
Liga de Quito ganó perdiendo: el club ecuatoriano más importante a nivel continental
Análisis de Esteban Ávila | La U, bajo la directiva de Isaac Álvarez, reafirmó en esta campaña su poderío internacional
El 8 de enero de 2024 se realizó la asamblea ordinaria de socios de Liga Deportiva Universitaria. Pese a haber obtenido la Copa Sudamericana y el título nacional del año anterior, el clima no estaba para festejos.
La reunión tenía un punto delicado y serio: la decisión de extender o no el mandato de la Comisión de Fútbol, encargada de manejar esa actividad en nombre de Liga de Quito.
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La realidad dicta que la Comisión empezó a desmoronarse el 17 de agosto de 2021, día del fallecimiento de Rodrigo Paz, hombre cuya autoridad moral, administrativa y económica sostenía el vínculo con el club desde 1997. Sin él, a la vista está, todo cambió.
La presencia de su hijo Esteban al frente del equipo —y los títulos logrados— no convenció a la mayoría de los socios para extender el mandato. Así, el 31 de enero de 2024, tras 27 años de trabajo, la Comisión de Fútbol cesó en sus funciones y debió entregarlas al Club Liga Deportiva Universitaria.
La salida fue traumática, sobre todo por el tema económico. Según el acuerdo inicial de 1997, la Comisión debía entregar el equipo al club sin pasivos. El informe presentado a la asamblea reflejaba que el fútbol había generado una deuda histórica de 30 millones de dólares, incluyendo acreencias con el SRI y el IESS. Esa deuda queda a nombre de Liga de Quito.
La crisis económica y la figura de Isaac Álvarez

Isaac Álvarez preside el club desde 2023. Llegó como la opción oficial para mantener dentro a la Comisión, pero en el camino se distanció de Esteban Paz y su equipo. Las grietas fueron insalvables, pese a que Álvarez había sido hombre de confianza de Rodrigo Paz, quien lo llamaba “Doctor Maratón” por su afición al atletismo.
La crisis económica, generada por la pandemia y la disminución de ingresos a partir de 2020, fue subsanada con intervención personal de Álvarez, empresario del ramo de la importación de equipos médicos. Él ha garantizado —incluso con su patrimonio— recursos que Liga necesitaba no solo para buscar éxitos deportivos, sino incluso para sobrevivir.
Álvarez emprendió así el 2024, año complicado para los albos por la aparición de múltiples compromisos, empezando por demandas que funcionarios de la Comisión radicaron ante lo que consideraron despido intempestivo. Uno de los reclamos, el de Diego Castro (hoy parte de LigaPro), ascendió a 233 mil dólares, de los cuales el poder judicial le reconoció 49 mil.
Antonio Valencia, quien volvió al fútbol ecuatoriano para jugar en Liga de Quito en 2019, es otro de los acreedores. Su llegada, según la Comisión de Fútbol de entonces, estaba pagada “por un auspiciante”. Sin embargo, Valencia nunca cobró. En junio de este año, el internacional ecuatoriano llegó a un acuerdo de pago con la directiva de Álvarez.
Libertadores, ingresos y un nuevo rumbo deportivo

Liga capeó 2024 y obtuvo el bicampeonato de LigaPro. En lo deportivo, la apuesta por la conducción técnica del español Josep Alcácer no funcionó y fue reemplazado por Pablo Sánchez, quien logró el título respaldado por el rendimiento de jugadores como el paraguayo Álex Arce o el boliviano Gabriel Villamil, comprados como inversión a futuro.
El 2025 arrancó con un déficit operativo anual cercano a los 4,5 millones de dólares. La esperanza para salvar el año económico era vender jugadores y alcanzar, como mínimo, los octavos de final de la Copa Libertadores. Arce volvió a su club de origen, Independiente Rivadavia de Argentina, por 3 millones, lo que representó una ganancia del 30 % respecto a lo que Liga invirtió.
Por jugar y ganar el grupo, LDU embolsó 3,99 millones. Los octavos de final plantearon el desafío deportivo de enfrentar a Botafogo, campeón vigente de la Copa. El equipo, ya dirigido por el brasileño Thiago Nunes, superó sin mayor dificultad la etapa y sumó 1,2 millones a sus arcas.
Nunes llegó a Liga de la mano de Diego Herrera, hombre de la cantera de Liga y empresario de jugadores, cuyo nombre estaba vetado por la Comisión de Paz, que trabajaba casi en exclusiva con el argentino Gustavo Lescovich para incorporar futbolistas y técnicos. Álvarez seguía marcando diferencias con su antecesor.
Los cuartos de final y la semifinal —donde midió a los también brasileños Sao Paulo y Palmeiras, respectivamente— inyectaron un total de 4 millones a la institución. Liga recibió, en total por su paso por la Libertadores, 9,2 millones como premio a su éxito, sin contar taquillas ni otros ingresos publicitarios.
En medio del dolor de la derrota, de haber perdido esa final que parecía casi consumada tras ganar 3-0 en Quito a Palmeiras, Liga cierra el 2025 peleando por volver a la fase de grupos de la Libertadores (lo que asegura al menos 3 millones para 2026) y tiene al frente también la Copa Ecuador como opción para dar una vuelta olímpica.
Liga Deportiva Universitaria encontró en el cambio de estilo en el timón y en el fin de una era la luz para enfrentar la crisis económica y, además, refrescar su condición de mejor representante internacional del fútbol ecuatoriano, misma que no queda afectada tras haber caído en la semifinal de esta edición de la Libertadores.
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