
Una exposición sobre la ciudad y la memoria abre sus puertas en Quito
La galería Rudimento de la capital reestrena su espacio, con una muestra que reúne obras de tres artistas contemporáneos
La luz blanca del espacio acentúa la superficie de las pinturas y la textura del muro sobre el que se montan. En una de las salas, una obra presenta un interior arquitectónico abierto hacia un paisaje rural. El piso cuadriculado en blanco y negro funciona como una entrada a una escena de exterior, donde colinas verdes y un cielo grisáceo se observan a través de un marco rectangular. No hay presencia humana, pero la puerta entreabierta sugiere un tránsito posible, un desplazamiento que no ocurre pero está insinuado.
En otra sala, una composición reúne fotografías y recortes impresos distribuidos de manera irregular sobre una superficie neutra. Se observan imágenes de personas corriendo, escenas cotidianas, fragmentos de archivos gráficos, así como la palabra ‘grabados’ inscrita verticalmente.
La obra parece construida desde la acumulación: fotografías deportivas, imágenes de estudio, fragmentos de paisajes y retratos disociados del contexto original. El montaje no plantea un relato cerrado, sino un modo de relación entre objetos visuales encontrados, reusados o recombinados.
En una sala contigua, la proyección en blanco y negro muestra a una persona caminando frente a un muro marcado por inscripciones irregulares. La escena se repite con un ritmo lento, casi documental, y ocupa una superficie rectangular sobre el ladrillo blanco, sin sonido ni interferencias que distraigan de la figura central.
Soportes distintos que dialogan entre sí son lo que propone la muestra de los artistas Ilich Castillo, Alexandra Cuesta y Arnoldo Sicles, que abrió sus puertas en la galería Rudimento, en Quito.
No hay una narrativa lineal ni una sección que organice el recorrido de manera explícita; las piezas funcionan como puntos de entrada hacia momentos, gestos y materiales que se desdoblan entre lo íntimo, lo urbano y lo histórico.
Según Andrés Hessinger, uno de los directores del espacio, la decisión de trabajar con exhibiciones que articulan prácticas de archivo, pintura y registro visual responde a un interés por ampliar los modos de circulación de las obras y abrir procesos de lectura en lugar de cerrar significados.
“Nos interesa pensar la exposición no como un punto de llegada, sino como un lugar donde algo se está ordenando, desordenando o probando. Que se pueda ver cómo las imágenes se sostienen unas a otras, cómo se repiten, cómo se contradicen o cómo se vuelven relevantes en contextos distintos. No buscamos ilustrar un tema, sino mostrar un proceso de trabajo”, dice.
Un espacio que se renueva
Rudimento es un espacio dirigido por artistas que se dedica a la producción y difusión de prácticas contemporáneas, la experimentación curatorial y la cuestión impresa.
Hessinger comenta que la iniciativa surgió junto a Antonio López, Pablo Andino y Galo Pérez a fines de 2020 como respuesta a la necesidad de construir un lugar de intercambio donde las prácticas visuales pudieran desarrollarse fuera de lógicas exclusivamente comerciales. “No queríamos fundar una galería típica ni solamente un lugar para exhibir pinturas. La idea fue construir una plataforma donde la producción de obra pueda pensarse fuera del circuito tradicional”.
La propuesta fue migrando de casa hasta aterrizar este año en la calle Obispo de la Madrid, en el sector de Las Casas. Su formato de exposición, añade Hessinger, tampoco es el habitual, pues no son los artistas quienes hacen propuestas al espacio, sino los directores y curadores quienes los buscan.
“No pensamos las exposiciones desde un concepto general, sino desde lo que cada práctica requiere en el momento. A veces eso implica investigación histórica, a veces implica ensayo material, y a veces no implica nada más que mirar y encontrar un lenguaje común. La curaduría, en nuestro caso, es acompañar ese proceso, no dirigirlo”, afirma. Esta metodología, dice, los ha llevado a programaciones abiertas que no responden a temporadas cerradas, sino a proyectos que se desarrollan a ritmo propio y que ahora se ciñen al relanzamiento de este espacio.

Una apuesta sostenida
Durante varios años, una parte central del trabajo de Rudimento se sostuvo a través de un programa de residencias que operaba fuera del circuito urbano. El proyecto, llamado Nave, recibía artistas internacionales durante uno o dos meses, antes de presentar sus resultados en Quito. “Muchos de los artistas que hemos mostrado provinieron de esa residencia”, recuerda. “Nosotros traíamos artistas de todo el mundo a un espacio en Guayllabamba donde trabajaban y después exhibían en Rudimento”.
Ese formato permitía extender el proceso más allá del tiempo expositivo y abrir un acompañamiento sostenido de obra, investigación y vida cotidiana. De esa forma, y con sus propuestas locales, el espacio logró llevar a cabo 16 muestras de 85 creadores.
Este año, el espacio obtuvo una beca del Instituto de Fomento de las Artes, Innovación y Creatividades (IFAIC), que financiará parte de su programación actual y que ha permitido planificar exhibiciones hasta abril de 2025.

Mirar hacia el futuro
En el marco de la exposición se llevarán a cabo varios eventos. El sábado 6 de diciembre, Arnoldo Sicles dictará un taller de pintura en el espacio, mientras que el sábado 13 y domingo 14 de diciembre se ofrecerán visitas guiadas de la exposición, así como un foro.
La exposición de Alexandra Cuesta, Ilich Castillo y Arnoldo Sicles estará abierta al público hasta el 10 de enero de 2026. Posteriormente, se desarrollará una nueva muestra que estará centrada en el libro como objeto, proceso y dispositivo de circulación.
El proyecto consiste en seleccionar publicaciones de diferentes lugares del mundo, solicitar sus archivos y producirlas localmente mediante impresión en risografía, en colaboración con Recodo Press.
La exposición coincide con la apertura formal de la biblioteca pública y la activación de la librería del lugar, componentes que -según el equipo- siempre estuvieron planteados como ejes fundamentales del proyecto. “Rudimento no solo muestra arte contemporáneo, sino que también quiere tener un punto de acceso libre de información”, comenta Hessinger.
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