
Los museos de Guayaquil: entre la memoria y la participación ciudadana
Por el Día Internacional de los Museos estos espacios se renuevan temáticamente y llaman a la reflexión sobre su rol social
Los museos no son solo vitrinas estáticas del pasado. En ciudades como Guayaquil, con profundas raíces históricas y una diversidad cultural en constante transformación, los museos emergen como espacios de reflexión, de encuentro y de aprendizaje activo. Así lo sostienen Paola Martínez, comunicadora del Museo Antropológico de Arte Contemporáneo (MAAC), y Jorge Albuja, docente universitario y gestor cultural, quienes desde su experiencia han sido testigos de la evolución de estos recintos culturales.
Martínez afirma que los museos “son custodios del patrimonio cultural del país” y, al mismo tiempo, centros de aprendizaje no formal. A través de exposiciones, actividades educativas e interacciones sensoriales, estos espacios promueven el diálogo entre artistas, obras y visitantes, fortaleciendo así la identidad colectiva. A su criterio, el museo debe sentirse, olerse, tocarse y, sobre todo, pensarse. La experiencia del visitante debe ser multisensorial, incluyente, y trascender los muros de la institución para llegar también a las comunidades que aún no han tenido acceso a estos espacios.
Cada 18 de mayo se conmemora el Día Internacional de los Museos, una fecha que invita a reflexionar sobre el papel de estos espacios en el desarrollo de las sociedades. En esta ocasión, las instituciones culturales de Guayaquil se suman a esta celebración con la urgencia de repensarse, de abrirse a nuevas audiencias y de reafirmar su compromiso con la inclusión y la participación ciudadana.

Museo comunitario: una visión participativa
Para Jorge Albuja, el museo es, ante todo, un espacio político, donde la identidad no solo se expone, sino que se construye y se debate. “Los museos son lugares en donde las culturas tienen la posibilidad de encontrarse, no de identificarse, de repensarse”, señala con énfasis. Esa reflexión lo lleva a defender con convicción la figura del museo comunitario, un concepto donde la población no es solo espectadora, sino protagonista activa. En este modelo, los ciudadanos pueden cuestionar, intervenir y resignificar las colecciones, logrando que el museo responda a las necesidades y realidades de su entorno.
Este enfoque participativo representa un desafío importante para los museos guayaquileños. Albuja reconoce avances, como los esfuerzos del MAAC por actualizarse y acercarse a nuevas dinámicas, pero también señala que todavía hay una deuda pendiente con sectores periféricos de la ciudad, donde la oferta cultural es escasa o nula. “Hoy tenemos un montón de zonas periféricas muy pobladas con una bajísima oferta cultural, y probablemente no hay museos en muchos de estos espacios”, puntualiza.
Educación, inclusión y nuevos públicos
Uno de los mayores retos actuales es atraer y formar audiencias. Martínez explica que los museos deben ofrecer programas educativos adaptados a distintas edades y capacidades, en un esfuerzo por fomentar la inclusión. En esta línea, algunos espacios ya han comenzado a incorporar ludotecas, bibliotecas infantiles y salas de mediación cultural, donde los públicos interactúan de forma más creativa con los contenidos. Albuja valora estas iniciativas, sobre todo aquellas que crean “espacios de diálogo y mediación con públicos” alrededor de piezas de colección o exposiciones temporales.
Este tipo de actividades, que combinan educación, arte y reflexión, permiten resignificar las colecciones permanentes. “Hace falta que los museos tengan áreas educativas sólidas, que acompañen sus muestras con herramientas pedagógicas”, indica Albuja. La clave, según él, está en repensar la relación entre museo y visitante como un proceso horizontal, no jerárquico, donde ambos se enriquecen mutuamente.
Articulación, desafíos y oportunidades
Uno de los principales obstáculos que enfrentan los museos de Guayaquil es la falta de articulación entre instituciones. Aunque existe una oferta cultural diversa, no hay una coordinación clara entre museos públicos, privados, galerías y centros culturales. A esto se suman problemas como la inseguridad en el centro histórico, donde se concentra gran parte de la actividad museística, lo que reduce la afluencia de visitantes.
Albuja plantea que, frente a este panorama, la cultura puede actuar como catalizador en tiempos de crisis. “Hace falta generar alianzas entre instituciones públicas, privadas, organizaciones sociales y ciudadanía para fortalecer los vínculos entre museos y comunidad”, insiste. Solo así se podrá construir una red cultural sólida que fomente el turismo responsable, el desarrollo local y la apropiación simbólica de los espacios culturales por parte de la ciudadanía.
Los proyectos educativos que se desarrollan en la ciudad
En Guayaquil, varios proyectos se están desarrollando con la intención de habitar los museos. Albuja da a conocer los trabajos educativos recientes que se realizan en conjunto con la Universidad Casa Grande como parte de su vinculación con la comunidad. "Se ha desarrollado un proyecto denominado "Amigos del Museo del Bombero", que ha tenido dos ediciones, y que plantea educar a niños y jóvenes con la historia del rol de estos voluntarios en el Puerto Principal. Asimismo, también tenemos el proyecto "Museo del Cacao para todos" que ha tenido una primera fase desarrollando videoguías para personas con déficit auditivo. Todo este trabajo está siendo desarrollado junto a instituciones privadas y la labor municipal", comparte. Existen otros trabajos que se están desarrollando, no tan solo en Guayaquil, sino también en otras ciudades como Salango, donde se ha retomado desde la Universidad, una labor comunitaria.
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