Jóvenes innovadores
Varios jóvenes deciden innovar con proyecto de impacto social para Guayaquilexpreso

Ciencia con impacto social: el aporte estudiantil desde Guayaquil

Universitarios tienen proyectos que buscan soluciones reales a problemas urbanos, sociales y ambientales

En Guayaquil, la ciencia ya no es un campo lejano reservado a expertos de bata blanca. Hoy jóvenes estudiantes como Miguel, Giancarlo, Ángel y Jennifer están demostrando que innovar no es solo crear grandes inventos en laboratorios, sino desarrollar soluciones reales para los problemas de su ciudad. Estos jóvenes de la Universidad Politécnica del Litoral (Espol) no esperan a graduarse para actuar: desde las aulas, los talleres y las competencias, impulsan proyectos que responden a necesidades urgentes.

Miguel Vergara, estudiante de Ingeniería Civil, trabaja en el desarrollo de concreto permeable, un material que permite el paso del agua y puede aliviar las inundaciones que cada invierno afectan a Guayaquil. Su meta es sencilla pero ambiciosa: evitar que el agua colapse las calles y los sistemas de alcantarillado, usando un material que podría aplicarse en aceras, parqueos y pasos peatonales. Además, investiga la creación de un mortero fluido ecológico, que no necesita vibración para su colocación y que reemplaza materiales contaminantes por opciones más sostenibles.

Por su parte, Giancarlo Ortiz combina la tecnología con la empatía. Con EspawFinder, ha creado una plataforma digital que ayuda a reunir mascotas perdidas con sus familias. Su propuesta responde a una situación común: las publicaciones en redes sociales que, al perderse entre el mar de contenido, no logran cumplir su objetivo. Su herramienta digital no solo organiza mejor la información, sino que construye una comunidad que se apoya y trabaja junta por los animales.

En el campo de la ingeniería estructural, Ángel Guzmán y Jennifer Mendoza exploran soluciones innovadoras para proteger a la ciudad frente a los sismos. Su proyecto de estructuras auxéticas reforzadas con alambre galvanizado y filamento PLA busca crear edificaciones más resistentes ante los desastres naturales, aplicando principios poco estudiados en el país.

Cada uno, desde su especialidad, aporta a un mismo sueño: hacer de Guayaquil una ciudad más segura, inclusiva y sostenible. Estos jóvenes demuestran que la curiosidad y el compromiso pueden construir el futuro.

Miguel Vergara: soluciones urbanas frente a las inundaciones

Miguel Vergara, estudiante de Ingeniería Civil de 22 años, tiene claro su propósito: ayudar a Guayaquil desde la innovación. Su primer proyecto es el desarrollo de concreto permeable, un material que permite el paso del agua, ideal para reducir inundaciones y encharcamientos que cada invierno colapsan la ciudad. 

La juventud tiene tiempo y creatividad. A veces no lo sabemos, pero basta con hablar con un profesor, buscar un tutor, y empezar. La curiosidad puede cambiar la sociedad.

Miguel Vergara

Estudiante de Ingeniería Civil

Este concreto, que elimina casi por completo el uso de arena, puede aplicarse en aceras, parqueos y pasos peatonales. “No es solo el material, es parte de un sistema que debe planificarse”, explica Miguel, quien destaca su potencial como solución sostenible si se complementa con sistemas de drenaje adecuados.

Pero su compromiso no queda ahí. También trabaja en un mortero fluido ecológico que no requiere vibración para su colocación, facilitando su uso en obras civiles y reduciendo el impacto ambiental. 

En este proyecto, su equipo sustituye componentes contaminantes por fibras naturales y materiales reciclados, promoviendo una construcción más sostenible desde la base misma de los materiales.

Miguel vergara
El proyecto de Miguel sobre el concreto permeable busca resolver el problema de las inundaciones en la ciudadexpreso

Para Miguel, la clave está en atreverse. “La juventud tiene tiempo y creatividad. Hay que empezar”, afirma. Sus investigaciones, desarrolladas bajo presión en competencias académicas, reflejan una visión clara: aplicar el conocimiento no solo para innovar, sino para mejorar la calidad de vida en su ciudad.

Giancarlo Ortiz: Tecnología con corazón para mascotas perdidas

Giancarlo Ortiz, de 24 años, sabe que perder una mascota es perder un miembro de la familia. Por eso, este estudiante de Ingeniería en Computación de la Espol decidió poner la tecnología al servicio de esa causa que toca su corazón. Así nació EspawFinder, una plataforma digital que centraliza la búsqueda y adopción de animales.

