
Amenazas y arreglos de partidos en Ecuador: un cáncer que se expandió
Amenazas, jugadores expulsados y denuncias de amaños revelan la crisis del fútbol ecuatoriano
El asesinato de Jonathan González, tras haber recibido amenazas vinculadas al arreglo de partidos, no es el único hecho que esta semana golpea al fútbol ecuatoriano, sino que pone en evidencia lo que “a la interna” todos los actores ya conocían: un sistema del que pocos o nadie se atreve a hablar, que pero es una realidad ya instalada en la actividad local.
En El Nacional, según reveló una fuente del club que prefirió reservar su identidad, el tema acecha desde hace meses. Todo estalló el domingo 21 de septiembre, cuando el equipo perdió por 4-0 ante Emelec. La dirigencia acabó confrontando al arquero David Cabezas y al defensa Anthony Bedoya, por una supuesta participación en arreglos de partidos.
Según la fuente citada, la noche del martes 23 los futbolistas no lo negaron y aseguraron estar recibiendo fuertes amenazas. Pese a ello, el club decidió no creer al cien por ciento en la versión de los futbolistas sobre las supuestas presiones de mafias externas y prefirió anuncia que los sacaba definitivamente de la institución. Antes de anunciarlo, los Puros Criollos hicieron los trámites para el finiquito, incluyendo la denuncia formal ante la Liga Pro para evitar futuras sanciones al club, que sí se aplicarían a los jugadores.
Q.E.P.D Jonathan "Speedy" González 🕊 pic.twitter.com/9AVjT1rGYG
— Somos Olimpia™ (@SomosOlimpia) September 20, 2025
Un mal recurrente
Según se pudo conocer no es la primera vez que se detectan jugadas inusuales, lo cual levantó sospechas. Se analizaron otros partidos de esta temporada, entre ellos los disputados ante Orense y Libertad. A eso se sumó el hecho denunciado por el presidente Marco Pazos, en mayo de 2024, de que lo visitaron en su oficina para ofrecerle arreglo de partidos del club.
De mantenerse en firme la medida, es la segunda vez que un equipo excluye jugadores por temas relacionados a manipulación de resultados. El primero fue Libertad en 2023, cuando dejó fuera de su plantilla a Jordan Chillambo y Milton Bolaños.
De acuerdo con el dirigente Marlon Granda en ese entonces, se trató de una investigación interna del club y los jugadores admitieron los hechos. Más tarde, la defensa de Bolaños sostuvo que no existía ninguna prueba documental para la sanción de dos años que recibió el jugador y su compañero.
‘La cura’ no es suficiente

En el caso donde ya hubo sanción, fue la Liga Pro la que tomó medidas: para el club se le restaron 4 puntos menos y 25.000 dólares de multa; mientras que al jugador, solo Bolaños recibió dos años de suspensión, ya que a Chillambo no se le encontraron elementos que lo impliquen.
Lo preocupante es que fuera de ese caso específico, existen denuncias vía medios o redes sociales que en las últimas temporadas se han ido multiplicando, pero que por tener esa informalidad se han quedado en el olvido. El propio Anthony Bedoya, por ejemplo, cuando jugaba en Deportivo Cuenca, aseguró en un video En Vivo, desde su cuenta de Instagram, que había recibido un ofrecimiento de dinero durante un partido ante Emelec. Según dijo, en la misma cancha un rival le pidió que lo dejara ganar el cotejo a cambio de 5.000 dólares. Pero nada se hizo, ni investigaron, ni se sancionó.
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LigaPro, sin detalles

Desde la Liga Pro existe una investigación sobre algunos casos, puntualmente en la Serie B. El mismo Miguel Ángel Loor, presidente del organismo, dio a conocer a finales de 2024 que había una indagación en curso, después de que un medio digital mexicano difundiera un video de jugadores de Chacarita siendo supuestamente amenazados. El dirigente dijo que conocía del hecho y que lo estaban investigando desde ocho meses atrás.
El director de integridad de la Liga Pro, Gabriel Drouet, indicó a Diario EXPRESO que “por normativa propia del proceso disciplinario” no se puede entregar ningún detalle; ni informe, ni resultados de la investigación, ni plazo para conocer sanciones.
Sin embargo, según pudo conocer este diario, el informe detalla alertas de jugadas sospechosas que son reportadas a la Liga Pro por medio de Stats Perform, un software que recoge datos de rendimiento de los jugadores. El sistema específicamente avisa de jugadas inusuales y sobre algunas de ellas se han solicitado versiones a los clubes.
Dicho esto, son cinco partidos los que reflejaron alto grado de sospecha, de ahí han sido llevado a investigaciones más amplias y que tendrán sanciones por parte del Tribunal Disciplinario de la Liga Pro, órgano que se maneja de manera independiente por el centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Guayaquil.
Pero a decir, de la fuente consultada en el entorno de la Liga Pro, el informe da cuenta de otros encuentros, pero han sido sólo cinco de los que se pudo ampliar los elementos para un proceso disciplinario.
Futbolistas están desprotegidos

Para el exfutbolista Franklin Salas, el problema de la inserción de las mafias en las apuestas deportivas se agudizó en Ecuador después de la pandemia. “Muchos equipos no pagaban y a los jugadores les bajaron los sueldos a la mitad. Si en los equipos grandes se recortaron altos porcentajes, en otros más pequeños casi los dejaron limpios. Entonces llega esta necesidad de los jugadores de querer generar más ingresos”, precisó.
A decir de Salas, en el mundo del fútbol todos saben lo que pasa y conocen sobre ofrecimientos o amenazas: “Son dos caminos: o los jugadores acceden de buena manera o la otra es por el lado de la violencia, cuando te llaman con amenazas a tu familia. Hay que ser claros, si un grupo de mafiosos o un cártel necesita algo no te lo va a pedir, si necesitan que en un partido te hagan dos goles, el jugador no puede oponerse”, acotó.
El Mago recalca que “es evidente que también en la Serie A esto está manchado. Pero es más complicado denunciar porque se cuida la imagen”. Para el ahora comentarista de radio, “esto comenzó como un cáncer en la Segunda Categoría y se volvió metástasis hasta la Liga Pro. Es así, está todo manchado”.
Salas agrega que en el más reciente caso, la medida de El Nacional de excluir a sus jugadores solo termina reforzando la sensación de desprotección que viven hoy en día los futbolistas. Cuestiona el tipo de respaldo o la confianza que pueden tener los miembros de un equipo para denunciar estos hechos, si de por medio existe la posibilidad de perder su trabajo.
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