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Más allá de la interacción y el café, la adopción es el objetivo principal de estos espacios.Cortesía

En Quito, los 'cat cafés' y espacios para pet lovers se multiplican

Los restaurantes que permiten a los comensales compartir con gatos en adopción, suman adeptos por toda la capital

El aroma a café recién hecho se mezcla con un murmullo suave de pasos felinos sobre el piso de madera. Junto a las mesas y sillones, ubicados en su propio ‘salón’, más de treinta gatos observan a los visitantes con ojos atentos. Algunos se acercan a las ventanas para recibir caricias de los comensales, que los miran embelesados; otros prefieren un rincón cálido para descansar. La luz del sol atraviesa los ventanales, dibujando siluetas en sus cuerpos ágiles y recordando que, en este lugar, la rutina humana se encuentra con la calma felina.

Y es que, cada mañana, Maneki, al norte de la capital, se convierte en un espacio de contemplación y juego. Los visitantes se acomodan con sus bebidas mientras los gatos recorren el lugar. Sofía Jaramillo, fundadora del café, explica que la idea de abrirlo surgió como una apuesta para sostener su trabajo como rescatista, aunque nunca imaginó la acogida que tendrían de parte de los quiteños. “Los gatos se han convertido en el animal doméstico más popular del mundo, pero pese a eso, no esperábamos la acogida que hemos tenido, o la cantidad de gente que llega a visitarnos cada semana”, cuenta risueña.

En el lugar, los visitantes disfrutan de platos decorados con motivos inspirados en gatos: tazas con caritas y huellitas pintadas, milkshakes coronados con adorables figuras de chocolate y pizzas con simpáticos rostros felinos. Jaramillo y su equipo implementan opciones especiales para fechas festivas, como los ‘gatos de pan’ durante el feriado de difuntos, y organizan talleres, cursos y eventos mensuales.

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Si bien muchos de los comensales llegaron por curiosidad, la gran mayoría continúa regresando. “Hay familias que vienen con sus hijos, parejas, amantes de los animales, y también gente que, aunque quizás no pueda tener un gato en casa, quiere tener su compañía”, señala Jaramillo. 

Desde su apertura, el establecimiento ha facilitado más de 700 adopciones, incluyendo animales con discapacidades.

Esta acogida no solo se vive en Maneki. En la capital actualmente existen seis cat cafés o cafés para mascotas, ubicados en el norte de la ciudad, el Centro Histórico, La Mariscal y Cumbayá, donde los visitantes pueden disfrutar de la compañía de los felinos mientras apoyan la adopción y el rescate animal.

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Las cafeterías especializadas permiten a los visitantes convivir con gatos rescatados, celebrar los cumpleaños de sus mascotasCortesía

Una tendencia mundial

La idea de los cafés con gatos comenzó en Asia, específicamente en Taiwán en 1998, con el Cat Flower Garden, que permitía a los visitantes pagar por horas para compartir con los felinos. La propuesta se popularizó rápidamente en Japón y, posteriormente, se expandió a Europa y América. El primer cat café europeo fue el Café Neko en Viena, inaugurado en 2012, seguido por Le Café des Chats en París y La Gatoteca en Madrid, que además funciona como sede de ABRIGA, una ONG dedicada a la adopción.

En Quito, el primer espacio en abrir sus puertas fue Gatorium, inaugurado en febrero de 2020, antes de la pandemia. “Al inicio era un trabajo de voluntariado, solo buscábamos ayudar a los gatos y generar conciencia sobre ellos. Ahora mantenemos un pequeño equipo que hace posible que el café funcione y que los animales tengan atención profesional”, explica Paúl Aguilar, fundador del lugar.

El local, ubicado en La Floresta, ofrece alimentación, esterilización y rescate de gatos, así como terapias de cat-yoga y eventos como conciertos acústicos. También, señala su fundador, buscan brindar una experiencia educativa a los visitantes. “El cat café le da a la gente la satisfacción de conocer a los animales desde otra perspectiva y en un espacio donde puedes pasar mejor. Hay un ambiente calmado, donde se comparte respeto”, dice.

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El menú se ha mantenido desde su apertura: pizza, café y cocteles son los platos más pedidos. “Ofrecemos menús simples y ricos, con ingredientes frescos. Tenemos claro que la oferta es pequeña porque es lo que podemos manejar, pero también porque la gente, más que por la comida, viene por los gatos”, añade Aguilar.

De Santo Domingo a la capital

A la creciente oferta de espacios para ‘cat lovers’ se suma Catfé Art, ubicado en la Mariscal Foch y Amazonas. Allí, Andrés Limaco combina sus dos pasiones: los gatos y la gastronomía. Originario de Santo Domingo de los Tsáchilas, el emprendedor inauguró su propuesta en su ciudad natal para trasladarla a Quito al año siguiente.

Lo acompañan Pantro y Tigro, sus gatos rescatados, para quienes originalmente creó el espacio. “Me gustan mucho los sitios pet friendly y quería un lugar donde se pudiera concientizar a través de la cercanía a los gatos, porque aún hay muchos mitos por romper”, cuenta. El lugar también se ha convertido en un espacio cultural, donde semana a semana se llevan a cabo conciertos y recitales de poesía.

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En Quito también surgieron espacios enfocados en perros y gatos, con un concepto de prioridad para las mascotas, como Malike CoffeeCortesía

Lo 'human friendly'

Mientras los cat cafés tradicionales han ganado popularidad, en Quito también surgieron espacios enfocados en perros y gatos, con un concepto de prioridad para las mascotas. Malike Coffee, inaugurado en mayo, es el primero en esta línea. 

Sus fundadores, Jefferson Correa y Yelimar Hernández, explican: “Muchos de los lugares que se dicen ‘pet friendly’, solo aceptan que ingresen mascotas y máximo les ponen una bandeja con agua en el piso. Aquí no. Aquí las mascotas son los clientes. Los muebles están adaptados para ellos, el plato se puede servir en la mesa”. Además, destacan la atención a la alimentación y el bienestar animal: “Especialistas nos han ayudado a crear opciones de platos saludables para las mascotas. Son aptas para perritos y gatitos, o incluso si alguien viene con un mini pig”, comenta Hernández. 

Desde su reciente incursión en el mercado, no solo han sumado visitas, sino que también se han convertido en el espacio predilecto para festejar los momentos especiales de las mascotas, sobre todo los cumpleaños.

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En busca de hogar

Pero más allá de la interacción y el café, la adopción es el objetivo principal de estos espacios. Sofía Jaramillo enfatiza que Maneki aboga por la educación y el cuidado responsable: “Nos aseguramos de que los adoptantes comprendan los cuidados necesarios y rompemos mitos sobre los gatos, como que transmiten enfermedades o que deben estar afuera de la casa”.

En Malike Coffee, la adopción también forma parte de la filosofía del lugar. Hernández explica que los clientes reciben información sobre cuidado y nutrición antes de llevar a sus mascotas a casa: “Queremos que las familias adopten con conciencia y que sepan cómo ofrecer una vida digna a su nuevo compañero”.

Gatorium, por su parte, combina la adopción con el rescate. “El proceso no es solo entregar un gato, sino asegurarnos de que va a un hogar donde será cuidado. Hasta ahora, estamos orgullosos de decir que el porcentaje de devoluciones es de cero”, señala Aguilar.

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