
Colada morada: la ciencia revela sus beneficios antioxidantes y propiedades curativas
Un estudio de la UTPL y PUCE Manabí identifica propiedades biológicas en la colada morada que fortalecen su valor nutricional
El Día de los Difuntos, celebrado cada 2 de noviembre en Ecuador y gran parte de América Latina, representa un espacio de sincretismo entre las antiguas tradiciones indígenas de honrar a los ancestros y las influencias de la colonización. En ese contexto, la comida y la bebida adquieren un papel ritual. Durante esa jornada, es común ver en los cementerios a familias que comparten con sus difuntos los alimentos que más les gustaban, mientras beben la tradicional colada morada.
Pero esta bebida no solo es símbolo de identidad. Según el estudio liderado por Juan Carlos Romero Benavides de la Universidad Técnica Particular de Loja, en conjunto con la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, sede Manabí, “la colada morada es un reflejo de la riqueza biocultural del Ecuador”, pues combina ingredientes andinos y amazónicos, y “constituye además una fuente rica de beneficios para la salud”.
Los resultados, publicados en el Journal of Agriculture and Food Research, revelan que la bebida más emblemática de noviembre tiene un valor nutricional y medicinal que va más allá de su papel ritual.
La ciencia detrás del color y el sabor
El estudio explica que “la riqueza cromática de la colada morada, con sus tonos púrpura y rojizos, además de ser atractiva para la vista, es una señal de una alta complejidad química”.
Esta complejidad se debe a la presencia de compuestos bioactivos como los ácidos fenólicos, las antocianinas, los flavonoides, los terpenoides y las enzimas proteolíticas, que, de acuerdo con la investigación, “revelan sus profundos beneficios antioxidantes, antiinflamatorios y antimicrobianos”.
Romero y su equipo señalan que el estudio de estos compuestos permite entender cómo una receta tradicional puede convertirse en una alternativa funcional: “La colada morada no solo guarda historia y simbolismo, también guarda ciencia”, se destaca.
Mora y mortiño: guardianes naturales
Entre los ingredientes estudiados, la mora de Castilla (Rubus glaucus) ocupa un lugar especial. El informe describe que “revela una concentración notable de antocianinas y otros compuestos fenólicos”, lo que confirma su “actividad antioxidante y antimicrobiana”, además de la presencia de ácido elágico y elagitaninos, reconocidos por sus efectos hepatoprotectores.
Sobre el mortiño (Vaccinium floribundum), el estudio señala que este fruto silvestre “constituye una fuente excepcional de antocianinas y polifenoles” y que sus compuestos “demuestran actividad antioxidante y antimicrobiana contra diversas bacterias”.
Uno de los hallazgos más interesantes es que “su perfil fitoquímico varía significativamente con la altitud y el grado de madurez, lo cual posibilita optimizar la producción de compuestos bioactivos de interés”.
El babaco y la naranjilla: enzimas con poder curativo
Otro de los aportes del trabajo científico es la caracterización del babaco (Vasconcellea x pentagona), que “sobresale por su elevado contenido de enzimas proteolíticas, específicamente cisteína proteinasas, cuya actividad supera a las de la papaya”.
El estudio precisa que “estas enzimas son útiles como ayuda digestiva y poseen aplicaciones antiinflamatorias”. Además, “sus semillas contienen lectinas con propiedades anticoagulantes y antimicrobianas”.
En cuanto a la naranjilla (Solanum quitoense), los investigadores destacan que su interés radica en los “glicoalcaloides, cuya investigación se centra en el control de plagas gracias a su actividad anticolinesterásica”. Añaden que “sus extractos apolares pueden inhibir el crecimiento de ciertas bacterias patógenas”, mientras los acilinósidos le confieren “propiedades defensivas naturales”.
El ataco: color, vida y nutrición
El ataco (Amaranthus hybridus) es uno de los ingredientes más simbólicos dentro de la receta. “Además de su uso ritual en la colada morada, donde su color rojo sangre simboliza la vida”, el estudio enfatiza que “esta especie es un pilar nutricional en numerosas comunidades andinas”.
Contiene proteínas, vitaminas y minerales esenciales, además de betalaínas, los pigmentos responsables de su tonalidad característica, que “manifiestan efectos antioxidantes y antimicrobianos”.
Según los investigadores, el ataco refleja el vínculo entre la espiritualidad y la alimentación: “Cada color en la colada tiene un sentido. El rojo no solo representa sangre, sino la energía que conecta lo humano con lo divino”.
El arrayán y el cedrón: aromas con función terapéutica
Aunque menos estudiados, el arrayán (Myrcianthes fragrans) y el cedrón (Aloysia citrodora) aportan valor a la bebida por sus aceites esenciales y fragancias curativas. Sobre el arrayán, la publicación indica que “se distingue por su aceite esencial, que presenta efectos citotóxicos en células tumorales y propiedades antibacterianas”.
Además, “representa una promesa como insecticida natural en aplicaciones agrícolas”. El cedrón, en cambio, aporta frescura y armonía al conjunto, además de su acción calmante tradicional en infusiones.“La colada morada es una fusión perfecta entre sabor, salud y cultura”, resume el estudio, que resalta la importancia de preservar estas recetas como patrimonio vivo y recurso científico.