
Juliana Dager, la chef que impulsa emprendedores en Yummy Shop
En la feria de cocina que organiza, reúne a emprendimientos que apuestan por el sabor y la experiencia.
Juliana Dager no se define solo como empresaria. Es chef por pasión, productora de eventos por experiencia y, sobre todo, una líder obsesionada con los detalles. Su historia mezcla la disciplina de los negocios con la sensibilidad de la cocina. Así nació un espacio donde los emprendedores gastronómicos tienen un escenario para brillar.
Lo llamó Yummy Shop y pronto conquistó a la comunidad foodie en Ecuador. “En la feria, los verdaderos rockstars son los emprendedores”, asegura, convencida de que detrás de cada plato hay una historia que merece ser contada.
El camino de Juliana no empezó en la cocina, sino en las aulas de negocios y en la exigencia de la consultoría. Estudió Administración de Empresas en Estados Unidos, trabajó en una consultora ambiental y luego formó su propia empresa de organización de eventos corporativos. Pero había algo más latiendo. “Yo digo que soy una chef frustrada”, confiesa. Por eso se formó también en esa área, convencida de que no basta con tener una idea y hacer una feria: detrás hay un proceso enorme.
Con ese doble lente, el de la administración y el de la gastronomía, el evento ha crecido desde el 2017. Lo que empezó como un piloto con 40 marcas, hoy reúne a más de 90 y convoca alrededor de 25.000 personas en dos días, ya sea que lo organice en Samborondón, Daule o Guayaquil.
Su liderazgo tiene un sello personal: ella es la cara visible, la que conversa con los expositores, revisa redes y cuida cada detalle de la producción. Esa obsesión por la experiencia explica por qué ha logrado consolidarse como referente en la escena gastronómica, combinando formación empresarial, vocación culinaria y un compromiso palpable con la sostenibilidad. Mientras se encuentra culminando detalles de la feria que será el 6 y 7 de septiembre en Almax Center, dialoga con SEMANA sobre el detrás de escena.
Entre sueños y sabores
¿Cómo ve la evolución del sector gastronómico en Ecuador?
Está despuntando totalmente. El problema en general con los emprendimientos en el país es sostenerse, pero en gastronomía hay un buen porcentaje que logra mantenerse porque, ¿a quién no le gusta comer? El reto es cómo comunicas y cómo presentas tu producto. Y yo creo que nuestra gastronomía y el talento local son espectaculares
¿Por eso decidió estudiar también el lado más técnico, lo del chef?
Exacto. Me gusta cocinar, pero quería entender más, hablar el mismo idioma que los expositores. No es solo tener una idea y vender un plato. Para mí la gastronomía es el arte más completo: elaboras, decoras, pintas, cocinas… ¡y hasta lo comes!
Tras ocho años liderando Yummy Shop, ¿cuáles son algunos casos de éxito que vio despegar?
Bendito, por ejemplo, estuvo en dos ediciones y después ya voló sola como empresa consolidada. Recuerdo también a Masamadre, que recién abría su local y se animó a estar en las primeras ediciones. Y otro caso es Smash. Es lindo ver cómo los emprendimientos usan esta feria como trampolín.
¿Cómo es el perfil de los emprendedores?
Me encanta ver que en muchos casos es familiar: esposos, hermanos, todos ponen el hombro. Uno se encarga de validar el producto, otro de atender la caja. Ese apoyo es clave.
La sostenibilidad es un valor que parece correr en su familia. ¿Cómo lo aplica en este evento tan grande?
Es un reto. Siempre pongo tachos para separar desechos, pero en la práctica la gente no siempre lo hace bien y se complica el reciclaje. Entonces lo que hacemos es invitar directamente a recicladores: ellos van uniformados, con supervisor, y recogen el material para gestionarlo con un gestor ambiental.
¿Qué tendencias gastronómicas están marcando esta edición?
El pollo crujiente está tomando protagonismo, compitiendo fuerte con la hamburguesa. También la comida asiática: mochis, bubble teas, baos, corndogs. Y los postres siguen siendo un hit.
¿Cómo se define como líder de todo este movimiento?
Diferente a hace ocho años, claro. Ahora tengo un equipo, pero sigo muy involucrada, me cuesta delegar. Siempre soy la primera cara, desde lo comercial hasta la producción. Me considero detallista y obsesionada con la experiencia del asistente: si yo fuera parte del público, ¿qué me gustaría vivir? Eso me guía siempre.
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