Academia videojuegos
Con programas académicos en animación digital y producción de videojuegos, la academia busca que Ecuador deje de ser solo consumidor y se convierta en productor.Canva

Ecuador se conecta al boom gamer: la UCSG lidera la formación de talento digital

La universidad forma profesionales capaces de unir arte, tecnología y desarrollo en un sector que ya supera al cine

Cuando un joven enciende su consola o su PC para sumergirse en un mundo virtual, difícilmente imagina que está siendo parte de una industria que genera más dinero que el cine y la música juntos. La experiencia que vive no se limita al entretenimiento; detrás de cada videojuego existe un engranaje que combina tecnología, arte y creatividad, capaz de generar miles de empleos y transformar la cultura contemporánea.

A nivel mundial, la industria de los videojuegos mueve cerca de 250.000 millones de dólares, y las proyecciones apuntan a que superará los 600.000 millones en 2034, según estudios universitarios. Este crecimiento se sostiene en innovaciones como la realidad aumentada, la realidad virtual y el auge del cloud gaming. 

Además, regiones como Asia-Pacífico concentran gran parte de la expansión, consolidando a los videojuegos como uno de los sectores más dinámicos de la economía digital. Solo en este 2025, el mercado crecerá un 4,6%, un ritmo que se mantiene estable en relación con la inflación mundial.

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Un fenómeno que llegó a la universidad

Pero los videojuegos no son únicamente cifras. También son un fenómeno cultural. Así lo explica Víctor Hugo Moreno, director de las Carreras de Animación Digital y Producción de Videojuegos en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG)

“Los videojuegos son una manifestación cultural tan poderosa como el cine o la literatura, porque transmiten historias, valores y experiencias que marcan a generaciones enteras. Además, generan un ecosistema económico que va desde el desarrollo tecnológico hasta la creación artística, donde confluyen programadores, diseñadores, músicos y guionistas”, afirma.

Esta visión resalta el impacto social de los videojuegos, pues no solo entretienen: también educan, transmiten narrativas e influyen en la forma en que distintas generaciones entienden el mundo. Aunque en Ecuador el mercado todavía es pequeño, las proyecciones son alentadoras. Para 2025, se espera que alcance 3,05 millones de dólares en ingresos, con predominio de los videojuegos multijugador en línea y de consola

De consumidores a creadores de contenido

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Estas cifras muestran un camino en ascenso para una década marcada por mayor dinamismo. El experto de la UCSG señala que el gran desafío está en dejar de ser solo consumidores y convertirse en productores con proyección internacional. “Estamos preparando a los estudiantes para que entiendan que no se trata solo de diseñar un juego, sino de proyectar un producto cultural con alcance internacional. Queremos que nuestros futuros profesionales vean los videojuegos como un puente entre el arte, la tecnología y el desarrollo económico”, alega. 

Con el 43% de los ecuatorianos identificados como gamers, el potencial es evidente. La tarea, según Moreno, consiste en mirar más allá del joystick y entender que cada partida representa una puerta hacia el futuro cultural y económico del planeta.

Esto abre un espacio para que universidades, estudios independientes y políticas públicas se articulen, fomentando la formación de talento creativo y tecnológico que permita que Ecuador se inserte en un mercado global cada vez más competitivo.

La industria crece con la formación de estudiantes "gamers"

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Para Anianka Hinojosa, estudiante de Arte y Producción de Videojuegos, el verdadero reto está en entender que los videojuegos no solo representan una oportunidad de negocio, sino también un espacio de construcción cultural. “En Ecuador todavía predomina la visión del videojuego como simple entretenimiento, pero cada vez resulta más evidente que estamos frente a un medio capaz de educar, transmitir valores y abrir nuevas formas de expresión artística”, afirma. Su mirada coincide con el llamado de académicos y desarrolladores a reconocer a esta industria como parte integral de la economía creativa.

Hinojosa sostiene que, si el país logra articular políticas públicas, formación universitaria e inversión privada, podrá transformar su rol de consumidor a productor. “Tenemos talento joven y una población gamer en crecimiento; lo que necesitamos es dar el paso para que Ecuador exporte ideas y creatividad en lugar de solo importar contenidos”, concluye. Con esta visión, la industria de los videojuegos se presenta no solo como una promesa económica, sino como un puente entre innovación, cultura y desarrollo para las próximas generaciones.

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