Emprender siendo joven es un camino de aprendizaje constante: de fallar se aprende. Lo importante es empezar. Cada pasito cuenta, y si lo haces con propósito, el impacto es real.

Giancarlo Ortiz

Estudiante de Ingeniería en Computación

“Cuando alguien pierde una mascota, lo primero que hace es publicar en redes sociales, pero esas publicaciones se pierden entre tantas otras”, explica Giancarlo, quien convirtió ese problema en su principal motivación.

EspawFinder funciona como una red social especializada: los usuarios crean perfiles, suben fotos, describen las características del animal y establecen un contacto seguro. 

“La parte más difícil fue la recolección de datos. Cada mascota es única, y cada persona necesita una forma segura de comunicarse”, cuenta.

Giancarlo Ortiz
Giancarlo espera no solo ayudar a los animales, sino crear una comunidad de apoyo mutuoexpreso

Su plataforma es sencilla: “cuando entras verás varias secciones separadas por: mascotas adoptadas, perdidas, encontradas y las que buscan un hogar”. Y publicar es fácil, solo basta llenar un formulario.

Más allá del código y las pantallas, Giancarlo quiere formar una comunidad con propósito.

Ángel Guzmán y Jennifer Mendoza: Estructuras que resisten lo inesperado

Algo que le diría a quienes recién empiezan es que lo hagan... Siempre se puede encontrar algo que les interese. Si no lo quieren hacer solos, busquen ayuda, siempre va a haber alguien que también esté interesado.

Ángel Guzmán

Estudiante de Ingeniería Civil

Desde el corazón de Guayaquil, Ángel Guzmán y Jennifer Mendoza -estudiantes de Ingeniería Civil de 21 y 22 años respectivamente- decidieron enfrentar un reto que, aunque suena complejo, puede salvar vidas: diseñar estructuras que resistan mejor los sismos. 

Su proyecto combina innovación y sensibilidad social, al aplicar refuerzos de alambre galvanizado y filamento PLA, un material termoplástico biodegradable, a estructuras auxéticas.

Las estructuras auxéticas no se comportan como las convencionales. “Una estructura auxética se comporta al revés de lo convencional”, explican. “Cuando se estiran, se expanden; cuando se comprimen, se contraen. Lo contrario a lo que normalmente hace un material”. 

Esta propiedad podría marcar una diferencia en edificaciones que deben resistir fuerzas sísmicas, ya que permite distribuir el impacto de manera más eficiente.

Ángel Guzmán y Jennifer Mendoza
Jennifer y Ángel esperan lograr mejorar en los cimientos de los edificios para que tengan mayor resistencia sísmicaexpreso

Aunque su investigación nace desde el aula, no es difícil pensar que eventos como el terremoto de 2016, ocurrido cuando ambos eran adolescentes, hayan dejado una huella en su manera de ver la ingeniería. Las imágenes de construcciones colapsadas y comunidades enteras afectadas siguen vivas en la memoria colectiva, y probablemente sembraron en muchos jóvenes la inquietud de construir un país más seguro. Tal vez no lo mencionen directamente, pero su proyecto encarna una respuesta concreta frente a escenarios que han sacudido a la ciudad y al país.

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El compromiso con la resistencia estructural no es solo técnico, también es emocional: nace del deseo de que nadie más pase por el dolor de perderlo todo tras un sismo.

El proyecto nació con el acompañamiento de sus tutores, los ingenieros Natividad y David Valverde, y ha significado un camino de descubrimiento constante. “Aunque hay información sobre estructuras auxéticas, los estudios sobre refuerzos con alambre son escasos. Estamos explorando terreno nuevo”, comentan.

A nivel personal, ambos coinciden en que la investigación ha sido desafiante pero enriquecedora. “Yo ahora me desafío a mí mismo. Vale la pena”, confiesa Ángel. Jennifer agrega: “Desde primer semestre hay que involucrarse. Investigar requiere leer, estudiar autores, y llevar todo eso a la práctica”.

Su historia demuestra que la ingeniería no solo se mide en planos y cálculos, sino también en el compromiso con un futuro más seguro para todos.

Estos jóvenes no solo estudian ciencia y tecnología: la viven, la aplican y la convierten en herramienta de cambio. Desde Guayaquil, sus proyectos recuerdan que la innovación no está en los grandes laboratorios, sino en las ideas que nacen con propósito y se desarrollan con pasión. En un país donde la investigación aún lucha por espacio, ellos ya están construyendo el futuro.

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