
Estudiante ecuatoriano crea biomaterial ecológico con arroz y hongos
Juan Cruz, alumno del COPOL, desarrolla un material biodegradable como alternativa al plástico desde su proyecto escolar
En una época en la que los desafíos medioambientales exigen respuestas urgentes, un estudiante guayaquileño se abre paso entre la teoría y la acción. Juan Francisco Cruz Paredes, alumno de primero de Bachillerato de la Unidad Educativa Particular Politécnico COPOL, ha creado un biomaterial a partir de cascarilla de arroz y micelio de hongos, con el objetivo de sustituir plásticos y espumas sintéticas por una alternativa ecológica, biodegradable y accesible.
Un proyecto personal de carácter científico
Este desarrollo no es producto de un experimento improvisado, sino parte del Proyecto Personal del Programa de los Años Intermedios (PAI), perteneciente al Bachillerato Internacional (IB), donde los jóvenes deben aplicar lo aprendido en años anteriores a una investigación con impacto real.
“El Proyecto Personal es una maravillosa oportunidad para que los estudiantes creen algo que nazca desde su propio interés”, explica Silvia Loja Crespo, docente de Ciencias Naturales PAI y coordinadora del programa.
“A través de este proceso aplican enfoques de aprendizaje, desarrollan habilidades de investigación, planificación, pensamiento crítico y comunicación. El informe de 15 páginas que elaboran refleja todo ese camino. Pero lo más valioso es que lo hacen desde su pasión, y eso cambia completamente su forma de aprender”.
La ciencia aplicada desde casa y en la vida
En el caso de Juan Francisco, su pasión por la ciencia y el medioambiente nació en casa, influenciado por su madre, quien también trabaja en COPOL y lo introdujo a conceptos de sostenibilidad desde niño.
Con voz pausada pero firme, Juan Francisco cuenta que su objetivo va más allá de aprobar una materia: “Quiero que este biomaterial se pueda reproducir fácilmente para reemplazar objetos de plástico en la vida diaria, como macetas o paneles acústicos. Me emociona que otras personas también puedan aprender a hacerlo y aplicarlo”.
El proceso, según explica, involucra la recolección de la cascarilla de arroz, normalmente descartada como residuo agrícola, y su combinación con micelio de hongos, cultivado bajo condiciones controladas. El resultado: un material moldeable, resistente y, sobre todo, amigable con el planeta.

Pero el proyecto, respaldado por la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL), no se detiene en el laboratorio. Juan Francisco es también músico, y ha encontrado en este biomaterial una solución concreta para insonorizar el espacio donde practica piano.
Conexión con otras asignaturas
Esta conexión entre ciencia y arte refleja la transversalidad de su propuesta, algo que su tutor, el Wiltón Vélez, docente de Matemática PAI, valora especialmente: “Este tipo de proyectos demuestran que los estudiantes pueden unir distintas áreas del conocimiento para resolver problemas reales.
Juan Francisco ha mostrado un compromiso ejemplar desde el inicio, no solo en la investigación, sino en la planificación y ejecución del proyecto. Él está haciendo ciencia aplicada desde la escuela”.
Según Vélez, el acompañamiento docente es clave. “Trabajamos con ellos desde décimo, donde comienzan a perfilar sus intereses. Luego, en primero de Bachillerato, cuentan con una hora semanal dedicada exclusivamente a este proyecto. Allí los guiamos, los desafiamos a que vayan más allá del mínimo y les ayudamos a construir algo sólido y significativo”.
COPOL, además, ha puesto a disposición de los estudiantes sus laboratorios, asesorías especializadas y espacios de práctica, así como sinergias con el Club de Robótica, del cual Juan Francisco también es miembro activo.