
Una noche para encontrarse en el Barrio Chino
Un festín íntimo se tomó la noche. La gente evocó la memoria y disfrutó de la cultura asiática en el centro de Guayaquil
A diferencia de los otros festivales que ha realizado el Comité del Barrio Chino de Guayaquil, este último se caracterizó por ser uno más íntimo. En los exteriores del Chifa Asia, ubicado en la calle Sucre, entre Eloy Alfaro y Chile, en el centro de la urbe porteña, varios ciudadanos se reunieron en el Mercado Nocturno.
La cita comenzó a las 16:00. Decenas de personas estaban paradas alrededor de un tapete verde, fuera del restaurante, como si se tratara de una reunión familiar, de amigos o de conocidos.
¿De qué se trató el evento?
Omaira Moscoso, integrante del Comité Barrio Chino de Guayaquil, conversaba amenamente con los espectadores. Entre cada intervención artística, les contaba que hace 120 años, los primeros migrantes chinos llegaron a la ciudad. Ellos traían mercadería en grandes barcos. Varios decidieron quedarse en Guayaquil, pero otros partieron hacia Quevedo y otras ciudades; por eso, ahora hay personas que ya son de la tercera, cuarta o quinta generación de chinos nacidos el país.
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¿Cómo lo disfrutó la ciudadanía?
Carmen Pacheco, de 82 años, fue una de las personas que acudieron a la cita. Ella, en primera fila, asentaba lo que decía Moscoso. “Me encanta que el Comité rescate la memoria de nuestros barrios, para que la gente no lo olvide”.
Comentó que desde que se organiza un festival chino, ella no deja de asistir porque la llena de alegría ver otras expresiones culturales. Además, le gusta ser testigo de cómo se llena de vida su sector. “Mire, hay mucha gente que está reunida, contenta, sin que le dé miedo el de a lado. Esto ayuda a que mejore la convivencia”.
Jaime Wong, quien preside el Comité, compartió sus recuerdos con la audiencia. Él pertenece a la tercera generación de chinos en Ecuador, dijo; por lo que cuando él fue una época a China, extrañó mucho la cultura de “su tierra natal”: la comida, las costumbre. “Siempre tiene más peso las costumbres del lugar donde uno se crio desde pequeño”.
La gente le aplaudió; varios gritaron de alegría, se identificaron con él. Y es que todos se sentían propios, cercanos, no extraños.

Fabricio Figueroa
Ciudadanos asiáticos compartieron con la gente guayaquileña
La gente también bailó. Hua Hong cantó en español para la gente. Dos mujeres, adultas mayores, que estaban en la calle observándolo se acercaron al tapete verde, donde él cantaba, y se pudieron a bailar con él. De pronto, varios bailaban salsa en sus puestos. Otros, le pidieron otra canción.
Para Telly Huang, quien es oriunda de Taiwán, llegó al país en 1980. A ella le encanta que estos eventos se realicen porque permite que haya un mejor intercambio cultural. Ella junto a dos jóvenes ecuatorianos participó del Mercado Nocturno; ellos vendieron dumplings (empanadas chinas cocinadas al vapor) y wantanes.
Experimentar otra gastronomía
Bernardo Reyes, de 75 años, probó por primera vez los dumplings. También el chancho picante. Él comentó que estaba fascinado de la oferta gastronómica; “nunca me había imaginado esos sabores, está riquísimo”.
Con este evento, confesó, que salió de la rutina. “A veces, uno prueba lo mismo y lo mismo, pero hoy también probé un té helado muy bueno; espero que haya más eventos así y pueda degustar nuevas cosas”, dijo contento Reyes.

Iris Urdiales
Iris Urdiales, 65 años, también estaba feliz de comer otros tipos de platillos; ella fue junto con otras amigas, las había animado a ir al centro. “Siempre comemos el típico wantán, pero hoy lo probé con otra salsa, picante, no la típica roja; estoy de otro nivel. Ninguna de mis amigas está arrepentida de haber venido”. Ella afirma que está interesada por conocer otros platos de la gastronomía china, “aun así, por nada del mundo dejaré el chaulafán, es muy sabroso”.
Vestir otros atuendos
Y es que, de pronto, la noche había caído. Algunos habían entrado al Chifa Asia, no precisamente a comer, sino a probarse y a fotografiarse, gratuitamente, atuendos tradicionales chinos.
Se veía como madres ayudaban a sus hijas a probarse los trajes. O amigas fotografiándose en la escalera del restaurante. Urdiales se había puesto un traje; ella aseveró que sentía que estaba en otro país.

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