara desde temprano en su puesto de comida rápida. Emprendió hace cuatro años y la feria se convirtió en su mejor temporada. “Cuando llega la gente, las ventas se multiplican”, comenta mientras organiza la parrilla.
Una tradición que se sostiene
La feria se realiza en la explanada de Shuyurco desde hace cuatro años, pero su historia se extiende por más de cinco décadas. Cada noviembre, artesanos de distintas provincias llegan con piezas de barro, madera, hojalata y tejidos. Alrededor de ellos se suman puestos de ropa, comida y juegos mecánicos, formando un circuito que mezcla tradición y economía barrial.
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Los valores establecidos por ordenanza municipal son de 80 dólares para artesanías y mercaderías, 120 dólares para alimentos preparados y 5 dólares por metro cuadrado para juegos mecánicos. Los primeros expositores arribaron el 24 de octubre, aunque los días iniciales estuvieron marcados por dificultades.
Linternas, velas y pérdida de mercadería
Durante las primeras jornadas no hubo energía eléctrica. Algunos puestos trabajaron iluminados con las linternas de los celulares o con velas. A esto se sumaron robos.
“Al segundo día me llevaron tres cajas de artesanías”, cuenta Bertha Morales, quien ha recorrido ferias del país durante cinco décadas. Aun así, decidió quedarse.
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Blanca Narváez, quien llegó desde Cuenca con utensilios de barro, señala que el retraso en la entrega de puestos afectó los preparativos. “Ya estamos instalados. Ahora solo esperamos buenas ventas”, dice mientras acomoda sus piezas.
María Vásquez, también cuencana, insiste en la necesidad de mayor previsión: “Necesitamos al menos quince días para preparar mercancía. Si no se organiza bien, los artesanos del barro y la madera seguirán perdiendo espacio frente al plástico”.

Feria, celebración y caos vehicular
La inauguración oficial está prevista para este viernes 31 de octubre, con presentaciones de danza, música y espectáculos abiertos al público. El Municipio ha señalado que habrá vigilancia con apoyo policial y militar durante toda la feria.
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Sin embargo, la reubicación temporal de la feria de autos usados hacia la avenida Pitágoras ha generado congestión en el sector. “Los compradores y vendedores ocupan casi toda la vía. Pasar en carro es complicado”, comenta Lucila Freire, vecina de la zona. La línea 18 de buses también modificó su ruta y ahora circula por el barrio Santa Cruz.
Mientras el tráfico se ajusta y los comerciantes acomodas sus mesas, la feria avanza. En cada puesto hay expectativa: que la tradición se mantenga, que el movimiento económico regrese, que los barrios del sur vuelvan a sentir vida propia.
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